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- 28/09/2021 00:00
Visión global y emergencias sanitarias
La pandemia vino y se va a quedar endémicamente, como la influenza y otras enfermedades virales, pero sería muy importante que no solo nos quede la estela de luto y dolor y, por ende, el desbalance económico, sino una profunda reflexión al cambio, para dispensar nuevas actitudes, comportamientos y una visión diferente de la vida.
Si hacemos una revisión o recorrido, desde el punto de vista global, sobre la labor de las organizaciones sanitarias, llámense OMS, OPS y otras: existía una campaña de ataques continuos y persistentes que derivaron en una falta de credibilidad generalizada en las rectorías de esas instituciones por percepción y no por la realidad tangible de la conducción “per se”.
Los organismos científicos, como el CDC, fueron cuestionados inmisericordemente ante la incertidumbre y la desesperación de la población mundial y así, hasta Francia, institutos como Louis Pasteur y otros tantos fueron sentados en el caldero de las dudas y descrédito general. Posteriormente, revistas internacionales aceptaron errores por publicaciones sin sustento, y así, revistas de prestigio científico, por primera vez, publicaron artículos políticos, dada la vorágine de especulaciones.
Tuvimos y estamos pasando por una turbulencia de dudas, generadas por la desesperación, por ello las vacunas todavía viven la desconfianza de muchos y hay personas que piensan que todo es una utopía, otras que piensan que todo es producto de una conspiración de los más ricos y de Gobiernos hegemónicos que inventaron el virus y la pandemia, generando desesperanza y pánico.
Lo más crítico fueron las acciones personales y posiciones individuales de algunos gobernantes, como quienes argumentaban el no uso de mascarilla (EUA); otros del “que no pasa nada”, de fomentar no guardar distancia, presidentes que, para desafiar las recomendaciones sanitarias, abrazaban gente en la calle (Brasil); otros que sacaban su devoción religiosa para rechazar la inoculación. Los organismos rectores, sin poder establecer una posición global para todos, porque, a pesar de no ser vinculantes sus argumentos ni por criterios establecidos de salud pública, pudieron influir en muchos Gobiernos.
Algunos políticos humillaron las recomendaciones dadas por las instituciones rectoras de salud mundial, se dio el caso de mandatarios que tuvieron la osadía de desligarse totalmente de la OMS y así, un año donde salió a flote una serie de instituciones sanitarias que no eran robustas.
Los hospitales se desbordaron y los sistemas de salud pública demostraron debilidad marcada, además los grandes problemas sociales se incrementaron.
¿Y ahora qué hacemos? Quiero comenzar con la reflexión: “Vamos a cambiar o seguimos iguales”. Propongo una nueva plataforma de balance, comenzando con los organismos rectores de políticas mundiales. Las organizaciones sanitarias deben pasar a tener leyes mundiales vinculantes ante crisis globales en las decisiones. Debemos revisar nuestras normas sanitarias de manera global, debemos replantear acuerdos más eficaces y prácticos, compras globales, planes mundiales de pandemias y regencias regionales.
Debemos instituir métricas objetivas en las decisiones técnicas, crear plataformas técnico-públicas que estén por encima de Gobiernos y políticos cuando exista una amenaza global, deben existir acciones globales para amenazas globales y no locales y regionales.
Deben existir políticas ya programadas. Las circunstancias hoy obligan a crear un centro mundial de pandemias y todos los países deben formar parte de este, deben existir sistemas integrados mundiales de reporte epidemiológico y sistemas de monitoreos efectivos que puedan estar por encima de reportes sesgados y controlados.
Pero más allá de ello, el desarrollo metódico de estas acciones sugeridas seguro habrá de contribuir al fortalecimiento de la atención sanitaria a nivel global, para, de esta manera, asegurar una mayor y mejor preparación de los sistemas de salud ante las emergencias sanitarias que nunca avisan cuándo vienen ni cuándo se van.