• 23/02/2025 23:38

‘Tres años desde el inicio de la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania’

La Unión Europea apoyará a Ucrania durante el tiempo que sea necesario y con los medios que sean necesarios, ya que la forma en que termine esta guerra no solo incidirá en el futuro de Ucrania, sino también en el futuro de Europa y del resto del mundo

A principios de febrero de este mismo año, los 145 embajadores de la Unión Europea desplegados por todo el mundo nos reunimos por primera vez con la nueva jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, ex primera ministra de Estonia.

Los países bálticos, Estonia, Lituania y Letonia, que durante la II Guerra Mundial fueron anexionados por la fuerza a la Unión Soviética, son muy conscientes de la amenaza que supone para Europa y sus valores el expansionismo ruso.

Por consiguiente, el nombramiento de Kaja Kallas como Alta Representante para Política Exterior y de Seguridad Común por los 27 Estados miembros de la Unión Europea es una clara señal de que no vamos a ceder frente al ataque ruso.

La Unión Europea apoyará a Ucrania durante el tiempo que sea necesario y con los medios que sean necesarios, ya que la forma en que termine esta guerra no solo incidirá en el futuro de Ucrania, sino también en el futuro de Europa y del resto del mundo.

Estuve en Ucrania, por primera vez, a mediados de la década de los 90, cuatro años después de que el país declarara su independencia de la Unión Soviética. En esa primera ocasión, visité Kyiv. Regresé otras muchas veces y conocí Odesa, Yalta, Simferopol...

En cada una de mis visitas fui constatando que la población hablaba cada vez más en lengua ucraniana y que la cultura ucraniana era cada vez más fuerte y dinámica, reviviendo después de décadas de opresión rusa. Además, los ucranianos decidieron forjar su propio futuro y gradualmente se fueron acercando más a la Unión Europea, lo que culminó en la firma de un acuerdo de asociación en 2014.

Esto es lo que Putin, un adepto a la idea de la supremacía rusa, no pudo soportar. No pudo suportar un país democrático al lado de su imperio en decadencia. Decidió invadir Ucrania en un intento por destruir esta nación soberana y apoderarse de sus tierras y de sus recursos naturales.

Empezó con la anexión de Crimea en el año 2014 y, como nadie le paró en ese momento, invadió Ucrania a gran escala el 24 de febrero de 2022, en una guerra neocolonial.

La soberanía y la integridad territorial son la piedra angular del orden internacional. La Federación Rusa ha demostrado una y otra vez que no duda en utilizar la fuerza militar para lograr sus objetivos, vulnerando la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Los reiterados crímenes de guerra cometidos contra civiles en Ucrania demuestran el absoluto desprecio de Rusia por la vida humana. Si juntos no detenemos a Rusia, otros países pueden sentirse envalentonados y usar la fuerza para conquistar territorios ajenos. Esto, obviamente, no redunda en defensa de la paz mundial.

El tiempo no está del lado de Rusia. Tres años después de la guerra, Putin no ha alcanzado ninguno de sus objetivos. La guerra inflige un alto precio al ejército y a la sociedad rusa: elevado número de soldados muertos, atención inadecuada a los heridos, militares desmotivados y mal equipados, represión política...

Una muestra de este alto precio, es que Putin ha tenido que recurrir a tropas norcoreanas para suplir en parte al ejército ruso en el frente. También la economía rusa está debilitada. Además de los altos costes de esta guerra, el resto de sectores del país están deteriorándose; el rublo se ha debilitado y el estado ruso no se moderniza ni invierte en sus ciudadanos.

Como consecuencia de las sanciones impuestas por buena parte de la comunidad internacional, la maquinaria de guerra rusa pronto experimentará graves dificultades para obtener o producir material militar. Nuestras sanciones están funcionando y continuaremos aislando a Rusia a menos que detenga su agresión.

Desde el inicio de la invasión a gran escala de Rusia hace tres años, la Unión Europea ha proporcionado a Ucrania 135.000 millones de euros en ayuda humanitaria, financiera, económica y militar, lo que nos convierte en su mayor apoyo. Incluso bajo el feroz ataque ruso, Ucrania esta logrando salvaguardar sus exportaciones y contribuir a la seguridad alimentaria mundial.

Con los “Corredores Solidarios” y el Corredor del Mar Negro, la Unión Europea y Ucrania contribuyen a mantener estables los precios mundiales de los alimentos. Nadie quiere la paz más que los ucranianos. Pero esta paz tiene que ser justa y duradera. No puede tomarse una decisión sobre el fin de esta guerra sin la participación de Ucrania y el compromiso de Europa.

Cerrar cualquier trato con Rusia no es suficiente. Luego habrá que implementarlo, y no se materializará si no se ha contado antes con los ucranianos y con sus vecinos europeos. Nuestro futuro está en Ucrania: el futuro del proyecto de paz más grande conocido hasta ahora por la humanidad, la Unión Europea, que fue capaz de unir a varios países rivales enfrentados en las dos guerras mundiales del siglo XX.

En estos momentos, no hay nada más importante para la Unión Europea que una paz justa y duradera en Ucrania, y sabemos que nuestros países amigos lo entienden. Panamá, que basa su política exterior en valores compartidos por la Unión Europea, es un socio indispensable para nosotros.

El asiento que ocupa en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el periodo 2025-2026 es una clara expresión de la confianza otorgada a Panamá por 183 paises y un reconocimiento a su histórica defensa de los principios del Derecho Internacional: la igualdad entre las naciones y el derecho a defender la soberanía territorial de los países frente a las potencias expansionistas.

¡Stand with us, Stand with Ukraine!

*La autora es embajadora de la Unión Europea en Panamá

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