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- 15/05/2016 02:03
Victoriano Lorenzo: vigencia de lucha y pensamiento
El 15 de mayo de 1903, el Gobierno colombiano fusiló al general Victoriano Lorenzo en lo que hoy se conoce como Plaza de Francia. Sus jueces fueron sus adversarios militares durante la guerra civil que destruyó a la República de Colombia, conocida como Guerra de los Mil Días. Lorenzo fue la única víctima de esa contienda bélica en el Istmo, pese a lo acordado en el Pacto de Wisconsin, firmado el 21 de noviembre de 1902 que puso fin al conflicto armado de finales del siglo XIX en Colombia.
El general Lorenzo había entrado a la guerra motivado por el ultraje que las tropas del Gobierno colombiano habían cometido en la comunidad de El Cacao, a donde llegaron en busca de las armas que él había escondido en el lugar, luego de la derrota de los liberales en la batalla del Puente de Calidonia. Lorenzo no defendía ideales liberales ni conservadores y entró a la guerra porque la población de esa comunidad agredida se lo pidió para vengar las ofensas que, por años, se había cometido en perjuicio de los pobres del norte de Coclé. Sus objetivos eran acabar con las injusticias que cometía el Gobierno, en contra de la gente humilde y por lograr beneficios sociales.
Hoy día, a 113 años del fusilamiento del general Victoriano Lorenzo, los ideales por los que luchó la población del norte de Coclé siguen sin resolverse. Luego de más de un siglo de luchas, la población originaria sigue siendo la más vulnerable y marginada de la sociedad panameña. Hoy es una tarea inconclusa, la protección del medio ambiente y los recursos hídricos, frente al apetito desmesurado de las transnacionales, que se apoderan de los recursos naturales que tiene el continente. Luego de 113 años de la muerte de Lorenzo, las riquezas que genera el canal de Panamá, cuya transferencia costó sangre, lágrimas y muertes a los panameños, todavía no llegan a esos sectores, responsables directos de su transferencia a manos panameñas.
Hace 113 años, los intereses globales de Estados Unidos y la clase gobernante de Colombia, sentenciaron a muerte a Victoriano Lorenzo y lo desaparecieron para borrar su ejemplo de lucha. Luego la historiografía oficial panameña desapareció o tergiversó sus acciones para justificar su desaparición física. Sin embargo, poco a poco las generaciones de panameños que siguieron comenzaron a investigar, a rescatar sus luchas y su legado, al igual que la de muchos héroes anónimos que tiene el país. Por eso es importante seguir indagando en la historia nacional, rescatando valores ciudadanos para fortalecernos con el ejemplo de hombres y mujeres de la sociedad panameña que cada día luchan por su existencia de una manera honesta y responsable.
El apóstol de la independencia cubana, José Martí, decía que había que ser cultos para ser libres. Se ha dicho que el siglo XXI es el siglo del conocimiento y de la información, de las redes sociales, lo mediático y que quien no posea o domine esos conocimientos y esos instrumentos, prácticamente no podrá siquiera aspirar a encontrar trabajo, dentro de este mundo globalizado. Hoy queda la responsabilidad de seguir preparándose para hacerle frente a esos nuevos retos que exige el nuevo mileno, una época en donde la competencia, la superación técnica-científica y el humanismo tolerante se constituyen en una exigencia diaria, no importa que no compartamos las mismas ideas políticas o una ideología en un momento determinado.
Por eso la educación no puede ser vista solo en función de las ganancias materiales; no se puede preparar a estudiantes-máquinas, capaces de producir dinero cuando se gradúan, sino a ciudadanos integrales, con valores espirituales, que aprecien la música, el arte, que argumenten, debatan al estilo socrático, mediante el uso de la razón; posean una visión, intuición y energía como lo exige el nuevo liderazgo del siglo XXI; que respeten las opiniones ajenas, con el convencimiento de que en un momento dado podemos ser adversarios, pero que somos parte de un país que requiere el esfuerzo y capacidad de cada uno de sus habitantes para seguir caminando por los senderos del progreso. Ese es el mejor legado para recordar a Victoriano Lorenzo hoy, a 113 años de su fusilamiento.
CRU DE COCLÉ.