A pesar de que en 2006, la Convención Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas dispuso que el término correcto para referirse a este grupo de la población es “personas con discapacidad” o “personas en situación de discapacidad”, en la sociedad actual hay numerosas expresiones y palabras que forman parte del lenguaje cotidiano y muchas veces no pensamos dos veces antes de usarlas, por ejemplo: inválido, minusválido, discapacitado y otras, sin tener en cuenta que estas expresiones mal usadas pueden ser hirientes y refuerzan los estereotipos negativos, deshumanizan y estigmatizan a estas personas. El uso de un lenguaje respetuoso y considerado, por parte de todos, incluyendo a nuestros líderes, es fundamental en la sociedad actual para crear un ambiente en el que todos se sientan valorados y aceptados. La inclusión de las personas con discapacidad, en todos sus aspectos, es clave para el desarrollo de sociedades más justas, equitativas y con mayor bienestar. Según cifras de la OMS (2023), se calcula que 1.300 millones de personas -es decir, 1 de cada 6 en todo el mundo- sufren una discapacidad importante, y la cifra está aumentando debido al crecimiento de las enfermedades no transmisibles y a la mayor duración de la vida. Se estima que solo en Panamá, para el año 2010 había 97.165 personas con discapacidad (INEC). Por lo tanto, hoy más que nunca es necesario crear conciencia sobre la terminología correcta que debemos utilizar cuando nos referimos a ellas, y en los gobiernos urge reforzar políticas de educación y capacitación sobre el lenguaje idóneo, porque las palabras sí importan.

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