• 13/08/2024 00:00

Privatización de aeropuertos, ¿un camino hacia la eficiencia de recursos y el desarrollo turístico?

El presidente José Raúl Mulino, durante su conversación semanal con la prensa al inicio de este mes de agosto, presentó la idea de evaluar la privatización de los aeropuertos regionales de David, Río Hato y Colón. Según las declaraciones del presidente Mulino, esta iniciativa busca hacer un uso eficiente de estas infraestructuras aeroportuarias que tanto le han costado al Estado en los últimos 10 años, pero cuyos beneficios esperados aún no se perciben.

La experiencia en gestión aeroportuaria ha demostrado que la privatización de aeropuertos ha emergido en las últimas tres décadas como una solución prometedora para abordar las limitaciones financieras y las ineficiencias operativas que los gobiernos enfrentan. Mientras los aeropuertos más grandes han cosechado significativos beneficios de la privatización, los retos y oportunidades para los aeropuertos más pequeños son únicos. Analicemos los beneficios y consideraciones de esta tendencia que está tomando fuerza en el sector aeroportuario.

La entrada de capital privado en los aeropuertos de David, Río Hato y Colón sería un impulso necesario para la modernización de la infraestructura. Esta inversión permitiría la expansión de sus terminales, la mejora de pistas y la modernización de las instalaciones, elementos esenciales para manejar el creciente tráfico de pasajeros y elevar los estándares de seguridad operacional. Desde el punto de vista de la eficiencia operativa, los operadores aeroportuarios privados implementan prácticas de gestión más eficientes que los operadores públicos, como la optimización de niveles de personal, la adopción de tecnologías avanzadas y la simplificación de procesos operativos.

Otro beneficio que el país lograría con la privatización de los aeropuertos regionales está relacionado con la mejora en la calidad del servicio a los pasajeros y usuarios de los aeropuertos concesionados. Con un enfoque centrado en la satisfacción del cliente, los aeropuertos privatizados invierten en mejorar la calidad del servicio. La modernización de las comodidades para los pasajeros, la reducción de los tiempos de espera y la mejora de la estética del aeropuerto son mejoras que pueden atraer a más pasajeros y aerolíneas, incrementando la competitividad de los aeropuertos.

Un beneficio muy importante es el impulso al desarrollo económico de las ciudades donde operan los aeropuertos. Los aeropuertos regionales privatizados pueden convertirse en motores de desarrollo económico local. La mejora en las instalaciones y la conectividad puede atraer negocios, impulsar el turismo y generar empleos, contribuyendo significativamente al crecimiento económico de la región.

Para implementar con éxito la iniciativa planteada por el presidente Mulino, algunas consideraciones deben tenerse en cuenta. A mi juicio, el principal reto está relacionado con el desafío de estructurar un modelo de negocio que permita su rentabilidad, dado el volumen de tráfico muy modesto que hoy día gestionan y el tráfico potencial de los aeropuertos de David y Río Hato. La experiencia ha indicado que los aeropuertos regionales pequeños enfrentan desafíos para alcanzar la rentabilidad debido a menores volúmenes de pasajeros. Es común que el modelo de negocio sugerido facilite la diversificación de las fuentes de ingresos más allá de las tasas aeronáuticas. Los ingresos provenientes de concesiones de puntos de ventas, estacionamientos, alquileres de bienes raíces y otras actividades comerciales proporcionan una base de ingresos más estable y menos dependiente del tráfico de pasajeros. Esta diversificación es particularmente beneficiosa para los aeropuertos regionales con bajo volumen de pasajeros.

Otra consideración pertinente se refiere al modelo regulatorio que se establecería para esta posible concesión. El marco regulatorio debe equilibrar la necesidad de que los aeropuertos concesionados logren viabilidad financiera mientras protegen los intereses de los pasajeros y usuarios y aseguran tasas aeroportuarias justas. También se debe asegurar que los aeropuertos privatizados continúen sirviendo al interés público, permitiendo la operación de rutas aéreas y sirviendo a áreas remotas o desatendidas. El modelo regulatorio debe implicar una distribución equitativa de riesgos entre el estado y el futuro operador privado. Esto incluye riesgos financieros y operativos, así como los posibles impactos de recesiones económicas.

En resumen, la privatización de los aeropuertos de David, Río Hato y Colón ofrece numerosos beneficios, incluyendo una mayor inversión financiera por parte del nuevo operador, más eficiencia operativa y mejoras en la calidad del servicio. Sin embargo, requiere una consideración cuidadosa del marco regulatorio. Si estos factores se gestionan adecuadamente, la privatización puede conducir a un desarrollo sostenible y a un mejor rendimiento de los aeropuertos regionales, beneficiando a las comunidades y a la economía en general.

La privatización de los aeropuertos de David, Río Hato y Colón apunta a ser la llave que abra la puerta a un futuro más eficiente y próspero para nuestros aeropuertos regionales. Una gran tarea por delante tiene el gobierno del presidente Mulino.

El autor es exdirector regional del Consejo Internacional de Aeropuertos
Lo Nuevo
comments powered by Disqus