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Cerro Patacón: la necesidad de transformación en la gestión urbana
- 03/02/2024 00:00
- 02/02/2024 19:17
El 18 de enero de 2024, entre 6 y 6:30 pm se encendieron las alertas debido a la ocurrencia de un incendio en Cerro Patacón, que estaría localizado en los sectores conocidos como ‘La Montaña’, el área de llantas y las proximidades del asentamiento conocido como Calle 50, de acuerdo con los reportes publicados en medios. Este incendio se extendería por un período de 10 días, hasta el 29 de enero pasado, cuando se declaró su extinción por parte de las autoridades, a pesar de que al día siguiente se presentó un nuevo conato. En total se estima que en la extinción de este incendio se gastaron 650 mil balboas, según información publicada en los medios.
De acuerdo con las imágenes registradas por Sentinel- 2, satélite operado por la European Space Agency (ESA), para la tarde del viernes 19 de enero la columna de humo del incendio se extendía desde Cerro Patacón hasta la isla de Taboga, atravesando el centro de ciudad de Panamá. Tal como se puede observar en esta imagen de satélite, sectores como las áreas revertidas en Ancón, los corregimientos de Curundú, Betania, Santa Ana, San Felipe, El Chorrillo, Calidonia, Bella Vista y hasta las islas de Amador se encontraban bajo la columna de humo tóxico, afectando de forma directa a un estimado de 87,505 personas.
Cerro Patacón se encuentra localizado entre los bosques del Parque Nacional Camino de Cruces, al oeste, y un mar de asentamientos informales, y algunas urbanizaciones, hacia el este, norte y sur del vertedero. De acuerdo con datos del censo de población y vivienda de 2023, un total de 8,988 personas residen a un kilómetro del vertedero, muchas de las cuales laboran allí mismo. Existen poblaciones como Guna Nega (1,444 habitantes), La Isla (226 habitantes) o Calle 50 (532 habitantes) que se encuentran a menos de 100 metros del vertedero o incluso ya dentro del mismo.
En 2004, el Ministerio de Salud, expide el Decreto Ejecutivo no 275 de 21 de julio de 2004, que aprueba las normas sanitarias de los rellenos sanitarios, con capacidad mayor o igual a 300 toneladas métricas por día, de residuos sólidos no peligrosos. Este decreto surge “debido al acelerado crecimiento de la población y a los problemas de contaminación que esta situación genera, lo que hace necesario reglamentar la construcción de rellenos sanitarios”. Esta norma establece que, los terrenos para un proyecto de relleno sanitario deberán estar alejados un mínimo de 2 kilómetros de áreas pobladas. Este Decreto Ejecutivo fue modificado en el 2016, reduciendo la distancia que podría existir entre las áreas pobladas y los rellenos sanitarios de 2 kilómetros a 300 metros.
Cerro Patacón es habilitado como relleno sanitario en 1985, luego del cierre del antiguo vertedero de Panamá Viejo que había funcionado desde 1941, y que fue clausurado por representar un foco de contaminación ambiental para la ciudad. No obstante, ya en la década de 1970 el vertedero de Panamá Viejo había sido declarado una zona de emergencia sanitaria. Un artículo del sociólogo panameño Stanley Heckadon, de la década de 1980, destaca la situación como ‘tensa’ para el gobierno de aquel período, debido a la formación de grupos comunitarios que presionaban por su cierre definitivo.
El Plan Panamá Metropolitana, publicado por el BID/MUPA en 2016, señala que, “el relleno de sanitario Cerro Patacón recibe aproximadamente 2,000 ton/día, de los cuales 1,150 toneladas son de residuos del Distrito de Panamá, además de 350 toneladas provienen del Distrito de San Miguelito, y 500 toneladas de la recolección de empresas privadas, de recepción de lodos de diferentes procedencias, de recepción de neumáticos y residuos hospitalarios”. A pesar del alto volumen, este tonelaje solo representa el 65% del total estimado de desechos que se genera en la ciudad.
Producto de la quema de los residuos en Cerro Patacón y otros vertederos existentes, se da la liberación de dioxinas y furanos, se generan compuestos químicos tóxicos los cuales tienen una alta capacidad de acumularse en tejidos vivos, presentando un riesgo para la salud. Según un informe del MINSA (2018), se estima que la liberación de estas toxinas aumentó en un 120% entre 2013 y 2018. La exposición a las partículas de estas emanaciones agrava la situación de personas con enfermedades respiratorias, y en algunos casos puede derivar en enfermedades crónicas.
Tal como se puede identificar de estudios realizado en 2006 por un consorcio de entidades entre las que se encuentran organismos de Naciones Unidas, la contaminación originada de dioxinas debido a la quema de residuos domésticos es decenas o centenares de veces más alta que aquella que se presenta durante incendios en bosques, pastizales o de residuos agrícolas. A este respecto, la composición de los materiales quemados influye en los volúmenes de emisiones generados. En el caso de los incendios de residuos domésticos al aire libre, entre mayor es el contenido de plásticos (PVC), mayor es el factor de contaminación en el aire.
El incendio del 19 de enero de este año en Cerro Patacón es el reflejo de las múltiples crisis en la gestión urbana. Del lado más evidente se encuentra la crisis de salud pública a la que se ha llegado en lo que respecta a la recolección y disposición de la basura, la cual es resultado de una deficiente administración de estos procesos, y del desinterés por promover un sistema que ponga en el centro del proceso la recuperación y reciclaje de los materiales desechados, los cuales al menos en un 45% son reutilizables.
La crisis de Cerro Patacón también refleja el descontrol en el crecimiento urbano tanto formal como informal. Los datos de los censos muestran un notable crecimiento en asentamientos informales como Calle 50, que paso de 16 habitantes en 2010 a 532 en 2023, o el Valle de San Francisco que pasó de 2,025 a 3,933 habitantes en el mismo período. Por el lado del desarrollo formal encontramos la aparición de comunidades como la barriada Génesis en 2017, a tan solo 500 metros del borde del vertedero.
A diferencia de lo que pasó con el cierre del vertedero de Panamá Viejo en 1985, se requiere un cambio en la gestión de los desechos urbanos, que no solo aborde el cierre y saneamiento del vertedero de Cerro Patacón, sino la transformación total del sistema hacia una que promueva la recuperación de los desechos como principal mecanismo para contener el nivel de contaminación que se produce debido al alto nivel de consumismo que existe en nuestra sociedad.
Este artículo fue elaborado con apoyo de ESRI -Panama y el Observatorio de Riesgo Urbano de Florida State University. Para más información visita el sitio web: https://metromapas.net/