• 27/12/2024 00:00

Entrelíneas del 27 de diciembre de 2024

El presidente, José Raúl Mulino, ha hecho un llamado a la Asamblea Nacional para que, antes de que finalice 2024, se apruebe en primer debate del proyecto de ley 163, que reforma la Caja de Seguro Social, una petición que debe tomar en cuenta el Legislativo sin olvidar que la prioridad de este proyecto es el bienestar del asegurado, la sostenibilidad de la entidad y las jubilaciones dignas. Este último punto impulsa a repensar sobre el estado de la vejez en el país, porque el debate sobre una sociedad que envejece, rara vez va más allá de la mención de los crecientes costos de la salud, la crisis de las pensiones, la demencia y las residencias para personas de la tercera edad. El envejecimiento no es un proceso de declive uniforme; también aporta beneficios: mayor experiencia, más resiliencia emocional y mayor aprecio por las bendiciones de la vida. En parte, por esa razón, las últimas décadas de la vida no son, en promedio, las más tristes, sino las más felices. Contrariamente a la creencia popular, el envejecimiento no trae consigo estancamiento mental. Las personas mayores pueden aprender y crear, aunque sus estilos de aprendizaje y creatividad sean diferentes a los de los más jóvenes. El desarrollo emocional y la maduración continúan hasta el final de la vida. Y el envejecimiento puede traer sabiduría, esa capacidad para superar puntos de vista distintos, dominar emociones turbulentas y resolver problemas. La edad adulta tardía es una época en la que las perspectivas de ganar dinero disminuyen, pero el potencial de ser abuelo, mentor y voluntario alcanza su punto máximo. Es, o puede ser, un momento de reorientación y relanzamiento, en el que los objetivos de suma cero, como la competencia social y la ambición personal, dan paso a objetivos de suma positiva, como construir comunidades y fomentar relaciones. En este momento, los panameños están recibiendo más de una década de tiempo adicional en el período más satisfactorio y prosocial de la vida. Este es potencialmente el mayor regalo que jamás haya recibido cualquier generación. El problema es que los que se oponen a las reformas a la Caja de Seguro Social no lo han entendido así.

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