• 27/09/2020 00:00

Reflexiones y apuntamientos sobre la democracia

Durante la Batalla de las Termópilas del año 460 a. C. , entre las ciudades Estados griegas, liderizadas por Leónidas I de Esparta y el ejército persa, se decía que este era tan numeroso que, cuando disparaban sus flechas, el cielo se ensombrecía.

Durante la Batalla de las Termópilas del año 460 a. C., entre las ciudades Estados griegas, liderizadas por Leónidas I de Esparta y el ejército persa, se decía que este era tan numeroso que, cuando disparaban sus flechas, el cielo se ensombrecía. A esto, Leónidas respondió, cercado por ellos, y manteniendo un batallón para retrasar el avance de los persas, mientras se preparaba el resto de Grecia: “Entonces, pelearemos a la sombra”.

Aún hoy podemos leer la lápida conmemorativa que dice: “Viajero, ve y dile a Esparta que aquí 300 de sus hombres murieron por cumplir sus leyes”.

Me permito iniciar con ello estas consideraciones sobre la Democracia y la Libertad, aunque estoy consciente de que la educación parece haber disminuido su necesario énfasis en materias como Historia, Filosofía, Sociología y Ciencia Política.

Ante todo, la necesaria participación del ciudadano, en una verdadera Democracia, requiere una población educada, mucho más allá de la básica lectura y escritura. Y ni qué decir de la enjundiosa recomendación del Dr. Eusebio A. Morales, que frecuentemente olvidamos a la hora de nuestra selección de los miembros del Órgano Legislativo Nacional.

Al efecto nos dice Morales: “La función de legislar es una de las funciones más graves, serias y difíciles que el hombre puede desempeñar en cualquier sociedad organizada, y por ello la selección de los encargados de desempeñarla debe hacerse teniendo en cuenta únicamente a los más aptos, ilustrados e íntegros”.

No menos fundamental es el apoyo a la investigación en todas las disciplinas, con la ayuda de fondos públicos, al igual que sin cortapisas de orden ideológico y de filosofías políticas.

Y todo lo anterior dentro de la llamada Revolución de las Comunicaciones, no obstante, los errores y hasta abusos que inevitablemente puedan darse.

¿Y qué decir de los frenos y contrapesos que deben regir el funcionamiento de los Órganos del Estado?

Siendo ello un freno que hace, a veces, compleja y lenta la operación de la Democracia, cuando se le compara con las autocracias y totalitarismos. Incluso pensamos que, tal vez por esto, Churchill decía con acierto: “La Democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido intentadas de tiempo en tiempo”.

No podemos olvidar tampoco que los tiranos escogen de a dedo a consejeros sumisos y sin columna vertebral, prestos siempre al elogio del cual dependen. A un mismo tiempo que practican el amoral principio maquiavélico que considera mantenerse en el poder indefinidamente, como mandato cardinal.

¿Habremos olvidado a las multitudes (vociferantes y con odio) aplaudiendo a Mussolini en Italia y a Hitler en Alemania. En Europa y no en países del llamado Tercer Mundo?

También durante el siglo XX el estalinismo en Rusia logró avances significativos en la economía, al igual que en Italia y Alemania, pero a costa de la libertad. Ya antes de las consecuencias directas de la Caída del Muro de Berlín en Europa del Este, en general, ya se habían formulado dentro del único partido las denuncias por los crímenes de Stalin contra prominentes camaradas del más alto rango.

En el presente siglo XXI, es de esperar que una positiva evolución política en China continúe absorbiendo las lecciones de los diez años de persecuciones y crímenes de la llamada Revolución Cultural, presidida por la llamada “Banda de los Cuatro”.

Ojalá que nuestras nuevas generaciones no olviden esas críticas lecciones del pasado, pues, cuando el presente olvida el pasado, ya habremos perdido el futuro.

Autor del libro “La democracia enjuiciada: alegato de la defensa”.
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