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- 18/03/2025 00:00
Unidad Nacional ¿Será posible todavía?
Tras la caótica campaña electoral de 2024, se imponía intentar la unidad nacional para enfrentar retos tan difíciles como el Seguro Social, el futuro de la mina y el desastre heredado en las finanzas públicas. El país venía del caos de tres administraciones previas, agravado con Cortizo, y era necesario la suma de muchas mentes para enderezarlo. El primer sorprendido de su triunfo fue José Raúl Mulino, el candidato vicepresidencial convertido a última hora en el estandarte del partido liderado por Martinelli. Hasta pocos días antes de la elección su candidatura fue incierta, pero confirmada por una dilatada decisión de la Corte Suprema de Justicia. Mulino no fue a debates, casi no dio entrevistas, rehuyó a los periodistas y poco se pudo saber de su programa de gobierno y con quiénes gobernaría.
El nuevo presidente nos habló de la unidad nacional, algo que parecía lógico por la forma como había terminado ganando y por las condiciones en que encontraría todo. Se requería de una urgente reconstrucción nacional. Llegó a decir que por eso nombraría a gente de diferentes partidos para promover la unidad requerida. Navarro del PRD en Miambiente; Alemán, panameñista, embajador en Washington. Expresidentes de la Cámara de Comercio en puestos clave como el ministro del Canal y responsable de la Secretaría de Metas, y el encargado de la Autoridad de Innovación Gubernamental. Gente que no era fan de Martinelli, como el nuevo regente de Economía y Finanzas. Todo indicaba que pensarían que la Cámara de Comercio era una especie de partido político.
En lo que sí hubo unidad fue entre los amigos del nuevo presidente y los fieles del responsable de su inesperado triunfo, Martinelli. La unidad nacional quedó en eso: solo palabras. En sus primeros ocho meses el gobierno ha carecido de metas concretas. Sin ninguna estrategia interna y menos internacional, siendo incapaces de enfrentar una crisis como la emergencia de Donald Trump. La comunicación ha sido fatal, como, por ejemplo, cuando se anunció la compra de cuatro aviones de combate sin explicar que serían utilizados para cuidar nuestras costas de delitos como la pesca ilegal y la captura de narcotraficantes.
Como decimos en buen panameño, el nuevo Ejecutivo quedó integrado como un guacho, tirando unos para un lado, el de él, y para el otro, el del asilado en la embajada nica.
La experiencia nos ha traído como resultado un gobierno sin rumbo. Sin propósitos. Sin liderazgos. Donde los ministros son silentes. Que aceptan como prioridad un hospital de mascotas cuando los centros de salud se caen. La prueba más clara la da cómo se han afrontado las diversas arremetidas dadas por Trump con lo del Canal, los migrantes que hoy están en las calles de Panamá y el traspaso de las concesiones de los puertos. La respuesta menos acertada ha sido decir que en esos temas el único que puede hablar es el presidente.
El momento exige de modestia y sensatez. Modestia porque, aunque seas el presidente de la República, es necesario tomar en cuenta a todos. No parece prudente decir que en esta lucha no necesitamos que nadie nos ayude. Sensatez, porque debemos manejar con mucho tino y destreza la relación con el Coloso del Norte. Los enemigos que tenemos enfrente no son cualquier cosa. Son el país más fuerte del mundo, y nosotros, por más que tengamos la razón, requerimos del mayor apoyo interno y externo, tal como en 1977 logramos concitarlo de muchos países del mundo.
¿Todavía estamos a tiempo? Por supuesto que sí. Las amenazas que se ciernen sobre nosotros aumentarán, sobre todo porque desconocemos con qué se saldrán nuestros adversarios, amigos de siempre hasta el 20 de enero pasado. Ahora dicen que quieren tener el registro de naves mercantes más gran del mundo, despojándonos de algo que ha sido nuestro desde inicios del siglo XX. Sabrá Dios qué pretenderán hacer con los puertos, de lo cual nos dimos cuenta por los medios internacionales, como muchas de las cosas que pasan en el país.
El mundo sensato se pregunta si el secretario de Estado Rubio podrá acometer la nueva tarea asignada de ver cómo Estados Unidos recupera el Canal.
¿Estamos preparados para lo que tienen pensado hacer?
Presidente Mulino: el futuro es de todos y es usted, como el primer mandatario, quien debe guiarnos por el mejor sendero. Ese camino es el de la unidad nacional verdadera, pensando, más que en los intereses políticos de alguien, en el futuro de todos, hoy ensombrecido por los tantos ataques que estamos recibiendo. Nunca es tarde para promoverlo.