El anuncio de la repatriación de un grupo de piezas arqueológicas procedentes de Canadá, donde habían permanecido por unos 50 años, genera a la par que esperanza, cierta desazón. Y es que con estas, crece el número de objetos, parte de nuestro patrimonio que vuelve a la patria, pero que luego de pasar por un proceso de documentación y clasificación, será embalado y guardado en un depósito a la espera de un museo que pueda estudiarlo y exhibirlo tanto a locales como a extranjeros. Lo mismo ocurre con aquellos objetos recientemente descubiertos en una de las tumbas del Sitio El Caño. Han pasado más de 10 años desde el cierre del Museo Reina Torres de Araúz y son muchos los que se preguntan cuánto más habrá que esperar para, al menos, tener un museo estatal en condiciones de ofrecer sus servicios sobre todo a una niñez y juventud que ha crecido con muy pocas referencias de sus raíces. La ministra de Cultura, Maruja Herrera señaló que la restauración de museo [antropológico] es un compromiso de esta administración, pues se trata de una deuda histórica que hay que saldar con Panamá. ‘No se puede querer lo que no se conoce’, dice una sopeteada frase que en estas circunstancias cobra gran valor. Hay que mostrar a las nuevas generaciones todo lo que representa, lo que vale Panamá. Que lo sepan y se llenen de orgullo. No dejemos tanto guardado en un depósito.

El país centroamericano se encuentra en vilo ante las últimas acusaciones que vinculan al cuñado de la presidenta Xiomara Castro, Carlos Zelaya

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