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- 02/05/2010 02:00
El personaje y sus máscaras
Una persona puede tener más de una máscara. En el hogar usa una diferente a la que usa en el trabajo o en reuniones sociales. Colectivamente, sin embargo, son todas sus máscaras las que constituyen su persona y simplemente se comporta de la manera en que las situaciones se le presente.
El personaje es la máscara que exhibimos públicamente, con la intención de presentar una impresión favorable, para que la sociedad nos acepte.
Podría también llamarse el “ideal” de lo que quisiéramos ser. El rol de esta máscara es favorable.
Lo perjudicial de la máscara es cuando el individuo se preocupa demasiado por su imagen y su ego comienza a hincharse y a identificarse exclusivamente con su representación; y, los otros aspectos de su personalidad serán dejados a un lado. Se inunda la psiquis del sujeto y produce una alienación de su naturaleza y vive en un estado de tensión debido al conflicto entre su personaje super engrandecido y las partes subdesarrolladas de su personalidad.
Ha de tener un sentido exagerado de su propia importancia, y se lo “impone" a la gente y demanda que desempeñen su mismo rol. Y, si no estás a la altura de su ego inflado entonces tú no vales nada.
Con este tipo de máscara la persona puede tomarse libertades en todos los sentidos: liberar impulsos y los deseos más reprimidos, y se usa hasta para cometer excesos injustificados.
Una máscara tiene diferentes facetas: lo que somos, lo que queremos ser, lo que aparentamos, lo que los demás ven o quieren ver en nosotros. Estas distintas "caras", la mayoría escondidas, son las que nos hacen desear ser otro de manera subjetiva.
Es la imagen irreal que se asume para deslumbrar y agradar; así como, para demostrar un sentido de superioridad por ridiculizar, fiscalizar, y enjuiciar; defenderse y vengarse.
Hace daño a los demás y trae consecuencias. Este tipo de máscaras se usan por temor a ser rechazado, ignorado, marginado, etc.
Se usan estas “caras” para reemplazar los sentimientos de frustración, dolor, pérdida o aumento desmesurado del ego y así “equilibrar” el trastorno que se tiene. Puede ser consciente o inconsciente, falsa e hipócrita y puede durar toda una vida. La persona vive en un mundo de mentiras y esto hace que no pueda resistir sus crisis agudas y se descontrola en el momento más inesperado.
Una de estas máscaras sirve de pantalla a los traficantes de la patria para encubrir sus intenciones más bajas, y aún las injusticias más vergonzosas. Son aquellos que prometen derramar su sangre por su país y lo más seguro es que no tenga la más mínima intención de sacrificarse. Por dinero venden a su patria.
Yo jamás he creído en el patriotismo de ningún pícaro. Hablan, intrigan, arrastran a todo el mundo, no paran un momento, arde en su pecho el sagrado fuego del amor patrio. Sólo los ingenuos creen en ellos.
Siempre abundan estos enmascarados, porque siempre hay hombres infames, y en la esfera política es cuando más se presentan, porque entonces hay más disposición para sus abusos.
Son fáciles de reconocer. Como son fáciles de reconocer a los que verdaderamente trabajan por el engrandecimiento de su nación pero con la máscara de la honestidad. Y, tú puedes ser uno de estos. Inténtalo y verás…
*Especialista de la conducta humana gemiliani@cableonda.net