Identificar las malas prácticas en la política, como un mal que puede superarse únicamente sustituyendo a las figuras en los cargos públicos, es una ilusión que esconde una realidad más cruda, no es suficiente los cambios individuales, es necesario una transformación estructural en las instituciones públicas. Así lo deja ver la investigación de La Estrella de Panamá sobre el turbio esquema establecido en el corazón de la Asamblea Nacional para entregar pagos a los suplentes de los diputados, a pesar de que existe un fallo de la Corte que lo prohíbe. Una estructura secreta que destapa “La Decana” en la que se evidencia una total falta de control, donde muchos diputados ni siquiera van al hemiciclo, hay duplicidad de funciones y claro, cobrando jugosos salarios que llegan hasta los 5 mil dólares en puestos de asistentes o asesores. Una burla a la ciudadanía, de la que forman parte diputados de todos los partidos e independientes, haciendo trizas la máscara “renovación” y “austeridad” sostenida desde la Asamblea. Nuevas caras, viejas prácticas. Es momento de hablar de cambios profundos en las instituciones, no de simples figuras, si aspiramos a sanear de una vez por todas el Estado panameño.

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