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La batalla interna por el futuro del PRD: la leyenda de los dos lobos
- 08/02/2023 00:00
- 08/02/2023 00:00
Una tarde de otoño un viejo guerrero Cherokee le pidió a su nieto subir junto él a la cima de uno de los montes más altos de la meseta de Ozark.
Una vez concluyeron el viaje, bajo la luna llena, el viejo maestro empezó a relatar a su nieto una historia que cambiaría el rumbo de su vida.
Te contaré acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas, le comentó el antiguo guerrero.
Y añadió: “Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros”.
“Uno de los lobos representa lo peor que existe dentro de ti. El otro lobo, a pesar de su imperfección y fragilidad, representa lo positivo que puede existir dentro tuyo.
El nieto entendiendo la importancia de esta analogía, meditó callado durante algunos minutos, y luego preguntó a su abuelo:
“¿Qué lobo ganará la batalla?”
A lo que el viejo guerrero le respondió diciendo: “Aquél al que tú decidas alimentar.”
El PRD ha transitado distintas etapas de descomposición de su visión y misión original, sin embargo, durante la última década (desde 2012 a 2022, para ser exactos) se desató una batalla interna entre dos bandos ampliamente diferenciados a nivel ideológico.
El primero, liderado por el ocho veces diputado Benicio Robinson y el segundo, liderado por el hijo de un histórico organizador del torrijismo, el ex diputado de la República, Pedro González.
Durante la década del 2010 hasta las elecciones del último CEN, la lucha interna por el control del PRD se resume en el choque de liderazgos entre Benicio Robinson y Pedro Miguel.
Ambos grupos disputaron el control del CEN del PRD en distintas coyunturas.
Benicio tuvo a su favor la ventaja que le brindan los recursos económicos que él y su grupo aportan para garantizar sus victorias.
González tuvo que enfocarse en convencer a las bases y dirigentes históricos del torrijismo.
Fueron múltiples las victorias que obtuvo Benicio, sobre todo cuando la competencia sobrevino dentro del Directorio Nacional del PRD, conformado por unas trescientas personas.
Fue en 2015, cuando González quien era diputado, en conjunto con otros cinco diputados del PRD, se aliaron con el partido Arnulfista, oficialista en ese entonces, y así lograron dar el primer golpe a Benicio Robinson arrebatándole el control de la directiva del parlamento nacional.
Luego de varias derrotas electorales a lo interno del PRD, el Directorio de ese colectivo estableció el día domingo 30 Octubre del 2016 como fecha para el congreso nacional que serviría de escenario para una batalla épica entre ambos bandos y así definir el futuro del PRD.
Fue en ese congreso de octubre de 2016 donde Pedro Gonzalez logró una decisiva victoria, ante los más de cuatro mil delegados que ejercieron su derecho al voto en esa contienda interna.
González ganó la secretaría general del colectivo y obtuvo una cómoda mayoría, de siete contra tres, en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Es decir, tres miembros del CEN eran parte del grupo de Benicio Robinson y siete eran del grupo de Pedro Miguel, (aunque el tiempo desnudó la realidad: Varios de estos siete no eran líderes de convicción sino de conveniencia y vendieron sus lealtades a mejor postor en un futuro no muy lejano, algo que siempre he relacionado a un error de cálculo de González al no saber constituir un grupo de verdaderos idealistas del torrijismo.
Para entonces Benicio Robinson ya había mostrado que los criterios que orientan su praxis política no son ideológicos.
Primeramente, su alianza con Ricardo Martinelli y su grupo económico; los escándalos de corrupción que ya eran conocidos por “tutti mundi”; y la certeza que existe en la opinión pública de que el liderazgo de Robinson estaba afectando sistemáticamente la imagen del PRD.
Era una batalla entre dos lobos y González, con sus errores y aciertos, había logrado una victoria que brindaba cierta esperanza de que el PRD poco a poco pudiese volver a los caminos del torrijismo histórico.
Entre los principales aciertos de Gonzalez estuvo el ejercicio de participación interna donde convocó a miles de profesionales del PRD, en la elaboración de lo que fue la Visión 2050 del partido.
En ese documento se plantean los ejes de transformación que requiere el país: El tema de la desigualdad producto del modelo transitista de desarrollo económico que concentra la distribución de riqueza dentro del área de tránsito; la descentralización y el desmantelamiento del Estado centralizado como parte esencial de la continuación del proyecto torrijista en el nuevo milenio, las nuevas brechas tecnológicas, brechas de género, retos ambientales, la necesaria reingeniería del sector industrial panameño y la diversificación de la economía, la reforma de la administración pública hacia una gestión por resultados, incluso, se introdujeron temas relacionados a la construcción de una nueva gobernanza basada en los principios de un Estado abierto y participativo.
