La ceremonia del traslado del féretro del papa Francisco, que falleció este lunes a los 88 años, de la capilla de Santa Marta, comenzó a las 9.00 hora...

- 23/04/2025 00:00
El funeral del papa Francisco se llevará a cabo el próximo 26 de abril en la plaza de San Pedro, y marcará un hito en la historia de la Iglesia católica por su enfoque radicalmente simplificado, en línea con la humildad que caracterizó su papado. A diferencia de los funerales de otros pontífices, que solían ser ceremonias solemnes y pomposas, el argentino, que falleció el pasado 21 de abril a las 7:35 (hora de Roma) de la mañana, optó por un rito más austero, reflejo de su visión pastoral y su deseo de alejarse de las ostentaciones del poder terrenal.
Mucho antes de fallecer, Francisco había dejado claro que no deseaba un funeral lujoso. Sus modificaciones están recogidas en la segunda edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que regula las exequias de los papas.
Según explicó el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices, esta actualización surgió del deseo del, ahora, fallecido papa de renovar los ritos funerarios para que expresen con mayor claridad la fe de la Iglesia en la resurrección de Cristo.
Una de las modificaciones más significativas introducidas por el argentino religioso fue la eliminación de los tres ataúdes tradicionales —de ciprés, plomo y roble— en los que se solía depositar el cuerpo del pontífice. En su lugar, Francisco descansa en un único ataúd de madera con revestimiento interior de zinc, simplificando el proceso y reduciendo la carga simbólica asociada a la muerte de un papa.
Además, la constatación de la muerte no se hizo en la habitación del difunto, como era costumbre, sino en una capilla privada. El cuerpo descansa en el ataúd y está expuesto para la veneración de los fieles con el féretro abierto, sin el uso del catafalco —la plataforma elevada que tradicionalmente se empleaba para la exposición del cuerpo— ni la inclusión del báculo papal junto al féretro.
Otro cambio relevante es la posibilidad de que el pontífice sea enterrado fuera de la Basílica Vaticana. Francisco expresó su deseo de ser inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, en lugar de las tradicionales Grutas Vaticanas, como un acto de devoción a la Virgen Salus Populi Romani.
En cuanto a la liturgia, se adoptará un enfoque más sencillo, utilizando títulos como “papa”, “obispo de Roma” y “pastor”, dejando de lado expresiones como “romano pontífice”.
Además, se ha introducido la posibilidad de inhumar al pontífice en un lugar distinto de la Basílica Vaticana, lo que representa una flexibilidad en el protocolo funerario que no se había contemplado anteriormente.
El Colegio Cardenalicio celebró este martes su primera reunión de la congregación general, que se llevará a cabo todos los días hasta que comience el cónclave para elegir al nuevo papa.
De acuerdo con las normas eclesiásticas, durante estas reuniones los cardenales deben tomar decisiones como fijar la fecha de inicio del cónclave, que debe realizarse entre 14 y 20 días después de la muerte del pontífice. Así, el evento religioso debería programarse a partir del 5 de mayo.
En estas congregaciones, los cardenales presentes en Roma escucharán los discursos de algunos de sus miembros, lo que podría influir en la dirección del futuro cónclave, que se celebrará en dos semanas, para elegir al 267º papa de la Iglesia católica.
Según la Santa Sede, en la reunión de ayer, 22 de abril, participaron alrededor de 60 cardenales presentes en Roma, a los que se irán sumando otros que llegarán en los próximos días.
En total, hay 135 cardenales electores (menores de 80 años), de los cuales 110 fueron designados por el papa Francisco.
El Colegio Cardenalicio es el encargado de dirigir la Iglesia durante la sede vacante (el periodo entre la muerte o renuncia del papa y la elección de su sucesor), dado que la mayoría de los cargos de la estructura eclesiástica cesan en el momento de la muerte del pontífice.
En la primera reunión, los cardenales presentes juraron seguir la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, que regula la sede vacante y la elección del papa. Las primeras decisiones tomadas fueron el traslado del féretro de Francisco, el 23 de abril a las 9 de la mañana, desde la capilla de la residencia de Santa Marta a la Basílica de San Pedro, y la celebración de su funeral el sábado 26 de abril a las 10 de la mañana en la plaza de San Pedro.
Además, el Colegio Cardenalicio decidió suspender las beatificaciones programadas “hasta que se decida por el nuevo papa”. En esta primera congregación, los cardenales también escucharon a Kevin Farrell, el cardenal camarlengo encargado de los ritos principales tras la muerte del papa, leer el testamento espiritual del pontífice argentino. Asimismo, se eligieron por sorteo tres cardenales para asistir al camarlengo durante tres días en las decisiones ordinarias: Pietro Parolin, Stanislaw Rylko y Fabio Baggio.