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- 20/03/2015 01:01
La Catedral Metropolitana de Santa María La Antigua
La Catedral Metropolitana de Panamá es el edifico religioso que representa el poder de mayor influencia del Panamá colonial. Fue declarada monumento histórico mediante Ley 68 de 1941.
Recientemente la Iglesia Católica otorgó a la Catedral la categoría de basílica menor, consagrándola a la Virgen de Santa María La Antigua, advocación mariana de origen sevillano y a la cual le correspondió también la primera diócesis en Tierra Firme. Tener el reconocimiento de basílica menor significa que la Catedral de Panamá forma parte del conjunto de las Iglesias de Roma. Se encuentra contenida dentro del Casco Viejo, declarado como Conjunto Monumental por la Ley 91 de 1972. Esta iglesia goza de un doble reconocimiento y protección: aquel que la protege de manera individual en su categoría de monumento histórico y luego otra que la reconoce como parte del conjunto monumental; esto demanda, desde el punto de vista legal y técnico, criterios de intervención estrictos que preservarán sus valores físicos y patrimoniales.
Hace poco el Ejecutivo anunció la asignación de 12 millones de balboas para su restauración. La Real Academia Española de la Lengua (DRAE) define el término restaurar como ‘reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía’. Visto esto, la responsabilidad de conservación, custodia e intervención de los monumentos históricos descansa sobre la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico (DNPH) del INAC. La Ley establece instancias colegiadas para la intervención de los monumentos históricos. La Comisión Nacional de Arqueología y Monumentos Históricos (CONAMOH), creada por la Ley 14 del 5 de mayo de 1982; es responsable de asesorar en todos los asuntos de competencia a la DNPH. Bajo este esquema técnico administrativo, deberá aprobar las reglas y condiciones para la intervención de la Catedral en el esfuerzo de restauración.
Para el proyecto de restauración de la Catedral, la DNPH contrata a una empresa local con experiencia en la intervención de propiedades en el Casco Viejo en la elaboración de los términos de referencia. No sabemos si éstos fueron validados por la CONAMOH, lo cierto es que los mismos excluyen de participar a empresas locales y favorece a aquellas que han tenido ejecutoria al menos en dos catedrales, reduciendo los oferentes a la participación —por invitación— a profesionales y empresas que cumplan esa condición. Algunos de los proponentes están vinculadas con las instituciones académicas que tienen relación con los directivos del INAC. ¿Conveniencia o conflicto de interés?
Los términos de referencia no incluyen una cronología histórica que dé trazabilidad a elementos perdidos o añadidos al edificio en los trescientos años. Fechas claves son 1674, inicio de su construcción, primer edificio de madera que evoluciona a lo largo de los subsiguientes trescientos años. En 1688, cuando el obispo Lucas Fernández de Piedrahita coloca la primera piedra, dos años después se empiezan los cimientos. El diseño y la imagen del templo fueron inspirados en la Catedral de Lima, Perú. En el año de 1771 el diseño fue modificado y se introducen otros cambios, terminando el templo sin capillas laterales, aumentando las naves adicionales, otorgando más luz al interior. Las últimas intervenciones físicas de la Catedral datan del 1875, cuando la estructura del techo original fue reemplazada por cerchas que sostenían un cielo raso de latón prensado (Tejeira, Eduardo. Guía de Arquitectura y Paisaje de Panamá, 2007).
En ausencia de esa cronología histórica, lo descrito en los términos cae en especulaciones, para no decir caprichos arquitectónicos avalados por la Institucionalidad e incumpliendo procesos e instancias de consulta técnica como la CONAMOH. El proyecto —bajo las especificaciones técnicas— propone crear nuevos elementos como osarios, retablos, capillas nuevas, pisos de mármol; nuevos símbolos y elementos iconográficos que nunca existieron. Como colofón, propone unas bóvedas que los mismos pliegos documentan no haber tenido nunca la iglesia.
Se comprueba, por lo escueto de los detalles, que las adiciones propuestas y la intervención en general, están lejos de restaurar el monumento histórico, sino crear otra cosa. Estamos ante el delicado tema de generar un falso histórico justificando una restauración.
La Catedral es un edificio emblemático que ha tenido un reconocimiento unánime de parte de la sociedad panameña, no solo por el simbolismo de fe que representa, sino también por los valores arquitectónicos individuales y del conjunto que la contiene.
Su restauración demanda de habilidades no solo técnicas, sino administrativas que logren conciliar los intereses de la sociedad panameña, que reconozca las instancias asesoras. Un proceso transparente que revista la intervención de dudas y errores que pueden conducir de la mano y de la Institucionalidad a producir falsos históricos que irían en desmedro de los valores intrínsecos de estos elementos, reconocidos por Ley bajo la categoría de Monumentos Históricos.
HUBERT HUMPHREY FELLOWSHIP.