Como resultado de este ejercicio, el PRD luego de casi veinte años logró consensuar una visión de partido y de país, que otorgaría al torrijismo una beligerancia perdida en la construcción de un Estado moderno, justo, equitativo, participativo y transparente.
Como el papel lo aguanta todo, al menos las ideas que desde esa visión se vertieron, constituían un avance cualitativo para el PRD con respecto al liderazgo de Robinson, quien nunca tuvo la capacidad para establecer una visión del PRD, más allá de ser una herramienta para saciar los apetitos de poder, suyos y de su grupo cercano.
González también decide no correr a ningún cargo de elección. Eso contribuiría a que el PRD no se dividiera hacia las elecciones de 2019, como ocurrió en las elecciones de 2009 y 2014 y le otorgaría al partido un rol institucional: Orientar a los gobiernos de acuerdo a los lineamientos torrijistas de la visión 2050.
Estas fueron las circunstancias en donde aparece el liderazgo del presidente Nito Cortizo, quien ya había sido candidato a presidente y gozaba de buena aceptación en el electorado.
En política no podemos hablar de “buenos y malos”, pero si de éticos y anéticos. La ética puede definirse como una serie de criterios que guían u orientan la acción personal o “conjunto moral de los modos de vida”
La idea de circunstancia (circum-stantia) es definida en el pensamiento de Ortega y Gasset como “las cosas mudas que están en nuestro derredor”.
El concepto “circunstancia” procede del latin “circumstantia” y hace alusión a un accidente de tiempo, lugar, modo… “que está unido a la sustancia de algún hecho o dicho”.
Las circunstancias éticas son aquellas que nos ayudan a comprender el porqué el individuo toma una u otra decisión.
Lo cierto es que cuando Cortizo se solidifica como candidato del PRD a la presidencia, y sobre todo, en el momento en que toma posesión, define a cuál de estos dos lobos desea a alimentar.
Su decisión afectaría el futuro del PRD y del torrijismo.
Desconozco interioridades, pero él podría haber generado una tercera ola de liderazgo, separada de ambos bandos y así proponer un PRD nuevo, al menos en el discurso.
Fueron posiblemente los postulados de la visión 2050 que atentaban contra del proyecto económico neoliberal, (recordemos que Cortizo no surge del PRD, sino del partido Solidaridad, cuyo enunciado ideológico desconozco, pero como dice el refrán, “para muestra un botón”).
O fueron también las posiciones de ese documento contra el proyecto de la minera, y la prioridad que la visión 2050 brinda a la sostenibilidad ambiental y del agua. Recordemos que la minera (¿al parecer?), fue parte del eje de campaña del actual presidente, su vicepresidente y sus amigos políticos cercanos.
En mayo de 2019 el Presidente Cortizo gana las elecciones de forma muy apretada (por aproximadamente 40,000 votos), días después, se realiza una reunión en el hotel Miramar en la avenida Balboa, donde Cortizo debería recibir los enunciados de la visión 2050 para incorporarlos a su plan de gobierno.
Ocurrió todo lo contrario. El Presidente designó un equipo que trabajó en un proyecto de propuesta de gobierno cuya misión primordial fue justamente desmantelar lo establecido en la visión 2050 del partido y así construyeron un plan de gobierno vacío, sin compromiso con las transformaciones sociales, y comprometido con el gatopardismo y el statu quo.
Por consiguiente, el presidente Cortizo, quien nunca ha sido dirigente a lo interno del PRD, se ha dedicado desde el día uno de su gobierno a alimentar el liderazgo de Benicio Robinson para garantizar que sea éste el que conduzca los destinos del PRD, como ocurre hoy en día.
¿Representa Benicio Robinson el estilo de liderazgo que le conviene a Cortizo para mantener su proyecto político a largo plazo, ahora encabezado por su vicepresidente y precandidato a la presidencia Gabriel Carrizo?
Al parecer, en los cálculos del presidente Cortizo, tener cerca a Benicio y dejar que éste siga tomando decisiones fundamentales le conviene a su proyecto y en la decisión, acerca de cuál de los dos lobos alimentar, el presidente, al igual que su vicepresidente, se deciden por Robinson, desechando a los representantes del torrijismo histórico que se habían agrupado en torno a la visión 2050.
Veremos cuál será el desenlace de esta historia, donde por primera vez un PRD verdaderamente dividido y con el enorme desgaste de ser gobierno debe encarar unas elecciones en 2024.
A mi parecer, de ganar el candidato oficialista de la mano de Benicio Robinson y su grupo, obtendrá alrededor del 20% de los votos y constituirá la peor derrota en la historia política de ese partido.