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- 21/05/2022 00:00
Resistencia y conciencia torrijista
El 14 y 15 de mayo del presente año se llevaron a cabo las elecciones internas del Partido Revolucionario Democrático (PRD) para escoger las nuevas estructuras políticas, tales como: frente femenino, juventud, Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD, y otros cargos para dirigir el destino político de nuestro partido para los próximos cinco años.
La presencia de los copartidarios en este escenario, muy concurrido, y con una participación del 99 %, a pesar de la lluvia que cayó, no fue impedimento para el personal que se encontraba en la fila, ejercer su voto. Sacaron sus paraguas para protegerse, motivados por la participación de mujeres, juventudes y delegados. Reflejaron un ambiente cordial, independientemente a la facción que pertenecieran, cada uno de ellos tenían el propósito de cumplir con sus expectativas y lograr sus objetivos: el triunfo de los candidatos que apoyaban.
Al analizar estos dos conceptos: “resistencia y conciencia”, que fueron los eslóganes de campaña de las partes políticas empeñadas, nos llama la atención y trae a la mente conocer e interpretar -desde mi óptica- cual era el mensaje subliminal que se les transmitía a los copartidarios, con el fin de lograr su objetivo político; y para tal fin hicimos una conceptualización de estos dos términos.
Podemos indicar que el concepto resistencia es la acción de mantenerse firme o en oposición y además ser resistente al cambio por las expectativas que éste genera, sean éstas positivas o negativas; es decir, resistir al cambio, ya sea en el trabajo, la vida personal, el entorno social, entre otros campos, como en física, psicología, ingeniaría, medicina y en otros diversos estudios sociales. En este caso, hacemos referencia a la resistencia social, que es el rechazo que puede existir ante algunos planteamientos ideológicos o formas de gobernar de un grupo de personas, así como la no aceptación y oposición a las actuaciones de los gobernantes. Por ello, es costumbre encontrar que la resistencia tiene que ver con la oposición política del país.
Con relación a la conciencia, señalamos que es el conocimiento que un individuo tiene de sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos; es decir, es la capacidad propia de los seres humanos de reconocerse a sí mismos, de tener conocimiento y percepción de su propia existencia y de su entorno, como responsable y personal de una cosa determinada, como un deber, "conciencia cívica".
Por otro lado, conciencia también tiene una relación con el sentido del deber, reflexión sobre la conducta y sobre los propios actos. Por lo cual, tiene un carácter ético, pues permite distinguir al individuo entre el bien y lo que está mal, de modo que a la hora de obrar pueda conducirse de acuerdo a sus valores morales. Por ende, la conciencia moral es aquella que nos señala si las acciones o actitudes que tomamos son de manera correcta o incorrecta; es decir, de acuerdo a los valores morales que enseña el individuo.
A pesar de los epítetos y frases que se expresan de este colectivo político, entre lo cual indicamos “dista mucho de las necesidades urgentes”, “carece de una metodológica correctiva y de principios”, “que el partido ha sucumbido por la falta de transparencia”, “que el partido ha perdido la oportunidad de salvar su rol en la política nacional”, resaltamos que en este mundo nadie se escapa de las percepciones y creencias de los espectadores internos y externos que emiten sus consideraciones, unos dentro y otros fuera de la diana.
Al unir estos conceptos al torrijismo: “resistencia y conciencia torrijista”, y no ser incongruentes una de la otra, ambas buscan un fin o un propósito de integración y consolidación de los valores que orientan el comportamiento y las acciones de las personas, en procura de obrar bien, correctamente, de conformidad con sus principios.
Con respecto a la resistencia es combatir las adversidades externas políticas que buscan destruir nuestras actuaciones torrijistas, de identificación con las comunidades, con el poder popular, los indígenas, los asentamientos campesinos ya olvidados, los trabajadores, la solidaridad humana, esa yunta pueblo-gobierno que hemos dejado fuera de nuestro radio de acción, manteniéndose firme resistencia social para que exista el equilibro entre los sectores sociales populares y los sectores del capital.
Ambas corrientes emitieron bajo mi análisis una fortaleza, ya que el resultado final dio una relación de 6 a 4, es decir, fue bastante equilibrada, que permitió a la resistencia y a la conciencia, a través de su mensaje subliminal, una contienda bastante reñida, lo que amerita y buen diálogo entre las partes para hacer una hoja de ruta que ponga en claro los requerimientos y tareas que se deben cumplir para el 2024; ver las falencias del pasado y mejorar las del presente; es decir, nuestras bases que son las más afectadas por los intereses personales no colectivos. “Entre más se consulta menos se equivoca”.
La integración de estos dos conceptos “resistencia y conciencia torrijista” nos lleva a una conciencia histórica que nos permite la capacidad de comprender que todo lo que acontece en la actualidad es resultado de un conjunto de acciones llevadas a cabo en el pasado, como participes de un momento particular en el tiempo y en la historia de nuestra sociedad. En este sentido, la estructura política con conciencia histórica debe tener en cuenta sus propios actos y los que cohabiten con él, además de lo que ocurre a su alrededor, fuera de él y las consecuencias futuras.
Concluimos con un llamado a la concordia, al cese de los intereses grupales en busca de la unidad del partido, que vendría muy bien; y destacamos que en los grupos en conflicto, ambas partes poseen cuadros políticos muy valiosos que juntos podrían realizar la tarea de mejorar la actual administración del país y porque no, pensar en una candidatura de consenso con muchas opciones de ganar en el 2024. Llegó la hora de enterrar el hacha y empezar, “adelante la pica y la pala al trabajo sin más dilación”.
“Juntos trabajemos a favor de la paz y la convivencia pacífica”.