• 17/03/2025 00:00

Las amenazas y las nuevas generaciones

El rechazo de la ciudadanía da señales de resquebrajamiento de la conciencia política, social y cultural que compartimos tan solo hace unas décadas

Hay una sensación de que a una parte importante de la ciudadanía no le importan las amenazas del gobierno de los Estados Unidos de “Retomar el Canal de Panamá”. Ya sabemos que su rechazo se fundamenta en un sentimiento de no sentirse personalmente beneficiado por la Vía acuática. Hay que ir pensando en cómo revertir ese sentimiento. Por más que queramos creer que el Canal es “la religión que nos une”, en esos tiempos o parece ser así. Comparto varios conceptos publicados anteriormente.

El rechazo de la ciudadanía da señales de resquebrajamiento de la conciencia política, social y cultural que compartimos tan solo hace unas décadas. Toca la razón de ser, el alma, dirían otros, de la unidad nacional y atenta gravemente contra nuestro desarrollo a mediano plazo. Es probable que las ideas y acciones para superar estos desafíos se pueden tomar de retos del pasado, pero hay que hacerlo con honestidad y comprometidos con el bien de todos.

Varios pensadores afirman que en lo que llevamos de desarrollo humano e intelectual desde que el Homo sapiens predominará sobre las otras especies que rondaron la tierra, las ideas, la formulación de conceptos para ejecutarlas y beneficiarse o disfrutar de ellas, han sido puestas en el tapete desde hace ya mucho tiempo, a fin de que en el proceso de desarrollo sean creadas y/o perfeccionadas.

Steve Connor, en un artículo publicado en The Independent hace algunos años, se refiere a un trabajo del profesor Gerald Crabtree, quien dirige un laboratorio de genética en la Universidad de Stanford en California. Crabtree teorizó que: “La inteligencia humana alcanzó su punto máximo hace varios miles de años y desde entonces se ha producido una ligera disminución en nuestras capacidades intelectuales y emocionales”. En el artículo publicado en la revista “Tendencias Genéticas”, el profesor Crabtree agrega que: “Yo apostaría a que, si un ciudadano medio de Atenas de 1.000 a.C. fuera a aparecer de repente en medio de nosotros, él o ella podría estar entre los más brillantes y más intelectualmente vivos de nuestros colegas y compañeros, con una buena memoria, una amplia gama de ideas y una vista clarividente de asuntos importantes”.

Si eso es así, lo que queda es que esta generación de humanos tome nota y se enfoque en aquellas “cuestiones importantes”: un mejor entorno en donde todos podamos vivir cómodamente y progresar con la asistencia de las tecnologías que el ingenio humano ha creado. La corrupción en muchos rincones del mundo, incluyendo en nuestro pequeño país, nos ha hecho vulnerables a los chantajes que, increíblemente, otros corruptos con más poder nos amenazan abiertamente.

Hace un tiempo escribí que: “Debemos pensar siempre que la sociedad que queremos construir (...) debe incluir políticas educativas visionarias, que sean extensivas a todas las regiones poblacionales del país, (...) Al fin y al cabo, un ambiente educacional adecuado y justo permitirá un desarrollo humano que nos prepare para superar sistemáticamente las actuales conductas decadentes”. En la coyuntura actual, esa sociedad que debemos preparar para el futuro debe tener amor de patria más allá del futbol; debe tener dignidad y debe presentarse a defender la Nación ante todas las circunstancias.

Lo más probable es que si hubiéramos fortalecido la educación humanística por encima de la técnica, la ciudadanía comprendería mejor la situación en que nos encontramos, lo entendería como “un asunto importante” y lo más probable, es que prestaría más atención a lo que pudiera venir. Pero la desatención impresiona y revertir esa conducta de los ciudadanos, también es un “importante” para una transformación con miras al futuro.

Existen situaciones de riesgo a la población mundial tan amenazantes como la que experimentamos en Panamá. Si a estas alturas las mentes más brillantes que viven en este inicio del segundo milenio no han sobrepasado con creces a un ciudadano de Atenas del año 1000 AC, con su “vista clarividente de cuestiones importantes”, el evidente retroceso filosófico de grandes sectores (Seguidores de Trump o algunos políticos del patio, por ejemplo), no ayuda mucho a alcanzar a ese individuo.

No tengo propuestas para sumar a los que no quieren involucrarse en defensa del país ante las amenazas actuales. Es un asunto difícil. Pero para los que estamos formando para asumir la conducción del país, además de prepararlos técnicamente, se debe estimular entre los estudiantes discusiones filosóficas, provocar su curiosidad creativa e incitarlos a explorar la apreciación más a tono con el razonamiento lógico que el esotérico que muchos persiguen.

El desafío es una educación científica y humanística para una mejor sociedad. Así, las mentes más brillantes de hoy podrán escribir nuevas y exitosas páginas para avanzar el tiempo de la humanidad y nuevas y gloriosas páginas en defensa de la soberanía nacional.

*El autor es comunicador
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