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- 14/11/2019 00:00
Halarle la cadena al perro
Represión, persecución, arrestos, procesos judiciales, amenazas, agresiones físicas y psicológicas es el resultado de que la sociedad, especialmente los jóvenes, haya tratado de hacer sentir su disenso en contra del proyecto de acto constitucional que ha sido presentado a por el Órgano Ejecutivo, de forma presurosa, a la Asamblea para aprobación.
En mi opinión, el señor presidente tenía el ambiente, fuerza y apoyo de la población para que se llamara a una Asamblea Constituyente y que de una vez por todas pudiese haber logrado una reforma constitucional íntegra y completa en reemplazo de la actual Carta Magna; sin embargo, de forma equivocada, dejó en manos del Órgano Legislativo esta delicada labor.
El error de cálculo, pensando en que la Asamblea aprobaría el proyecto de acto constitucional tal cual fue presentado por la Concertación, generó un sentido de poder, protección y desvergüenza de parte de los diputados, los cuales generaron todo tipo de reformas, adiciones y burdas creaciones al proyecto. Hecho este que, lejos de granjearse el apoyo de la gente, ocasionó que las personas criticaran, se opusieran y protestaran en contra del acto aprobado en primer debate.
La Asamblea Nacional ha hecho el peor papel en muchas décadas y evidenció lo que ha sido la tónica en los últimos años, tratar de convertir el Estado en una estructura administrado por el Poder Legislativo, en donde el presidente de la República está sometido, y nulificado, a la bancada mayoritaria de turno en la Asamblea. En este sentido muchas de las reformas, aprobadas a paso acelerado, están destinadas a aumentar el imperio de los diputados, proteger sus prebendas, tener el control de los magistrados y procuradores y reforzar la inmunidad de la que gozan; puntos estos que han generado la repulsa de la gente.
La acciones de protesta han amalgamado a grupos distintos y disímiles: jóvenes, universitarios, sindicalistas, LGBT, los cuales han hechos sentir su oposición al proyecto de reforma y han hecho una sola voz, al señalar que el proyecto debe retirarse de inmediato. Tanto la Asamblea como el presidente de la República no pueden ignorar esta voz y menos reprimirla, como se hizo; acoto que lo más sensato es retirar el proyecto con las absurdas reformas hechas por los diputados y ver si preliminarmente se tiene el consenso para que estas sean aceptadas mayoritariamente.
El error de cálculo del Órgano Ejecutivo ha producido un desgaste prematuro del ya exiguo caudal político logrado estrechamente en las elecciones de este año, por lo cual, reitero, en caso de insistir en el proyecto de acto constitucional, a contrapelo de la oposición de la población, ocasionará un rechazo en el referéndum que se haga, con las consecuencias políticas de esta situación tanto para el presidente como para los diputados.
Insistir los actores políticos, Ejecutivo y Legislativo, en seguir halándole la cadena al perro ocasionará que al final este termine mordiéndolos.