La República de las Islas Marshall ha creado su primer santuario marino para proteger dos ecosistemas vírgenes alrededor de los atolones Bikar y Bokak,...
Las recientes amenazas de Trump contra Panamá y su canal han llevado a muchos funcionarios oficiales de nuestro país a asumir el reclamo plañidero de que Estados Unidos es injusto con Panamá ya que siempre hemos tenido muy buenas relaciones entre panameños y estadounidenses.
Es necesario hacer algunas precisiones que faciliten el posicionamiento de los actores sociales. En consecuencia, de lo anterior pretendemos iniciar con un repaso de la historia de las intervenciones estadounidenses en el Istmo de Panamá. Se trata del recuerdo de relaciones contrastadas donde impera lo negativo sobre lo positivo. Lo afirmado lo encontrará el lector en la web, aunque pasamos por alto la clasificación de intervenciones armadas y presiones políticas sin demostración armada visible, ya que a veces una presión en el sentido de impedir cambios significativos en la economía y el modo de vida política del país pueden causar sufrimientos, miseria prolongada y pérdidas de vida y salud sostenidas que son tan fatales como las balas.
Las discordias entre Inglaterra y Colombia en la década de 1830 debido a que Colombia quería exigir que su incipiente marina mercante tuviera la exclusividad de usar sus puertos: Inglaterra pretendía tener el derecho de cobrar el apoyo que ofreciera a Bolívar lo que devino en un bombardeo británico del puerto de Cartagena de Indias, lo que hizo pensar a los dirigentes colombianos en la conveniencia de buscar un contrapeso a las exigencias británicas. Esto llevó a concebir la conveniencia de introducir a los Estados Unidos como contra peso de la excesiva influencia inglesa en la región. Esto se concretó mediante el Tratado Mallarino Bidlack, mediante el cual los Estados Unidos aceptaban ser garantes del tránsito fluido por el paso transístmico. Este tratado, firmado en 1846, fue el paraguas legitimador de la presencia estadounidense en el istmo de Panamá durante todo el siglo XIX y luego mediante tratados de reemplazo desde el inicio del siglo XX, utilizando intervenciones diplomáticas cuya fuerza radicaba en la amenaza de que si no daban resultado darían paso a intervenciones militares, por lo que no pretendemos hacer diferencia entre las intervenciones políticas y militares, ya que el rasgo común de todas ellas era torcer la voluntad de los panameños.
También la presencia formal del gobierno estadounidense en la historia regional era precedida de intervenciones paraestatales en las cuales aventureros estadounidenses se introducían en las áreas codiciadas produciendo disturbios, ocupando territorios y reclamando soberanía individual para luego justificar la intervención formal del Estado yanqui. Este caso precedido por los aventureros esclavistas que promovieron la separación de Texas sigue con las intervenciones en Sonora y Baja California para pretender crear estados separados de México; luego conducidos por William Walker se apoderan del estado de Nicaragua. También en Panamá, pretextando la seguridad de los trabajos del ferrocarril transístmico, otro aventurero de nombre Ran Runnels impone su ley ahorcando a los nacionales panameño que objetaban esos trabajos.
Cuando el trabajo de los filibusteros concluye su labor de preparación política del terreno aparece ahora la presencia formal del Estado yanqui; esto comienza en base a licencia otorgada por tratados injustos; desde el Mallarino -Bidlack, saltando por el no ratificado Tratado Herrán-Hay, hasta lograr la exclusión de Inglaterra mediante el Hay- Pauncefote que retemplaba a la detente de convivencia colonialista acordada en el Tratado Clayton- Bulwer.
En 1856 se produce la ocupación militar de la estación de ferrocarril por el incidente de la Tajada de Sandía. El 7 de septiembre de 1860 hacen presente su pretendido derecho a proteger la ruta del tránsito para combatir las trifulcas locales. El 9 de marzo de 1865 para proteger a sus ciudadanos durante una revuelta interna. En 1885 los disturbios en Colón que produjeron un gran incendio fueron el pretexto para el desembarco de tropas para pacificar la revuelta dirigida por Pedro Prestán, a quien persiguen hasta obtener su ejecución por ahorcamiento en Colón.
