• 03/01/2018 01:00

Remón: una trama de ocultamientos y falsedades

‘El otro elemento fundamental de la trama engañosa de 1955 fue la misteriosa y sorpresiva liberación del estadounidense Martin Lipstein, detenido el 3 de enero [...]'

El 2 de enero de 1955 (a 63 años), el presidente de Panamá, José Antonio Remón, cayó abatido por ráfagas de ametralladora, mientras disfrutaba de una tarde hípica en Juan Franco. Sobre su asesinato, nada quedó claro. Una serie de falsedades, ocultamientos y tergiversaciones rodeó el crimen convirtiéndolo en una trama perfecta.

El país se vio estremecido en sus cimientos y las instituciones ‘volaron en pedazos' cuando el más poderosos de sus funcionarios desaparece inesperadamente del escenario político que controlaba desde la Presidencia.

El 12 de enero, Rubén Miró, un político que ejercía como abogado, perenne inconforme, con tendencia hacia la mitomanía; en lenguaje popular, ‘un pícaro con suerte', confesó haber cometido el crimen aduciendo que ‘había actuado solo y movido por el deseo de desmantelar el andamiaje de una dictadura que el occiso estaba montando, al estilo de Nicaragua'. Aclaró que asesinó al presidente con una ametralladora, la cual tiró en la Bahía de Panamá. La supuesta arma nunca se encontró en ese lugar. Detalló que, disparó dos ráfagas de la ametralladora contra el presidente, en 30 segundos.

Dos días después Miró, solicita ampliar indagatoria, anuncia que ‘viene a tumbar el Gobierno' e implica al presidente José Ramón Guizado, quien ya había reemplazado a Remón. Acusa a Guizado de ser el autor intelectual del crimen. Las autoridades habían ofrecido una recompensa de 100 000 balboas (mediante colecta pública) a quien diera información sobre el asesino. Cuando Miró se autoincriminó, cien ciudadanos detenidos fueron liberados (entre ellos A. Arias) y el dinero fue devuelto a los donantes.

El otro elemento fundamental de la trama engañosa de 1955 fue la misteriosa y sorpresiva liberación del estadounidense Martin Lipstein, detenido el 3 de enero en el Aeropuerto de Tocumen y contra quien se establecieron graves indicios de su participación en el crimen. La liberación de Lipstein fue dada por orden superior. Sus ropas ni sus zapatos fueron enviadas a un laboratorio de análisis, a pesar de que fue encontrado nitrato en sus manos que indicaba contacto con una arma de fuego. Además, resultaban sospechosos sus movimientos hacia y desde la ciudad en horas del atentado. Se mostró nervioso cuando se decretó el cierre de los aeropuertos nacionales. De acuerdo a averiguaciones posteriores, Lipstein viajaba sin pasaporte y era un pistolero profesional.

Juan Materno Vásquez opinó, en su momento, que ‘la salida de Lipstein del escenario procesal nunca más permitió que se volviera a armar el rompecabezas sobre el crimen de Remón. Lipstein era el punto de conexión de todas las circunstancias concurrentes al crimen'.

Al final del sainete, se realizaron dos juicios: uno, contra José Ramón Guizado, por la Asamblea Nacional en base a las acusaciones de Miró. Luego, el propio Miró se retractó de sus aseveraciones. A pesar de todo, Guizado fue condenado por la mayoría de una asamblea politizada. En el otro juicio, el resto de los acusados (entre ellos, Miró) fueron absueltos mediante Jurado de Conciencia.

Durante su alegato final, del abogado defensor de Guizado, el Lic. Guillermo Márquez Briceño, expuso con brillantez la situación de la nación en aquel momento: ‘con esta política de fraudes y engaños, se ha ido entronizando como dueña de este país una pandilla de delincuentes y malvados que no representa la voluntad popular y si algo del pueblo tiene es el repudio o el más absoluto desprecio. Pero si el crimen ha sido abominable, mucho más abominable es lo que ha seguido: la mentira, de unas investigaciones, el engaño en los interrogatorios, el plan diabólico para culpar a inocentes, el despojo de una presidencia, la comedia de un juicio parcial y apresurado en el seno de la Asamblea, el sarcasmo de la condena y mil bajezas, triquiñuelas e ilegalidades cometidas, increíbles en una democracia….'

PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.

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