La ceremonia del traslado del féretro del papa Francisco, que falleció este lunes a los 88 años, de la capilla de Santa Marta, comenzó a las 9.00 hora...
Una gran mejora se notó en las comunicaciones oficiales cuando el nuevo presidente comenzó con sus conferencias semanales los jueves. Diferente al hermetismo de Cortizo, Mulino dio una imagen de apertura y transparencia al dirigirse regularmente a la Nación. Sin embargo, esa inicial aceptación no se trasmitió al gobierno como un todo. De las mayores críticas que recibe la gestión del presidente Mulino es su falta de una política oportuna y coherente de comunicación.
La Estrella de Panamá, en su edición del 2 de abril, publicó una encuesta que califica la gestión de Mulino como 67 % negativa, algo verdaderamente preocupante para quien solo tiene 8 meses en el poder. En todo gobierno moderno existe, como oficina vital, el Ministerio de Comunicaciones, que es quien traza hacia adentro y hacia afuera las políticas que el gobierno quiere ejecutar y divulgar. Es el que habla a nombre de la gestión. El presidente solo anuncia lo esencial.
Eso no ocurre aquí porque, extrañamente, el presidente ha llegado a decir, en el caso de Estados Unidos, que será el único en hablar de tema y que no necesita ayuda de nadie, ni de adentro ni de afuera.
Investigando el tema, me comentan que la Presidencia de la República, desempolvando una resolución de 2006 del gobierno de Martín Torrijos, decidió que las instituciones del Estado, sin excepción alguna, deben remitir obligatoriamente a oficina en el Palacio de las Garzas cualquier gasto en comunicación que se quiera hacer, aunque sea totalmente trivial, como anunciar alguna información del Idaan para cerrar la potabilizadora. Algo absurdo, impropio, de un gobierno que “dice” querer desburocratizar el Estado.
¿Cuál será el propósito? Me explican que esa poderosa oficina presidencial aprueba lo que haga cada institución para contratar publicidad o comunicaciones. Más que importarles el contenido de lo que se vaya a publicitar o promocionar, interesa saber a quién se quiere contratar. Allí empiezan las molestias. Por ejemplo, si se recomendó a la publicitaria Verde que presentó un proyecto, ellos le dirán que mejor usen a la publicitaria Azul, con la que tienen mejores relaciones. ¿Para qué? Que cada uno se lo imagine, pero en el gobierno de Cortizo se comentó el favoritismo oficial que tenían hacia dos publicitarias, muy allegadas al poder de turno, en darles los contratos del gobierno, siendo los administradores de las pautas a dar a otros medios o periodistas. Según me dicen, se volvieron más millonarios de lo que ya eran. Siguen los mismos con el actual gobierno.
Inclusive se meten a decidir a qué periodista, estación de radio o influencer le dan contratos. Me imagino que para escrachar a alguno que no sea amigo de ellos o que haya hablado mal de alguien en el gobierno. Y eso les otorga un control y una relación muy sospechosa con quien contratan. Por cierto, muy propicia para la corrupción, tal como se ha denunciado en administraciones anteriores.
Tengo conocimiento de la forma como eligen a los directores de comunicación. Es esa oficina presidencial la que asigna al relacionista público o periodista que atenderá a la entidad requerida de sus servicios. Este funcionario responderá directamente a la Presidencia y no al jefe de la institución. No es por mejorar la calidad de las comunicaciones oficiales, sino fórmula para controlarlas. El mecanismo, a mi juicio, ha traído como consecuencia una terrible comunicación oficial, lo cual se refleja en muchos casos, los más recientes, el manejo del asilo a Nicaragua de Ricardo Martinelli de parte del Ejecutivo, la Policía Nacional y la Cancillería y lo que firmó con el secretario de Defensa Pete Hegseth.
Esta política es muy propicia para impulsar prácticas corruptas. Te contrato, pero me das una noche o me das esto. ¿Qué medio no aceptaría dar “algo” a quien lo contrata, cuando la situación económica de la gente y las empresas está hecha leña? ¿Reportarían en algún lado esta práctica corrupta que se ha repetido por tantos años en la administración pública y que muchos, los medios conocen, pero, por temor a perder lo que le pautan, simplemente callan?
Presidente Mulino, usted se comprometió a llevar a cabo un gobierno libre de corrupción. Las comunicaciones del Estado, asunto que debe sumar muchos millones de dólares, debe ser manejadas con la debida transparencia. Es penoso que todo parece seguir igual que antes. Tiene usted la oportunidad para enmendar y ser diferente a quienes lo antecedieron en el cargo, si lo que se busca es una auténtica transparencia.