En 1902, para imponer la paz del Wisconsin que ponía fin a la Guerra de los Mil Días, obtienen mediante el manejo de manos ajenas la supresión de los líderes liberales que podrían oponerse a su hegemonía en el Istmo. A Victoriano Lorenzo lo hacen fusilar y a Belisario Porras se le privan derechos civiles.
En 1906, ya en el periodo republicano, intervienen para controlar las elecciones de ese año. En 1912, también para controlar las siguientes elecciones. En 1916, por motivos de enfrentamientos de carnaval y de Viernes Santo en Panamá y Colón, entre ciudadanos panameños y soldados gringos, desarman a la Policía Nacional. En julio de 1918 se produce la ocupación militar de Chiriquí y Veraguas; Chiriquí por dos años y Veraguas por una semana. Todo para favorecer intereses de las compañías fruteras. En mayo de 1920, una delegación estadounidense liderada por el general John J. Pershing, laureado y reconocido conductor de la triunfante expedición de los Estados Unidos en la primera guerra mundial llegó a la Isla Taboga con el objetivo de determinar sitios para preñar la isla de bases militares, para lo cual exigían la entrega de la isla.
La presencia de Pershing provocó manifestaciones, protestas y pedreas por parte de la población local, que se oponía a la ocupación militar extranjera. Es necesario exaltar el recuerdo memorioso de aquella defensa histórica del patrimonio soberano sobre Taboga, la Isla de las Flores y patria del insigne poeta y novelista nacional Rogelio Sinán. En marzo de 1921 imponen el Fallo White en la frontera tico panameña, lo que perjudicaba los intereses territoriales panameños. En 1925, hay una cruenta ocupación militar del centro de la ciudad para sofocar el movimiento inquilinario.
En el periodo posterior a la finalización de la segunda guerra mundial quisieron imponer el Tratado de Bases Filos-Hines, lo que fue objeto de un rechazo popular el 12 de diciembre de 1947. En 1952, mediante presiones instaladas en el ámbito internacional, exigieron al presidente Remón Cantera la adhesión a la política del macartismo y se puso fuera de la ley a entidades populares y de izquierda; se fraguaron redadas y juicios nocturnos y persecución civil y laboral de la disidencia patriótica. En enero de 1964 se produjo la histórica y brutal agresión contra los estudiantes y población por el tema de la bandera y la soberanía. El 20 de diciembre de 1990 invaden militar y cruentamente el territorio nacional pretextando un motivo judicial para contener el proceso de crecimiento de la personalidad interna del Estado nacional panameño e imponer un sistema político que disminuya la presencia del Estado en la vida económica, social y diplomática. Esta es la situación actual tras 46 años post invasión. Como puede apreciarse se confirma la apreciación dialéctica de que lo externo determina lo interno y que en ese marco de posibilidades el perfeccionamiento del Estado nacional debe ser el principio rector y tarea siempre pendiente. Debe ser nuestra tarea y compromiso luchar por un Estado Nacional más comprensivo e incluyente que integre a los dos países: el de tránsito y el agro- productivo. Una respuesta articulada consiste en que cada clase social y cada estrato conceptúe y elabore su papel en la lucha de la lucha, en su frente especifico; así el Estado debe dar una lucha en el frente diplomático asumiendo la necesidad permanente de romper el bilateralismo.
Pero, además del gobierno, las organizaciones sociales deben llevan sus reclamos y explicaciones a los distintos estrados internacionales y a sus vínculos personales. Debe aceptarse que el diseño de nuestra política exterior debe buscar un consenso que incluya, aunque no es imperioso que supere a las contradicciones internas de los distintos estratos sociales cuya dialéctica es una cosa viva y trascendente. La tarea colectiva es fortalecer la voluntad popular, lo que no necesariamente implica desembarazarse del gobierno si resulta blandengue; lo que se impone es establecer el imperio del criterio de las mayorías.
En la pasada administración de Trump, su secretario de Estado Mike Pompeo impuso a Panamá el archivo de la oferta china de construir un ferrocarril de trayecto horizontal hasta David, impidiendo con luces larga que Panamá cumpliera su designio de integración horizontal del hemisferio. Trump canta como el cisne que percibe su final después de haberse comportado como un gallo en su corral. El camino marcado por él no es inexorable solo hay que denunciar, resistir y juntar voluntades.