Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
La idea de atravesar Panamá nace en 1513, cuando el español Vasco Núñez de Balboa recorre el istmo desde el Atlántico, descubriendo el mar Pacífico. En 1534, el rey Carlos V de España ordenó hacer estudios para considerar construir un canal a través del istmo.
Panamá se independiza de España en 1821, uniéndose a la Gran Colombia por 72 años. Tras varios intentos de independencia, nacemos como república el 3 de noviembre de 1903. En la época, éramos la provincia olvidada.
La fiebre del oro en California en 1849 despierta interés por acortar los caminos entre los dos océanos a través nuestro. En 1850, los estadounidenses William Aspinwall y Henry Chauncey firman con Colombia un contrato para construir el ferrocarril, naciendo en 1855 el Panama Railroad Company, en paralelo con el futuro canal.
El ferrocarril es un gran negocio, siendo el primero en atravesar el continente. Trajeron miles de trabajadores de China al ser más resistentes a las enfermedades de la inhóspita selva panameña, e hicieron muchos de ellos de Panamá su segunda patria, por eso la extensa comunidad china en nuestro país.
Colombia negocia en 1880 un contrato con el conde Fernando de Lesseps, francés, lleno de gloria por haber construido el Canal de Suez. Fracasan en su intento por la corrupción en su administración y las enfermedades tropicales que encontraron. Tras 20 años y su fracaso, quedó encargado de sus bienes su ingeniero jefe, Philippe Bunau Varilla, quien intenta vender la concesión a Estados Unidos. Negocia un tratado con Colombia donde ese país pagaría a los franceses, pero el Senado colombiano lo considera muy desventajoso.
Los panameños, que veían en la construcción del Canal una salvación a su caótica situación económica, con ansias independentistas expresadas antes, aprovechan la coyuntura y promueven el nacimiento de la República el 3 de noviembre de 1903. Bunau Varilla, procurando salvar los bienes franceses, logra que lo designen negociador de los tratados, apresurándose en llegar a Washington para firmarlos con el secretario de Estado John Hay, 15 días después, el 18 de noviembre, antes de que los representantes panameños lleguen a la capital norteamericana.
El tratado firmado era mucho más desventajoso para la futura Nación que el negociado con Colombia, pero indispensable para consolidar su nacimiento. Desde el inicio de la vigencia del Tratado, Panamá reclamó a Estados Unidos, no solo por lo injusto de sus cláusulas, sino por el abuso en la interpretación unilateral que le daban.
En la construcción del Canal murieron alrededor de 5.000 personas, más de 4.500 procedentes de las islas del Caribe y alrededor de 300 estadounidenses. Su costo no superó los 200 millones de dólares.
El Tratado original se modificó en varias ocasiones, llegándose a derogarlo por completo el 7 de septiembre de 1977, cuando lo firman en la OEA en Washington el presidente Jimmy Carter y el general Omar Torrijos, jefe de gobierno de Panamá. Fueron muchos años de lucha ciudadana y abusos soportados para lograr ese objetivo.
Allí se establece que empiece la reversión de viviendas y edificios allí construidos y culmine, 23 años después, el 31 de diciembre de 1999, con la entrega definitiva de su administración a Panamá. Se crea la Autoridad del Canal de Panamá, (ACP) blindada de influencias políticas mediante reforma constitucional en 1994, siendo yo uno de los legisladores presentes.
El Canal de Panamá sirvió gratuitamente a Estados Unidos como tránsito de naves militares, sobre todo en tiempos de guerra. Además, durante todos esos años tuvieron sin costo alguno 14 bases militares, manteniendo durante el conflicto bélico en 1942, 132 sitios de defensa, pagando únicamente en aquellos ubicados en propiedad privada. Tenían la Escuela de las Américas para adoctrinar a militares latinoamericanos y donde estudiaron muchos dictadores y militares de su país. Fue al aporte de Panamá a la paz mundial.
Producto de los tratados, se entregaron los deteriorados puertos de Balboa, en el Pacífico, y Cristóbal en el Atlántico, que se otorgan en concesión, luego de licitación pública internacional, al igual que el ferrocarril interoceánico. Los dos puertos los gana Hutchinson Whampoa, hoy Hutchinson Ports, de Hong Kong, que operó puertos en California. Posteriormente se construyen otros: dos en el Atlántico, Manzanillo, cuyos propietarios son de Seattle, estado de Washington, y Evergreen de Taiwán y en el Pacífico Rodman, de Port of Singapur (PSA). Tras devolver Gran Bretaña a China el control político de Hong Kong en 1997, los operadores de los puertos chinos en Panamá, Hutchinson Ports, empresas donde el Gobierno chino ejerce mucha influencia.
A nivel internacional, la administración en manos panameñas ha logrado muchas distinciones, sobre todo por la seguridad y la eficiencia de su operación. El Canal se amplió en 2016 a un costo de $6 mil millones, asumidos totalmente por Panamá. Solo en 2024 produjo de dividendo a Panamá más de 2.400 millones, muchos más que lo que Estados Unidos nos produjo en los 85 que ellos lo administraron.
Los puertos no tienen ninguna incidencia en el manejo de las operaciones del Canal, responsabilidad exclusiva de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Solo manejan la carga que trasbordan o dejan en Panamá los buques, muchos de los cuales ni siquiera atraviesan el Canal. En conclusión, no es cierto que la República de China tiene alguna injerencia en el manejo del Canal de Panamá. Una empresa es concesionaria de dos puertos en las riberas del Canal y que, dada su estrecha relación con el Gobierno chino, generan las suspicacias de Estados Unidos sobre la seguridad del Canal.