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- 19/12/2020 00:00
¿Reemplazarán el 'bitcoin' y las 'criptomonedas' al dinero tal como lo conocemos?
Antes de continuar, es necesario señalar que “bitcoin” estará escrito con “b” minúscula, toda vez que se refiere a la “unidad monetaria”, mientras que se escribe “Bitcoin”, con “B” mayúscula, para hacer referencia al nombre propio, la tecnología o al protocolo informático.
A pesar de los rumores que han surgido desde la llegada al mundo del protocolo Bitcoin, acerca de si esta tecnología reemplazará el sistema financiero actual, así como su unidad monetaria, bitcoin, al dinero; debemos considerar diversos factores que nos hacen pensar en evolución y no en sustitución o desaparición.
Es muy común escuchar entre las comunidades de esta tecnología, a entusiastas, emprendedores y empresarios expresar frases como “Bitcoin reemplazará el sistema financiero mundial”, “los bancos caerán ante la descentralización tecnológica”, “todo el sistema financiero será digital y bitcoin será parte de ello”; sonando con más fuerza en el último año, por lo acontecido con la pandemia por COVID-19, permitiéndonos reconocer que existe temor e incomodidad por parte de banqueros tradicionales, alrededor del mundo, quienes han terminado atacando a Bitcoin o a su ecosistema, como reacción consecuente. No obstante, es responsable mencionar que, ante el creciente interés mundial por esta tecnología, los bancos e instituciones financieras no desaparecerán, pero sí padecerán la obligación de actualizar su cartera de servicios y productos, en el cual las criptomonedas, serán una parte fundamental.
Actualmente, hay un notable punto de combate entre los “procriptos” y los “probancos”, en el que se protagoniza un debate sin fin, al defender cada uno, su conocimiento, historia y estructura; pero el tiempo y las decisiones, tanto de Gobiernos como de bancos centrales, nos están dando señales de que tendremos que aprender a vivir bajo el panorama de la “coexistencia”, toda vez que, con la llegada de las “monedas digitales emitidas por bancos centrales” inspiradas en el protocolo Bitcoin, se legitima esta tecnología.
En la coexistencia, vemos un punto concreto que dará un paso importante en la adopción de las criptomonedas como parte de la cartera de productos y servicios en el sector financiero y este es “la necesidad de un alto estándar en ciberseguridad” que tienen los usuarios al relacionarse con las criptomonedas.
Algo que debemos reconocer es que las instituciones financieras tienen fortalezas en cuanto a seguridad en su infraestructura para evitar pérdidas de dinero; por lo que, es más probable que el usuario sea quien pierda su dinero y no la institución. Es decir, son pocos los usuarios conscientes de la gran responsabilidad que conlleva custodiar sus propios activos, por lo que es muy común observar que haya una gran cantidad de personas que terminen aceptando que un tercero se encargue del proceso de velar por la integridad, seguridad y privacidad de sus activos; siendo este, el punto de convergencia para que inicie el proceso de coexistencia entre el dinero tradicional y las criptomonedas, basada en la relación usuario-ciberseguridad-banco.
Por ejemplo, en talleres dictados, se les explica a los participantes sobre la importancia de trabajar con llaves privadas y públicas, contraseñas con alto estándar de seguridad, redes Wi-Fi encriptadas, gestor de contraseñar, doble factor de autenticación, llave para firma electrónica, entre otros elementos de privacidad y ciberseguridad; sin embargo, es bastante frecuente ver cómo los participantes muestran emociones relacionadas con la frustración, al percatarse de que trabajar con criptomonedas significa lidiar con temas, mayormente, desconocidos por no técnicos en computación, pero que es obligatorio tener presentes, si se quiere ser un custodio de “activos digitales” propios. Entonces, es cuando identificamos que los participantes prefieren almacenar sus fondos en un “exchange” o casa de cambio en línea, en las que se reducen las técnicas de ciberseguridad y privacidad para la custodia de fondos. Es decir, aceptan los términos y condiciones que un tercero les impone, antes de convertirse en el custodio de sus activos, aun cuando esto pueda implicar pérdida de fondos por errores y daños técnicos en la plataforma e infraestructura computacional.
La evolución viene con retos, entre ellos, la comprensión y la aceptación de lo nuevo, la instrucción y educación en la materia, la adecuación de la infraestructura, lo cual supone administración de presupuesto para actualizaciones operativas, la generación de confianza hacia una comunidad escéptica hacia los custodios tercerizados, la adecuación de normas vigentes para facilitar la entrada de estos servicios en el mercado, entre otros.
No obstante, para que estos retos sean superados, hace falta la figura de un coordinador con perspectiva global que entienda las ventajas y desventajas, puntos de convergencia y divergencia de esta tecnología y el entorno financiero, así como un plan estratégico que permita dar paso firme hacia el avance complementario entre los sectores principales, sin que medie incomodidad alguna por parte de sus miembros.
Pero, ahora nos preguntamos: ¿existirá la voluntad por querer evolucionar en materia de tecnologías financieras disruptivas?, ¿cuáles son los intereses que afloran al evolucionar?, ¿será que las instituciones financieras que no evolucionen sí desaparecerán, siendo sustituidas por las que sí hayan evolucionado?
(*) El autor es comunicador ejecutivo y corporativo, mediador y conciliador de la República de Panamá. Secretario de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio Digital y Blockchain.