• 28/07/2022 00:00

Cuando el paternalismo estatal frena el agro

En días pasados y ante la supuesta alza del arroz al consumidor panameño, el gobierno nacional a través del Ministerio de Desarrollo Agropecuario aumentó a los productores de este rubro dos balboas a los 7.50 que recibían como subsidio estatal

En días pasados y ante la supuesta alza del arroz al consumidor panameño, el gobierno nacional a través del Ministerio de Desarrollo Agropecuario aumentó a los productores de este rubro dos balboas a los 7.50 que recibían como subsidio estatal. Esta medida paternalista ya agotada, en vez de apoyarlos, premia su ineficiencia. ¿Por qué?

Simple, el paternalismo agropecuario estatal que en Panamá se da desde el tiempo de los militares, en términos generales encubren ineficiencias en el sector productivo, en términos específicos desincentivan la producción, la competitividad y todo tipo de innovación entre los productores especialmente los pequeños y medianos.

En otras palabras, el paternalismo estatal convierte al productor en un ente pasivo que lo inhibe a tomar decisiones, a asumir actitudes y roles protagónicos en la solución eficiente de sus más acuciosos problemas.

Más triste, un parásito. Y son precisamente esos problemas que lo mantienen a la deriva, a merced de los subsidios, de políticas estatales erróneas, de las trasnacionales y de los intermediarios, sempiterno eslabón de la cadena de comercialización.

Frente a esta problemática llegó el momento de emancipar a nuestros productores del paternalismo estatal, independientemente del costo político que hay que asumir. No queda otro camino. Para mañana es tarde.

Nuestros gobiernos no deben seguir con la vieja e inequívoca práctica de seguir “cargando” a nuestros productores menos si existen medidas políticas agropecuarias de carácter normadora, promotora y orientadora. Frente a la realidad agropecuaria que impera hoy, tienen que desistir de politiquerías y hacerle ver al productor panameño que tiene capacidad creadora y que puede atender y resolver perfectamente sus problemas inmediatos.

Al respecto la FAO sostiene que en América Latina se necesita desmitificar la importancia de las soluciones paternalismo-dependientes y reemplazarlas por soluciones educativo-emancipadoras, que permitan conciliar escasez de recursos con eficiencia empresarial.

Para hacer esa transformación —puntualiza este organismo— es importante empezar por la educación porque hay cosas que no se pueden hacer de golpe sino gradualmente. El Estado debe cumplir con su papel de regulador y control, pero no de intervención, “cuando se mete a fijar precios o hacer ferias de comercialización, por ejemplo, lo que hace es intervenir en procesos que deben ser de la empresa privada para dar paso a la innovación. Se debe trabajar en calidad e inocuidad” recalca.

Pero no es fácil, destaca la FAO, los agricultores tienen que asumir un papel esencialmente emancipador de dependencias. Con ese propósito hay que delegarles gran parte de la solución de sus problemas, en vez de alimentar en ellos la nueva ilusión de que el mercado y las cadenas agro-alimentarias lo harán por ellos.

Para preparar esta progresiva emancipación, destaca esta entidad, los gobiernos deberán promover formas sencillas de organización empresarial de los agricultores y proporcionarles los conocimientos mínimos que necesitan para que verdaderamente quieran, sepan y puedan enfrentar y asumir, en forma gradual, actitudes y roles más protagónicos en la eficiente solución de sus propios problemas.

Entonces, le corresponde al Ministerio de desarrollo Agropecuario (MIDA) conceder a los agricultores las competencias para que ellos puedan “producir más y mejor con menos recursos, con menos Estado y con menos expropiación del 'agribusiness'".”

Nunca debemos olvidar que los subsidios, por deseables o deseados que sean son perpetuadores de dependencias porque hay que concederlos hoy, mañana y pasado mañana; y por este motivo adicional son insuficientes y excluyentes.

Periodista agropecuario
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