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- 06/08/2016 02:00
Las Meninas
Si han tenido la oportunidad de visitar en la Plaza de Francia la exposición El Museo del Prado en Panamá , quizá hayan echado de menos, como yo, a los dos enanos y al perro que aparecen en el famoso cuadro de Las Meninas. Los organizadores se dejaron en el Museo del Prado de Madrid a María Bárbola y a Nicolasito Pertusato, los dos enanos que aparecen en el grandioso cuadro de Velázquez. Y con ellos quedó el mastín, conocido por el nombre de Moisés.
En Las Meninas , obra pintada por Diego Velázquez en 1656 en el Palacio del Alcázar, aparece como figura central Margarita, esa niña de rubios cabellos y ataviada con finos encajes que nos regala una fugaz mirada. Tenía que ser así, pues esa niña era la única hija del rey Felipe IV y su segunda esposa, Mariana de Austria.
Entre la docena de personajes que componen la obra están también los reyes, el propio Velázquez mientras pinta, las damas de compañía de la infanta, así como un ayuda de cámara y una chaperona. Pero en la versión de la Plaza de Francia se han olvidado también de incluir las dos grandes pinturas que aparecen en lo alto de la habitación: Apolo y Pan de Pedro Pablo Rubens y Atenea y Aracne de Jaboc Jordaens.
En el cuadrante inferior derecho nos escamotearon la figuras de los dos enanos. Ella es la alemana María Bárbola, que mira al espectador sin ningún interés, ataviada de sedas y encajes, reflejando su importancia en la corte real. Bárbola además de sufrir de enanismo e hidrocefalia, no había tenido la oportunidad de aprender a leer ni a escribir. Lo poco que sabía lo había aprendido de las clases que recibía a su muy temprana edad la infanta Margarita. A Margarita la obligaron a casarse con su propio tío, el emperador de Austria, Leopoldo I, con solo 16 años, y, después de siete embarazos, murió a los 22 años. María Bárbola, pidió ver el cuadro de Las Meninas desconsolada ante la muerte repentina de Margarita, pues quería recordar a aquella niña a la que tanto envidiaba por su belleza. Mari Bárbola, como también se le conocía, nunca se miraba a los espejos para olvidar su fealdad, y si hubiera estado en su mano, habría destrozado ese cuadro que perpetuaba su fealdad.
Nicolasito Pertusato, de origen italiano y procedente de una familia noble, estuvo en la corte de dos reyes, Felipe IV y Carlos II. Entró en la corte en 1650 bajo la protección de Mariana de Austria, primero como ayuda de cámara y acompañó a la reina en su exilio en Toledo. A Nicolasito, Madame de Villars lo describió con estas palabras: ‘Nunca vi cosa tan linda como el enano del rey llamado Luisillo, nacido en Flandes; maravilla su pequeñez y está perfectamente proporcionado. Tiene linda cara, linda cabeza y más talento del que pueda imaginarse '.
Otro de los grandes ausentes en Panamá es el mastín que aparece junto a María Bárbola y Nicolasito, y con el que este parece jugar poniendo su pie encima del mastín. Es tanta la familiaridad que el perro tiene por este que cierra los ojos y se queda quieto ante el leve peso de su pequeño pie en el lomo.
El perro en este cuadro no observa al espectador, está para ser admirado en la solemnidad de su quietud.
CURADORA DE ARTE.