• 14/03/2022 00:00

Retorno a clases presenciales: algunas orientaciones

“[...] con las experiencias obtenidas, no tenemos excusas, no debemos desmayar, sino retomar esfuerzos y voluntades, [...]. Podemos hacerlo”

Con el inicio del año lectivo 2022 y el retorno a clases presenciales, Panamá retoma con retos y no pocos desafíos, este nuevo inicio, uno de responsabilidad y compromiso educativo nacional para y con nuestros niños, niñas y jóvenes estudiantes, futuros hombres y mujeres de bien, capacitados, instruidos, educados y felices.

A pocos días de volver a sus aulas, tenemos diversas reacciones y acciones que considero pertinente expresar a manera de orientaciones básicas a los docentes, directivos y padres de familia acerca del abordaje de clases y otros temas de importancia. Después de dos años sin recibir clases presenciales, continuadas a través de la virtualidad, los conocimientos, saberes, destrezas y habilidades habrán recibido también el impacto de las condiciones propias del tipo o modalidad utilizado como herramienta suplementaria de la acción educativa. La virtualidad, que antes de la pandemia era herramienta complementaria, se proyectó como esencial y fundamental única forma de dar continuidad a la educación mediatizada por las restricciones y condiciones que impuso el evento de salud sin precedentes.

Entonces, tal como lo indican los estudios en relación al proceso enseñanza-aprendizaje y la forma como el ser humano aprende, el uso de la tecnología y el entorno virtual también condicionaron el aprendizaje adquirido durante estos dos años sin clases presenciales, que, de acuerdo a los estudios, representan el 50 % como máximo en aprehensión de conocimientos, y eso, en condiciones óptimas de acceso tanto a los entornos virtuales, plataformas virtuales educativas y de comunicación, como de equipos tecnológicos necesarios para conectarse a clases. De allí que, lógicamente, los estudiantes llegarán a sus salones con la necesidad de repaso y refuerzo de mínimos esenciales que deben haber adquirido para cursar el año escolar presente.

Será necesario, refrescar conocimientos y afinar habilidades de lecto-escritura, matemáticas, destrezas tanto orales, visuales como auditivas esenciales para la comunicación, así como de clases bien planificadas por los maestros y profesores para el abordaje de los temas y el manejo de clases, del desarrollo de la instrucción en actividades y lecciones con la amplia gama de técnicas y estrategias educativas a disposición por el profesional de la educación.

Un primer trimestre, deberá reforzar conocimientos y destrezas cognitivas que preparen el terreno para nuevos conocimientos del nivel o grado a que se llega. En grupos con rendimiento regular, muy posiblemente requieran de todo un trimestre, no así en grupos de buen desempeño y altos rendimientos, sobre todo, bajo el mando de un educador experto y excelente que logre avispar y activar conocimientos previos en menos tiempo, un mes -a lo sumo dos meses, permitiendo de esta forma arrancar con los nuevos contenidos de grado o nivel. La dosificación será entonces, decisiva y fundamental, el proceso ralentizado a causa de la pandemia no se va a retomar inmediatamente, pero sí podemos revertir su impacto en la medida que hagamos nuestra tarea bien hecha, los educadores y su cúmulo de recursos didácticos, pedagógicos y metodológicos, los estudiantes con mentes y actitudes dispuestos para el aprendizaje y convivencia entre sus pares nuevamente, los padres de familia, apoyo fundamental de seguimiento, monitoreo y estímulo para el mejor desempeño de sus acudidos desde sus realidades.

El segundo y tercer trimestre estarían dedicados al desarrollo de contenidos del grado en curso, tomando en cuenta que el proceso tomará, aún, un par de años más en lograr los resultados a nivel esperados, y enfocarnos en el movimiento a buen ritmo y paso, manteniendo los niveles de exigencias adecuados, estableciendo reglas y procedimientos, pero también manteniendo un ambiente positivo y efectivo de aprendizaje, utilizando un lenguaje positivo que refuerce el comportamiento deseable, mientras los estudiantes asumen responsabilidad e independencia en sus resultados.

Una consideración final de este artículo valga para hacer mención de que, durante el año de pandemia, muchos hogares se vieron afectados de alguna manera, fuera económica, de salud o socio-afectiva, de las cuales pudimos hacer algunas reflexiones, sino adquirir muchas enseñanzas. Se hicieron esfuerzos, algunos más que otros, para dar continuidad a las clases con las posibilidades y condiciones con las que se contaba, aunque a medias, los estudiantes pudieron continuar su período escolar, los educadores pudieron conservar sus puestos de trabajo y dar continuidad al ejercicio de su profesión, las instituciones educativas del sector privado, que, contando con una situación financiera estable, pudieron mantener sus puertas abiertas, los hogares donde todavía ambos o uno de los padres de familia se mantuvieron trabajando y percibiendo sus salarios, conservando la salud familiar, han sido evidencia real de la capacidad humana por afrontar vicisitudes y superar situaciones inesperadas, lo hicimos de la mejor manera que pudimos, con mayor razón, ante esta nueva realidad pospandemia, con las experiencias obtenidas, no tenemos excusas, no debemos desmayar, sino retomar esfuerzos y voluntades, con un norte entre ceja y ceja, AVANZAR, ENFOCARNOS EN EL LOGRO Y SUPERAR EXPECTATIVAS. Podemos hacerlo.

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