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- 27/07/2013 02:00
La mejorana santeña
Sin lugar a dudas la mejorana santeña, es una de las manifestaciones folclóricas más vistosas y atractivas de nuestro país, tan rico en costumbres y tradiciones.
Se debe reconocer que gracias a la coquetería, contoneo y donaire de quienes participan en este precioso baile, resulta de mucha atracción hoy día en las presentaciones a los turistas propios y extraños, quizás debido también, a la sencillez y a lo pegajoso de su música. Hay que aceptar que el colorido de las polleras y del vestido del hombre santeño con su sobrero blanco o de junco, su camisilla o la camisa de ‘coleta’, su pantalón ‘chino’ y sus ‘cutarras’ (indumentaria que antiguamente solo la utilizaba el campesino para sus labores cotidianas en el campo), aumentan su vistosidad.
Siendo entonces, este el tipo o modelo de mejorana el más favorecido para las exhibiciones, ya que es preferido por los grupos de aficionados y profesionales que se dedican a cultivar estas expresiones de bailes de tipo folclórico. Seguramente porque es un baile mucho más fácil que el baile de la mejorana ocueña o veragüense o porque tampoco quedan buenos maestros que puedan entrenar a grupos de bailadores, porque estas son manifestaciones más de campo y seguramente los pocos que puedan enseñar, quedan en pueblitos muy distantes.
La mejorana santeña originalmente era interpretada y bailada en La Villa de Los Santos y en la región del Canajagua, principalmente en Las Tablas; aunque en estas dos ciudades se practicaban mucho más los ‘bailes de salón’, cuyos conjuntos estaban formados de violín, guitarra y flauta; orquestación que imponía ciertas normas musicales, que de alguna forma recíproca influían en las manifestaciones folclóricas y a su vez ésta a las de salón.
Los compositores de este tipo de música acogían ciertos motivos musicales folclóricos para darle gracia a sus composiciones, pero dejando claras diferencias; quizás tomando aires de la mejorana dieron origen a esta manifestación bailable interpretada con violín y guitarra. Tenemos referencias de que la mejorana santeña se bailaba en casi toda la provincia de Los Santos, desde La Villa de Los Santos hasta Tonosí y no se descarta la posibilidad de que su origen esté relacionado o influenciada por la mejorana ocueña proveniente de los llanos de Ocú.
Lo cierto es que el baile es muy singular, ya que las parejas se alinean de la siguiente forma: las mujeres frente a los hombres, de forma muy similar a la mejorana de Veraguas y a la ocueña (herrerana), pero, a diferencia de estas, dejan un espacio mayor de aproximada mente tres pasos. Las filas inician suavemente el baile o danza contoneándose en el paseo o ‘balanceo’ de ‘dos golpes’, acercándose con hermosas cadencias hasta toparse. Una vez se topan, las mujeres continúan retrocediendo, mientras los varones siguen avanzando hasta llevarlas o situarlas a sus puestos originales; luego las damas avanzan y los hombres, con los mismos movimientos, retroceden hasta que son llevados a sus puestos en su línea.
Este ir y venir se repite por lo menos unas tres veces al son de la música; luego en el paseo, los hombres avanzan hacia la derecha de ellos y las damas hacia la derecha de ellas, dando la impresión de que bailan en direcciones cruzadas. La mejorana santeña y su variante la mejorana tonosieña, hoy se interpretan con un conjunto compuesto de acordeón, caja y tambor y de forma sin igual interpretan compases largos con aires de mejorana.
Esta música invita a los bailadores a zapatear, que no es otra cosa que llevar el ritmo y compás de la música con los pies. Es muy importante señalar que cada movimiento de la mejorana santeña, como son el paseo o ‘balanceo’, ‘zapateo’ y ‘seguidilla’, tiene su música y su ritmo. El zapateo se ejecuta siempre cuando se acercan las parejas y es muy interesante y bonito observar las dos líneas de parejas zapateando todas a la vez a los compases de esta música tan diferente y que motiva de forma constante, pero con suspensos, lo que hace más interesante esta danza.
Antes de terminar hacen una especie de genuflexión, dando un giro en sí mismos y al mismo tiempo saliendo en ‘seguidilla’. A estas alturas del baile las parejas se cruzan y se desplazan de lado, con los pasos ya descritos llegando a las líneas o puestos; para dar inicio a otra ronda, girando en sí mismo, pero de forma más elaborada, girando en ‘seguidilla’, logrando una vuelta y media; movimientos que en cierta forma recuerdan los del tamborito, antes de cruzarse e intercambiar sus puestos.
Insisto en que la mejorana santeña, con la vistosidad de sus polleras, el despliegue de coquetería entre las parejas, quienes intercambian miradas, gestos y sonrisas provocativas; la caballerosidad del varón y gestos galantes, desde todo punto de vista es más vistosa que la ocueña y veragüense.
Sin demeritar a ninguna de estas dos en forma alguna, ya que ambas, la ocueña y veragüense, según mi humilde opinión, son altamente representativas como manifestaciones folclóricas totalmente genuinas y prácticamente sin ningún tipo de contaminación extranjera, lo que aumenta significativamente su importancia a nivel nacional y por qué no, a niveles internacionales.
Por no contar con experiencias ni con más información sobre el baile de la mejorana ocueña y veragüense, que la que encontramos en la valiosa obra del doctor y profesor Manuel Fernando Zárate y de su no menos estudiosa esposa, la profesora Dora Pérez de Zárate: ‘Tambor y Socavón’, dejo de lado el tema, para que quienes posean mayor aporte que hacer a esta tradición nos lo brinden de forma generosa.
FOLCLORISTA, ESCRITOR Y COMPOSITOR.