• 19/05/2024 23:00

Las cuentas individuales dañan a la juventud

El engaño de las cuentas individuales queda claro hoy, dado que, en Chile, de acuerdo a datos de la Fundación Sol, la pensión de un hombre que haya cotizado durante 33 años será de apenas el 25.0% de sus últimos salarios. En el caso de la mujer la situación es peor, ya que la tasa de remplazo solo sería de 19.0%

En el esquema de pensiones propuesto por el Conep no solo se plantea un proceso de cambio paramétrico para el modelo de pensiones, lo que significaría para los jóvenes una elevación de la edad de jubilación, el aumento del monto de la cuota, el incremento de los años de aporte (densidad) y la reducción del valor de las nuevas pensiones (caída de la tasa de remplazo).

En su Visión País 2050, este organismo de los sectores económicamente dominantes, propone un sistema de tres pilares, en el que el segundo de estos es el fundamental para precisar el impacto que tendrá esta propuesta sobre la juventud, principalmente sobre la más vulnerable. Este segundo pilar obligaría a todos los hombres de menos de 50 años y a las mujeres de menos de 45 años a quedar afiliados obligatoriamente a un sistema de cuentas puro de cuentas individuales. Incluso se elimina el magro componente solidario del llamado subsistema mixto. En la propuesta del Conep también se incluye la idea de que estas cuentas individuales de pensiones sean manejadas por la empresa privada.

La narrativa sobre las cuentas individuales, en las que las pensiones dependen del monto de la cuota, de la posibilidad de estar empleado de manera estable, de la evolución del salario de la esperanza de vida y la rentabilidad de las inversiones, se sostiene sobre una serie de mitos, los cuales son fáciles de visualizar en el capítulo 6 del documento del Banco Mundial Titulado “Envejecimiento sin Crisis” (1994), que se basa principalmente en el modelo chileno de pensiones impuesto por la dictadura de Pinochet, quien, dicho sea de paso, se negó a que el ejército de Chile se incluyera en dicho esquema.

El primer mito está dado por la narrativa que las cuentas individuales son capaces de entregarle a los jóvenes pensiones adecuadas. Para esto se hicieron grandes promesas. Es así que el entonces ministro de Estado, José Piñera, declarara el 6 de noviembre de 1980 que un trabajador que aportara apenas el 10.0% de su salario a la cuenta individual, podría “de acuerdo a supuestos razonables obtener una pensión cercana a sus últimas remuneraciones”, es decir una tasa de remplazo del 100.0%.

El engaño de las cuentas individuales queda claro hoy, dado que, en Chile, de acuerdo a datos de la Fundación Sol, la pensión de un hombre que haya cotizado durante 33 años será de apenas el 25.0% de sus últimos salarios. En el caso de la mujer la situación es peor, ya que la tasa de remplazo solo sería de 19.0%. La situación de las pensiones no es mejor en otros países con cuentas individuales: 26.0% en México; 27.0% en República Dominicana; 39.0% en Perú. El sistema solidario en Panamá asegura una tasa mínima de remplazo de 60.0%.

Durante el 2015, el FMI realizó un análisis sobre el sistema de pensiones de la CSS, cuyos resultados fueron publicados bajo el título de “Pension Reform Options to Improve Stability and Equity”. El mismo mostró que los hoy jóvenes que se logren pensionar en el subsistema mixto, que básicamente es de cuentas individuales, recibirán a partir de las 2050 pensiones por un monto equivalente a cerca del 23.0% del promedio de los salarios recibidos en los diez mejores años. Pensiones obviamente de miseria.

Otro importante mito del esquema de cuentas individuales del Banco Mundial, que el Conep busca replicar en Panamá, está dado por la idea de que la administración privada de las cuentas individuales siempre es la más segura. Esto no es cierto, como lo destaca Isabel Ortiz y sus coautores, cuando analizando la acción de las administradoras de fondo de pensiones (AFP) privadas en Perú develan que: “En Perú, durante la crisis financiera mundial 2008-2009, los activos de los fondos de pensiones se redujeron en un 50 por ciento o más, debido a que los administradores de cartera de las AFP habían invertido en instrumentos de alto riesgo, incluso superiores a los asumidos por los participantes en la bolsa peruana.” No es un caso único, ya que, para dar otro ejemplo, en el 2020 las AFP de Chile perdieron 339 mil millones de pesos de los asegurados por ser accionistas de la línea aérea Latam. Las pérdidas las pagaron los asegurados

El FMI también supone que gracias a la competencia entre los privados los costos de administración que paga el asegurado serían bajos. La realidad es que el número de las AFP es siempre bajo, configurándose situaciones oligopólicas que encarecen este costo. Por ejemplo, en Colombia las dos más grandes empresas controlan el 80.5% del negocio, mientras que en El Salvador controlan el 100.0%.

Estamos frente a una narrativa construida para sacrificar a la juventud y beneficiar a los grandes capitales financieros. Es fundamental movilizarse en la defensa de la seguridad social, pública, solidaria y universal.

El autor es economista
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