Miles de feligreses celebraron este lunes el Día de los Reyes Magos en Bolivia con la costumbre religiosa de llevar las imágenes del Niño Jesús a los templos...
- 26/07/2012 02:00
- 26/07/2012 02:00
PANAMÁ. En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: ¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largas oraciones. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. (Marcos 12,38-44).
Este es quizás uno de los pasajes bíblicos más conocidos, y a la vez uno de los más interpretado a conveniencia por algunos que toman la Palabra como suya. Pero bien puede entenderse que Jesús enseñaba que esta mujer desamparada dio todo, sin esperar nada, cuando era ella la que debía recibir. Una enseñanza clara que debían tener en cuenta los discípulos, generación tras generación, y por eso se refirió primero a la conducta de los escribas, eruditos, conocedores de las escrituras junto a los fariseos y saduceos. Éstos se aprovechaban de la espiritualidad del pueblo, aumentando su carga sin ningún interés de ayudar, por lo que esas dos moneditas solo obtenían miradas de desprecio.
Igual pasa con la viuda de Sarepta, quien se portó generosa con el profeta Elías, dándole su última comida y la de su hijo. Por eso fue bendecida, solo por hacer el bien, sin mirar a quien (1 Reyes 17,10-16) lo que no significa que se tenga que dar exclusivamente a un llamado “profeta” de la actualidad para ser bendecido, tal como se da a entender hoy día en algunos templos para llenar los canastos de las ofrendas.
La viuda en su ofrenda pudo dar solo una moneda, después de todo ambas no eran mucho. La de Sarepta pudo decir “por qué darle mi comida y la de mi hijo a quien no conozco”. Pero las dos hicieron el bien por su fe, ese es el verdadero valor. De nada serviría entonces dar, diezmo u ofrenda, teniendo en mente que se multiplicará en prosperidad económica.
Al primer correo electrónico para entrevistarlo, el reverendo-apóstol contestó de inmediato y agendó fecha y hora. El día de la cita, sus asistentes esperaban en la entrada del Tabernáculo.
Llegó puntual. Sencillo: saco oscuro rayado –a simple vista bien usado–, corbata sin diseños. Dispuesto a empezar la charla, enseguida tomó lugar en el escritorio de su oficina, un espacio parecido a un salón de clases el cual ocupan también sus asistentes.
Palabras firmes, como su semblante: El diezmo, ofrenda o primicia está en la Biblia, no es una palabra antojadiza. En Números 18, Dios asigna a los creyentes mantener a la iglesia. La iglesia no debe depender del Estado, ni de ningún banco, financiera, ni partido político, sostuvo.
¿Ha obtenido usted riqueza económica a través de esto? –La riqueza más grande que tengo es la satisfacción de servirle a Jehová por más de cuatro décadas y media. – ¿Dónde vive el reverendo Ruiz? – Vivo en Parque Lefevre, con mi esposa y dos hijos Josué y Salomón, en una residencia humilde que compramos hace más de 30 años. ¡No tengo casa de campo, casa de playa, penthouse, ni tampoco fincas! Tengo esta iglesia que atender, no ando detrás del dios dólar como mucha gente anda, por eso mi credibilidad, el respeto. ¡Tú estás hablando con un hombre muy diferente!, contestó.
El reverendo añadió además que la Iglesia Católica cobra por sus servicios y en la actualidad también sustrae el diezmo a ciertos funcionarios por Contraloría. En el Tabernáculo no se cobra por bautismos, bodas, sepelios. El 10% es para cubrir estos oficios, se paga la luz eléctrica, agua potable, terrenos. “Yo le doy alimento gratuito a 2,600 niños y niñas por día. Y a entre 100 a 150 ancianos, abuelas que los cuidan. Ningún político o partido lo hace, y tienen subsidios millonarios”, explicó.
No obstante, dichos escándalos sexuales no envuelven únicamente a algunos clérigos. Igualmente abren pasión en los círculos evangélicos. Y es que mientras se escribía este trabajo periodístico, graves denuncias estallaban en países de Latinoamérica.
Se trató del obispo de la región de Merlo-Moreno (Argentina), Fernando María Bargalló. En las imágenes se le veía en actitudes cariñosas con una mujer empresaria de Buenos Aires.
Presionado por su falla y las publicaciones, Bargalló tuvo que renunciar casi de inmediato. El papa Benedicto XVI aceptó la dimisión y enseguida se anunció en un boletín el reemplazo del obispo de Merlo-Moreno.
Sin embargo, a principios de junio pasado también se denunció al pastor del Ministerio Salems, Álvaro Gómez Torres, en la sureña ciudad de Pasto (Nariño, Colombia) por la presunta violación de 27 adolescentes, con edades entre 13 y 18 años.
Gómez Torres persuadía a sus víctimas advirtiéndoles que si se negaban a su bienestar les “caería la maldición de Judas, y contra sus familias las siete plagas de Egipto”, publicó el diario El Tiempo de Colombia.
La Red de Apoyo a Víctimas de Sectas hizo la denuncia mientras el pastor se dio a la fuga.
Según se publicó en El Tiempo, el presidente de la ONG, Héctor Navarro, contó al rotativo que el pastor “dejaba tocando el saxofón en los últimos 15 minutos de sus sesiones -miércoles, sábados y domingos- y se iba a su oficina para cometer los actos aberrantes de sexo con una niña mientras otra observaba”. El pastor tenía sexo en su oficina de la iglesia, mientras “los feligreses estaban cantando alabanzas”, enfatizó.
La denuncia aportó videos de los supuestos actos sexuales y varios testimonios iniciales, aunque a diferencia del caso Bargalló, no generó mayor revuelo a lo internacional.
A diferencia del reverendo Ruiz, y pese a la insistencia de lograr una entrevista, el apóstol Edwin Álvarez de Hosanna no ofreció ninguna respuesta.