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- 03/09/2022 00:00
La promoción de grado y la superdotación
El tratamiento de las Altas Capacidades, y sobre todo el de la superdotación a los más altos niveles, suele ser un ejercicio de simplificación de creencias, opiniones y razonamientos sin una base objetiva real. Es común encontrar generalizaciones a partir de experiencias particulares o ajenas, sobre quienes son o deben ser los superdotados, con la agravante de culparlos algunas veces por ser inteligentes en exceso y cuestionar su merecimiento a ser promovidos de grado. En algunos países esta medida de adecuación curricular se encuentra prohibida. En Panamá está regulada por el Resuelto 709 de 25 de febrero de 2016. Meduca. El adelantamiento, de acuerdo con Sánchez, Canto y Carrillo (2009), es un procedimiento que consiste en escolarizar al niño sobresaliente en el curso escolar que le corresponde según su edad mental y no por su edad cronológica.
La insistencia o terquedad, de que un niño permanezca con aquellos de su misma edad, así sea un Einstein o un Mozart de las letras o la tecnología, puede, y de hecho ocurre, traerle consecuencias nefastas para su salud mental y equilibrio emocional. Aun cuando se ha demostrado que la promoción de grado o aceleración no es perjudicial en sí misma para el superdotado(a) y que lejos de producirles problemas emocionales con compañeros mayores que él, esta medida muy por el contrario le proporciona un contexto de protección y conexión psicoemocional, que potencia la calidad de sus expresiones académicas o intelectuales, lo que a su vez incrementa sus niveles de seguridad y confianza, porque el alumno aprovecha por disposición natural y anímica, los retos académicos que su nueva situación académica le ofrece. Lo usual cuando se niega una promoción de grado con todas las pruebas a favor, es que el niño o niña se aburra en clase, sea objeto de burlas o maltrato psicológico o físico, se sienta excluido del grupo y pueda tener problemas de identidad social y personal.
La aceleración o adelantamiento de curso es una de las medidas curriculares más efectivas siempre y cuando vaya precedida de una apropiada y eficiente evaluación integral y que el estudiante demuestre de manera clara y convincente que tiene adquiridas las competencias curriculares de los grados previos al curso al cual se promueve. Esta medida de adecuación curricular es altamente recomendada para alumnos altamente sobresalientes (AAS) o superdotados, llamados así porque superan las expectativas de los grados superiores de forma cómoda y fluida.
El potencial académico demostrable debe ser acompañado de competencias sociales adaptativas en el contexto del evaluado y en correspondencia a su edad cronológica. Un niño superdotado sigue siendo un niño, no un adulto en miniatura. Conocemos de superdotados que literalmente devoran material complejo de forma autodidacta en semanas o meses, que el estudiante normo típico o estándar suele asimilarlo en años. Es un hecho y debemos convivir con ello.
Los superdotados son expresiones vivientes de la convergencia o coincidencia de la genética con las oportunidades que han tenido en un marco histórico, cultural y social determinado (natura y nurtura). Según Colangelo et al. (2004) en Una nación engañada, sostienen que los alumnos más brillantes en Estados Unidos, no se les permitía avanzar al ritmo propio de su excelencia, lo cual según ellos menoscaba sus expectativas, sueños y aspiraciones. Cosas del primer mundo que han dejado sus huellas por estos lares. Los costos de mantener a los alumnos más brillantes en clases desfasadas de sus competencias, representan un atentado a su dignidad como personas en formación y al principio de equidad social y educativa, lo que eventualmente pueden resultar contraproducentes para la salud mental y emocional de ese colectivo.