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Los idiomas existentes en el mundo representan la cultura e identidad de cada pueblo. Antes de que el hombre empezara a escribir, utilizaba jeroglíficos para relacionarlos con conceptos sobre diferentes saberes. El idioma guna tampoco se ha escapado de esta práctica, y ha servido mucho a los conocedores de los diferentes saberes ancestrales con relación a la medicina tradicional, cantos terapéuticos y ritos.
Actualmente, la lengua guna se proyecta a convertirse en una de las más sólidas en cuanto a su sistema fonológico (sonidos), morfológico (estructura), sintáctico (organización de las palabras y frases), léxico (vocabulario), y a su sistema semántico (significado de las palabras). Todos los idiomas cuentan con su explicación lógica en cuanto a su estructura. En el pasado, la lengua guna era totalmente oral. La historia solamente era contada de forma oral o cantada. Muchos saberes de este pueblo se han perdido, porque sus máximos exponentes han fallecido. Por eso, era necesario estructurarla o sistematizarla para rescatar algunos de estos saberes, pero también unificar su escritura de acuerdo con el origen y la esencia de las palabras.
No obstante, cuando los especialistas empezaron a buscar la forma cómo debía escribirse en guna, independientemente de cómo se hable en las diferentes comunidades, se han percatado de que la misma ha sufrido ciertas distorsiones. Las distorsiones se pueden considerar desde diferentes definiciones, pero en términos generales ocurren cuando se desvían de la pronunciación original haciendo perder su significado real por su forma diferente de escribir. En otras palabras, la distorsión en el lenguaje se refiere a la deformación de las palabras o alteración de su ortografía. Con el tiempo, muchas de las palabras, no solamente en guna, sino en otros idiomas, de una u otra forma, han sido alteradas o han sufrido influencia de otros idiomas. En ese sentido, el español ha incidido en que muchas palabras en guna se pronuncien y se escriban de otra forma, y no como debería escribirse.
Algunos nombres de los lugares más notorios que han sido estudiados y analizados por su escritura son: Pinogana, Ipetí, Capurganá, Metetí, Chepo, Acla. Al revisar el origen de estas palabras, nos percatamos que realmente las mismas son variaciones de las palabras Binnugana, Ibedi, Gaburgana, Meddedi, Sibbu, Agla (sitio en Gunayala en donde decapitaron a Balboa), respectivamente. Todos estos nombres tienen sus significados. Igual, todas las comunidades en Gunayala fueron bautizadas de acuerdo con sus características o a su historia de origen.
Con la implementación de la educación formal en la comarca Gunayala (esta palabra es compuesta), en el siglo XX, el pueblo guna ahora cuenta con profesionales en distintas ramas de saber humano. Algunos se han dedicado a escribir y recopilar la historia de sus ancestros, otros, a estudiar la estructura de su lengua ancestral. Con el tiempo, otros lingüistas y antropólogos de diferentes países también han aportado significativamente que ahora existen muchos libros realzando el estudio sobre la lengua guna.
En las inmediaciones del río Magdalena, el colombiano Enrique Naranjo elaboró una lista de palabras en guna producto de la conversación que había sostenido con el traductor e intérprete del cacique Inabaginya. En el artículo que fue publicado en la revista Lotería No. 73 en junio de 1947, Naranjo creía que posiblemente el “dialecto cuna” en el futuro sería olvidado: “Después de todo eso, nos poníamos a formar con el intérprete un vocabulario del dialecto cuna, que para salvarlo de probable olvido y como contribución muy pequeña a los estudios de algún curioso, copiamos enseguida: sihue, tague, tihuala, cahia, naca, kindi, huaca, puna yahua, entre otros términos, que el colombiano escribió en su lista sin seguir ningún patrón o sistema de escritura.
En ese proceso, las palabras sufrieron modificaciones. Sihue se refiere a sige (sentarse), tague a dage (llegar), tihuala a diwar (río), cahia a gaya (boca), naca a naga (pie), kindi a gingi (escopeta), huaca a waga (no indígena de habla hispana), nucala a nugar (diente), entre otras muchas palabras.
La lengua guna también tiene su propia forma de escritura, y se da de una manera coherente, que sigue un sistema de escritura basada según los estudios que han realizado los expertos. Independientemente de los regionalismos que se dan, algo común en los diferentes países y que no son más que las características del habla de los diferentes lugares, es importante que la escritura de las lenguas indígenas, en este caso del guna, debe potenciarse como uno de los legados y derechos que tienen sus hablantes, que puedan ser reconocidos como uno de los idiomas del mundo.
La lengua guna debe seguir formando parte del Plan Estratégico institucional del país, algo en el que ya se ha avanzado considerablemente. Países como Bolivia, Perú, Brasil, México, Colombia, entre otros, también han realizado avances significativos en esta materia, que inclusive una universidad de este último país ya cuenta con programas que revitalizan los saberes ancestrales y las lenguas originarias.
Actualmente, producto de las diferentes reuniones que se han realizado por parte de la comunidad guna, con el ánimo de unificar y sistematizar su escritura, se ha considerado tomar en cuenta 15 letras en su abecedario: 5 vocales y 10 consonantes.