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Del 3 al 6 de septiembre se celebró en Beijing, capital de China, el noveno Foro de Cooperación China-África (FOCAC), donde los principales líderes chinos en cabeza del presidente Xi Jinping, se reunieron con representantes de 53 países de la Unión Africana (UA). Este foro desde hace dos décadas ha tenido un impacto muy importante en el desarrollo económico y en la infraestructura de los países africanos. Fue un certamen poco reseñado en la prensa occidental, al igual que el Foro Económico Oriental de Rusia, en Vladivostok, donde asistieron del 3 al 6 de septiembre, representantes de 75 países, y se firmaron 313 acuerdos por valor de $61.700 millones. Entre ellos un acuerdo entre la Corporación de Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico. El Ártico es una de las zonas más disputadas en la actualidad en el mundo por las potencias y los países ribereños por el control de las riquezas energéticas y las nuevas rutas marítimas.
Foros que se celebraron en fechas simultáneas y que se constituyeron en preámbulos de la próxima cumbre de los BRICS en Kazán, en los cuales se debatieron asuntos globales que serán determinantes en los próximos años en las luchas por la dominación mundial entre las potencias del Sur Global y las potencias del G7. En aquel foro los chinos afianzaron más sus dominios estratégicos en África con la firma de una serie de acuerdos de cooperación económica y con la destinación de $50 mil millones para otorgar préstamos a los países africanos.
China ha otorgado prestamos a los países africanos para construcciones de carreteras, ferrocarriles, gasoductos, oleoductos, hidroeléctricas, puertos y mejoramientos a los accesos a las nuevas tecnologías en las comunicaciones. Además, de los programas de cooperación en materia de seguridad, defensa, educación y otros.
Hace dos décadas que surgió este foro y desde hace 15 años, China es el mayor socio comercial de África, tras superar a Estados Unidos. El comercio bilateral alcanzó el año pasado un récord de $282.100 millones. Entre las metas trazadas por los chinos y los africanos enel Plan de Acción de Dakar, los chinos se han propuesto construir en suelo africano más de 30.000 kilómetros de autopistas, generar 20.000 megavatios de electricidad, depurar al día más de nueve millones de toneladas de agua e impulsar procesos de industrializaciones en los países.
Uno de los proyectos más estratégicos de los chinos en África fue unir con un ferrocarril la capital de Etiopia, Adís Abeba con Yibuti. También unir el puerto de Dakar, capital de Senegal, en el Atlántico con una conexión ferroviaria y ruta comercial con Yibuti, en el Cuerno Africano. Uno de los países más estratégicos de África, en virtud de que se localiza en el área de influencia de los países del arco del islam frente a la península arábiga, con costas sobre el mar Rojo y el golfo de Adén en el océano Índico.
Yibuti es la puerta de entrada al estrecho de Bab-al Mandeb, que comunica al océano Indico con el mar Rojo a través del Canal del Suez. Es una ruta que une a los mercados de los países de la región de Indo-Pacífico, el Oriente Próximo y Europa. El estrecho de Bab-al Mandeb es uno de los cinco puntos neurálgicos en el control de la navegación marítima global, una de las rutas marítimas más preponderantes para el dominio y la supremacía en el comercio internacional y de vital importancia para la nueva ruta de la seda en África y Asia.
En Beijing, chinos y africanos afianzaron las políticas de cooperación económica con el fin de fortalecer más los nexos políticos y económicos. Por eso uno de los temas centrales de los debates fueron los avances en la construcción de la nueva ruta de la Seda en África, con el fin de lograr una mayor interconectividad en los intercambios de bienes y servicios entre los 2.910 millones de chinos y africanos.
China, con 1.412 millones de habitantes y África, con 1.498 millones, concentran el 30% de la población mundial. De hecho, son un mercado enorme que tiene un gran impacto en la economía global, debido a que articula e impulsa la Agenda 2063 de la Unión de Países Africanos y con el proyecto de la nueva ruta de la seda de China en sus cuatro componentes estratégicos.