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ACP explora alternativas de fuentes y reservorios para sostenibilidad del Canal
- 27/06/2022 09:14
- 27/06/2022 09:14
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) explora nuevas fuentes y reservorios de agua para mantener la sostenibilidad de la vía interoceánica. Para ello, contrató en noviembre de 2021 los servicios del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. (Usace), una organización militar dedicada a la ingeniería, construcción militar y obras civiles. Aunque aún el estudio se encuentra en la fase de recopilación de datos y estudio de la literatura del Canal, los directivos esperan conclusiones que les guíen sobre qué tienen que hacer, cuándo, y cuáles son las condiciones en el proceso para hacerlo.
Hasta ahora no se descarta ni una sola propuesta aun cuando se encuentre fuera de los límites de la cuenca del Canal, donde la ACP no podría actuar a sus anchas.
En el pasado (diciembre de 2016), la ACP efectuó varios estudios como parte del Plan Nacional de Seguridad Hídrica, en conjunto con el Ministerio de Ambiente (Miambiente), pero el gobierno no ha tomado una decisión clara sobre los resultados. Se contrataron tres estudios de factibilidad para establecer reservorios multipropósitos en la cuenca del río La Villa y de prefactibilidad para los ríos Santa María, Parita y la subcuenca del río Perales en la región de Azuero y la provincia de Veraguas para la producción de agua potable y actividades agropecuarias.
También se analizó el potencial del Río Bayano, ubicado al este de Panamá, para la producción de agua potable para las regiones de Panamá Este y Metropolitana” y otro para “la elaboración del diseño conceptual de la del reservorio multipropósito en la cuenca del río Indio y proyectos complementarios para el manejo de la cuenca. “Pero el gobierno aún no ha tomado una decisión al respecto”, según plantea Daniel Muschett.
El riesgo, para Muschett, ahora consultor ambiental relacionado al recurso hídrico con más de 20 años de experiencia en el ramo de la ACP, es que “si no se trabaja en estas alternativas continuaremos con carestía en las épocas de verano y se sigue sacando agua del embalse del Canal”.
El déficit de agua depende de los pronósticos de cuántos buques van a cruzar versus el consumo de agua potable por el crecimiento demográfico. Estas combinaciones, complicadísimas, se basan en el pronóstico de lluvias, y no todos los años cae la misma cantidad de lluvia, ni se tiene la misma cifra de consumo de agua potable que se extrae de los mismos lagos que alimentan los esclusajes. Para tener certeza de los cálculos, la ACP estudia 50 años de información retrospectiva y considera las demandas esperadas de consumo humano, tráfico, e innumerables variables.
“Si resulta que en el 2024 aún no se implementa una solución y tenemos un año muy seco, el Canal se encontraría en una condición muy compleja que podría afectar la cantidad de tráfico”, explica John Langman, vicepresidente del proyecto hídrico para el programa Canal de Panamá.
Ya ocurrió algo similar en el 2020. El Canal tuvo que reducir la demanda a través del cargo de una tasa por agua fresca que buscaba que las empresas consolidaran carga o simplemente consideraran evitar la ruta por el Canal. Además modificaron el proceso de reservación para reducir la cantidad de demanda.
Existe una dependencia de utilizar la misma fuente existente para extraer agua para el consumo humano que genera una presión importante en el Canal, es parte de lo que se intenta atender con el proyecto hídrico. Los levantamientos del programa hídrico, que dictarían una radiografía de la cantidad de afectados, son complementarios a los estudios que realiza el cuerpo de ingenieros.
Las acciones iniciales que buscan nuevas alternativas de fuentes de agua se centran en lo que la ley enmarca como jurisdicción del Canal, eso facilita las decisiones dada la autonomía que tiene la entidad sobre la cuenca. Salir del rango complica todo, pero nada se descarta. En dado caso, se tendría que buscar una solución que sea socialmente aceptable para los afectados y un lugar para reubicarlos, “hay que atenderlos apropiadamente”, se compromete Langman.
En teoría, de acuerdo con la legislación, “podríamos subir hasta 100 pies en el lago Gatún y en el Alajuela podemos subir hasta 260, por ahora tenemos un nivel máximo de 252 pies”, explica Langman, sin descuidar el impacto social. Se contempla que estos estudios concluyan a finales de 2023.
Ocasionalmente, en años de abundante precipitación pluvial, la ACP se ve obligada a verter agua que de acumularse y preservarse podría atender apropiadamente a los clientes y la capacidad del sistema de ofrecer el agua.
Langman detalla que el Canal estudia de manera preliminar cuatro lagos: Trinidad (afluente donde nace la Cuenca), Monte Lirio (Panamá), Chagres (entre Panamá y Colón) y Caño Quebrado (sector oeste de la capital). Si resulta que estos proyectos no satisfacen la demanda, entonces se calcula el déficit y el Canal buscaría opciones externas.
Algunas opciones preliminares pueden abarcar sacar parte de la producción de la planta de Chilibre y trasladarla al lago Bayano y de manera similar, extraer algunas producciones que se dan en el lado oeste y procurar que algunos ríos o lagos pequeños se usen para extraer agua.
Los proyectos externos, aparte de lo anterior, podrían incluir cosas como traer agua del lago Bayano, construir una represa en Río Indio, como se ha estudiado en el pasado, aunque históricamente esta opción ha enfrentado la resistencia de las comunidades.
La ACP ha estudiado las alternativas y repetidamente la conclusión ha sido que salirse de la cuenca es muy complicado.
La solución más recurrente ha sido dragar, lo que permite que los barcos con calado tengan más tiempo de transitar durante la temporada seca (diciembre-abril). Pero ya llegó a tope, la infraestructura definió que “no podemos bajar más”, sentencia Langman.
De igual forma, en las operaciones internas del Canal se estudian alternativas para ahorrar agua dulce en cada esclusaje de las tinas reciclables neopanamax. Aunque aún no hay nada concreto, se analiza la posibilidad de instalar una barrera flexible en el fondo de las esclusas que evite la migración de agua salada dentro de las esclusas y en consecuencia migre al lago Gatún, lo que implica consumo de agua para extraer lo que se ha introducido. La segunda, agrega Langman, consiste en una barrera de burbujas, una inyección de aire o de agua que actúa como barrera e impida la introducción de agua de mar dentro de las compuertas.