• 12/02/2025 00:00

La ciencia no es ‘cosa de hombres’

En Panamá las niñas no piensan que la ciencia sea “cosa de hombres”, ni aspiran menos que los niños a ser científicas. Así lo revela un estudio realizado en el país sobre estereotipos de género en la infancia sobre la ciencia y las personas que hacen ciencia.

La participación de las mujeres en la política, la economía o la ciencia está muy condicionada por cuestiones de género. Por ejemplo, los roles de género que asignan a las mujeres las tareas domésticas y de cuidados, o los estereotipos de género atribuyen cualidades y capacidades específicas y diferenciadas a los hombres y a las mujeres. Dichos roles y estereotipos, construidos socialmente sobre la diferencia biológica entre ambos, determinan sus oportunidades y condiciones de vida y trabajo.

Cada 11 de febrero, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, recordamos dos cosas: el papel de las mujeres en la ciencia y las condiciones que limitan su participación. También recordamos la importancia de que la ciencia incluya diversidad, porque esta enriquece y mejora la ciencia.

Propongo aquí poner el foco en los estereotipos de género sobre las capacidades y habilidades científicas de los hombres y las mujeres, y el impacto que estos puedan tener en nuestra percepción de las personas dedicadas a la ciencia, y en nuestras propias aspiraciones o vocaciones. Sabemos que esta es una de las condiciones de inequidad en la ciencia, que explican que las mujeres participen menos de manera general, y en particular, en determinadas áreas científicas vinculadas a las STEM, o en las posiciones más altas de la jerarquía científica. Según estudios previos sobre el tema, esos estereotipos se adquieren a edades muy tempranas y tienen impacto en los intereses y vocaciones de las niñas, que pronto empiezan a considerar la ciencia: “cosa de hombres”.

¿Cómo se concreta esto en Panamá? ¿Cómo ven los niños y las niñas panameñas a las personas dedicadas a la ciencia? ¿Qué estereotipos pueden reconocerse en estas percepciones? ¿Cómo estos pueden estar condicionando sus particulares aspiraciones y vocaciones científicas?

Un estudio realizado en el marco del proyecto Pioneras de la Ciencia (Cieps y Senacyt), con la colaboración de la doctora Nadia De León (Ciedu), se propuso contestar estas preguntas. Utilizando la técnica “Dibuja una persona que hace ciencia” se recogieron 154 dibujos realizados por niños y niñas de nueve años de diez escuelas primarias oficiales del país. Esos dibujos nos revelan cómo perciben la ciencia y a las personas que se dedican a ella.

Los y las estudiantes tienden a identificar a la persona dibujada con su propio género: es decir, las niñas dibujan normalmente mujeres y los niños hombres, aunque dos de cada diez niñas dibujan hombres. Aun así, los dibujos sí revelan una idea diferente del tipo de científicos que son ellos y ellas. A los hombres científicos les dibujan realizando principalmente actividades científicas experimentales, tecnológicas, muchas de las veces con un componente fantástico o peligroso, en laboratorios o espacios interiores, secretos o misteriosos. Las mujeres científicas dibujadas, sin embargo, representan actividades más realistas, vinculadas a la biodiversidad, la salud y el cuidado de las personas, las plantas o los animales, así como a la enseñanza. Las dibujan en laboratorios, pero también en sus casas y en espacios al exterior.

Los resultados muestran que las disparidades étnico-raciales son superiores a las de género en la representación de las personas que hacen ciencia. Así, comprobamos que las representaciones de científicos/as afrodescendientes e indígenas son prácticamente inexistentes, incluso en escuelas con una población mayoritaria de esas identidades.

La falta de referentes locales de personas dedicadas a la ciencia es otro de los resultados que arroja el estudio. Este desconocimiento generalizado de científicas o científicos panameños indica la falta de visibilidad de estos/as en los medios de comunicación o en los materiales educativos.

El impacto de estos estereotipos y la falta de referentes en sus vocaciones y aspiraciones es otro de los resultados. En general, los y las estudiantes muestran poco interés por dedicarse a una carrera científica, sin diferencias significativas entre niños y niñas, aunque sí se observan diferencias territoriales: en las zonas urbanas o semiurbanas hay más interés en ser científicos o científicas que en las escuelas de zonas rurales o indígenas. También se comprueban diferentes aspiraciones científicas entre niños y niñas: ellas expresan su interés mayoritario por carreras vinculadas a la salud o la educación, mientras ellos muestran preferencias por más carreras técnicas.

Las representaciones sobre la ciencia y las personas que se dedican a ella, así como las vocaciones o aspiraciones diferenciadas de los niños y las niñas en Panamá indican el impacto de los estereotipos de género y étnico-raciales. Ante esta evidencia, toca actuar para combatir estereotipos que alejan a las niñas de las carreras STEM y a niños y niñas afrodescendientes o indígenas de vocaciones científicas. Necesitamos programas y políticas que aborden decididamente este compromiso y permitan un acceso más igualitario y diverso a las ciencias, lo que beneficia a estas y, al mismo tiempo, a todos y todas.

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