La insistencia patológica de Donald Trump sobre el Canal de Panamá, que reiteró este martes en su primer discurso ante el Congreso de Estados Unidos, refleja un plan claro de buscar un dominio total de nuestro país. La retoma abierta del discurso colonial, dentro del vetusto excepcionalismo de Estados Unidos, no puede tomarse a la ligera. Asistimos a un cambio de los tiempos, en el que el Gobierno panameño pudiera cometer el error histórico de pensar que, bajo la idea de evitar una confrontación, elija supeditar los intereses de nuestra nación a los designios de una potencia extranjera. Los acólitos de Trump ya abanican el argumento de que fue por orden del mandatario que CK Hutchison Holdings Ltd. acordó vender las acciones de los puertos panameños a un consorcio empresarial liderado por la empresa estadounidense BlackRock Inc. Si dejamos correr esa versión como cierta, Panamá aparecerá como un país débil y sin la personalidad para enfrentar un desafío existencial. En el siglo XX, ante circunstancias todavía más adversas, conseguimos con mucho sacrificio acabar con el enclave de la Zona del Canal. Fue un conjunto de vidas sacrificadas, una clase pensante determinada, gobernantes decididos y una estrategia de política exterior muy clara en forma y fondo. Por ello, hoy quisiéramos saber ¿cuál es la estrategia actual de política exterior? ¿Quiénes la integran? Ante esta coyuntura necesitamos que el gobierno encabezado por el presidente, José Raúl Mulino, tenga la capacidad y la valentía de defender a Panamá.

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