La falta de acceso a medicamentos y el problema de abastecimiento es una de las tragedias más graves que enfrentan los panameños. Mientras la Caja de Seguro Social (CSS) y el Ministerio de Salud (Minsa) han sido incapaces de ofrecer un servicio público decente en materia de medicinas, desde el sector privado, muchas empresas farmacéuticas se han dedicado a esquilmar a la población, que ante el fracaso de la atención estatal, termina pagando precios especulativos e inmorales. Es algo que tiene que acabar. Frente a eso, las compras conjuntas CSS-Minsa que se debaten hoy, abren una posibilidad de mejora en el tema de abasto público, aunque sin resolver los otros problemas estructurales, logísticos, burocráticos y de poca transparencia; lo que podría llevarnos nuevamente al mismo callejón. Estas reformas suponen una oportunidad de aprovechar herramientas innovadoras como la inteligencia artificial y la Big Data en la gestión de servicios de salud, un cambio que debe ser tecnológico pero también cultural en la administración sanitaria. Es posible y hay recursos, falta, como siempre, la voluntad política de los tomadores de decisiones de llevarlos a cabo.

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