Redes y ataques

Durante el proceso electoral en marcha, son palpables los constantes mensajes negativos en las redes sociales. El odio y la intolerancia se han vuelto frecuentes y muy virales. Es sabido que muchas de las campañas políticas tienen redes oficiales para su propaganda, pero también tienen otras alternas para mandar todo tipo de comunicación basada en ataques que buscan permear y calar en los votantes. Para algunos especialistas solo se trata de escándalos que, además de durar muy poco, realmente tienen exigua credibilidad e influyen casi nada en la verdadera conversación pública en esas plataformas, aunque sí generan mucho ruido. Sin embargo, en política no se vale todo. Es lamentable que la competitividad en las contiendas electorales haga que las campañas graviten alrededor del ataque entre candidatos. El problema más grave se presenta cuando las agresiones verbales trascienden las propuestas. Es necesario tomar conciencia y que se haga valer, de una vez por todas, la honestidad y la decencia. El Tribunal Electoral hizo un llamado a la ciudadanía a firmar el “pacto ético digital”, un compromiso público sin aparente carácter vinculante, pero esencial para un sano proceso electoral. Debemos tenerlo siempre sobre la mesa. Es imperativo evitar las campañas sucias en las que se ofenda la dignidad humana, haya discriminación o se incursione en la vida privada, que tenga daños colaterales a familiares de los que corren en 2024. Reiteramos, promover el odio y las noticias falsas puede poner en peligro estas elecciones tan atípicas y tan reñidas.