• 20/01/2025 19:54

La CSS y las reformas ‘frankenstein’ del poder financiero

Mary Shelly fue la autora de la novela titulada Frankenstein (1818). Esta producción del romanticismo europeo del siglo XIX da cuenta de un “científico” que descubre cómo darle alma a la materia y seguidamente construye una persona a partir de cadáveres y restos humanos.

Cuando examinamos la evolución de los seguros sociales (CSS) encontramos la esencia de esa trascendental novela recreándose en lo que grupos de poder han hecho de esta institución y sus programas de protección social. En efecto, su creación -a diferencia de lo que la narrativa oficial difunde- fue el resultado de una lucha de intereses entre sectores conservadores -conocidos como oligarquía- que impidieron, con la complicidad del presidente Arnulfo Arias, que naciera con todas las condiciones para su desarrollo inmediato y futuro, dado que el principio de subsidiariedad del Estado fue soslayado, así como su capacidad para generar ingresos en niveles requeridos.

En este sentido, nació hecha un adefesio, castrada financieramente, aunque en el camino se ajusta y se desarrolla, nuevamente comienza a ser amputada en su capacidad financiera desde 1982, agudizando su desmembramiento institucional (Pinnock, 1995). Hecho que ocurre impidiendo que la CSS procure ganancias por inversiones directas y productivas. Aquí, se restringió el uso de las reservas que se podían invertir, permitiéndolo únicamente en actividades especulativas financieras (reformas 1991). Así como también haciendo que el aporte del Estado y la solidaridad intergeneracional fuera vuelto trizas (reformas 2005), convirtiéndola en meros restos hasta hoy.

Una vez estamos ante una institución que la han ido convirtiendo en retazos de seguro social, al son de los intereses de los dueños del capital bancario y de aseguradores y administradores privados de pensiones, estos quieren darle el golpe de gracia, al mejor estilo del Dr. Frankenstein. Es decir, con los restos de lo que considera es un cadáver -es la imagen vendida cuando se señala que es imposible continuar con el modelo Bismarck de seguros social basado en la solidaridad intergeneracional- quieren construir un nuevo ser, una nueva modalidad de CSS que permita manejar sus crecientes reservas multimillonarias... he aquí el producto deseado, que ya conocemos por experiencias internacionales, que se trata de un monstruo que ni los asegurados/as ni gobiernos 100 % empresa privada podrán ni querrán controlar.

El imaginario del Dr. Frankenstein respecto de su creatura era de beneficios, hasta que la vio funcionar en la práctica y se arrepintió de esto... pero el daño estaba hecho. El imaginario sobre la creatura de los Frankenstein de Panamá -grupos del poder financiero que están detrás de la propuesta gubernamental- es de beneficios múltiples, casi que mágicos. Al menos eso es lo que nos quiso vender el ministro Chapman en su alocución de la que escuché a varios radiocomentaristas hacerle adulaciones, luego de dicha intervención el jueves pasado por medios de comunicación masivos.

Las lisonjas de estos susodichos apologistas de la iniciativa del proyecto de reformas en debate, estaban en la línea de los agentes del poder financiero en ejercicio gubernamental, particularmente en lo atinente al argumento de que se hace inminente, innegociable la creación del monstruo del Frankenstein del capital financiero: el sistema de seguro individual, llamado “Cuentas individuales”, una vez convertido en cadáver al sistema Bismarck de seguro social, que ya hemos dicho en distintos foros y artículos que comenzó a ser sistemáticamente despedazado desde 1982.

Para el capital financiero, este monstruo se está vendiendo como la solución del desempleo y de la elevación del costo del dinero que se vislumbra venir, pero que la reforma frankensteiniana a ley de la CSS bien sirve de excusa para cuando la población sienta la intensificación de una crisis que es de origen internacional reproducida en nuestro país, dada la concentración de las riquezas en las manos de quienes ejercen el poder económico en Panamá.

El alto desempleo, las restricciones de la inversión productiva, el lento dinamismo de la generación de riquezas indicado por el PIB y sobre todo, el excesivo endeudamiento del gobierno -casi dos tercios de toda la riqueza generada en el año 2024- anuncian tal eventualidad y no va a ser el sistema de seguros individuales creado por los Frankenstein del poder financiero, lo que dé rienda al desarrollo económico-social del país. Ya me ha tocado observarlo en otros países donde crearon esta clase de ficción financiera con lamentables resultados para la población mayoritaria y excelentes beneficios para los Frankenstein que lo impusieron.

Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber

En la plaza toca:

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