La Asamblea Nacional es el órgano que representa de manera más directa la diversidad de la sociedad panameña. Sin embargo, en un mundo globalizado y cada vez más complejo, la calidad de la representación política se ha vuelto fundamental para el progreso de nuestro país. Los retos actuales, como el cambio climático, la desigualdad social, la innovación tecnológica, la gobernanza digital y la reforma del sistema de seguridad social, requieren un nivel de especialización que va más allá de la simple experiencia política. Para abordar estos retos de manera efectiva, es crucial contar con diputados que tengan una sólida formación académica en diversas disciplinas, entre las que se pueden enumerar economistas, científicos, ingenieros, abogados, sociólogos, antropólogos, expertos en políticas públicas y demografía. Durante los seis meses de gestión gubernamental, ha quedado claro que la popularidad no debe ser el único criterio para elegir a nuestros representantes. Si bien la conexión con la ciudadanía es esencial, también es importante la capacidad de analizar críticamente las propuestas, resistir presiones externas y representar los intereses de todos los panameños de manera equitativa. Un cuerpo legislativo experto no solo estaría mejor preparado para enfrentar los desafíos del presente y del futuro, sino que también contribuiría a construir un país más justo, próspero y democrático para todos sus habitantes.

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