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- 29/08/2019 02:01
Hablar con propiedad...
El cambiante mundo globalizado requiere mucha actualización. Lo que es apropiado y correcto hoy, puede no serlo tanto mañana. Para poder mantenernos al paso, debemos tener unas reglas del juego claras, desarrolladas y custodiadas por especialistas en cada materia para asegurar un sistema homogéneo, orientado al desarrollo y beneficio de la sociedad. Un sistema de reglas y normativas bien planteado asegura su propia permanencia, y se vuelve dinámico, aceptando mejoras, y manteniéndose vigente.
Los países desarrollados, y en vías de desarrollo, cuentan con gremios académicos en los que reúne un grupo de exponentes en ciencias y carreras afines, cuya meta es la continua mejora del sistema, aportando al crecimiento de la nación.
Los Estados descansan en estas agrupaciones de patriotas. Son gente que cree en su país y en su desarrollo sostenible, y que luchan cada día por avanzar, como individuos y como colectividad. Los agremiados crecen individualmente como profesionales, y colectivamente como ciudadanos. De este crecimiento se deriva el desarrollo del país. Con mejores profesionales, mejores obras. Con mejores obras, mejores resultados que redundan en el bienestar de toda la población. Es una de esas situaciones ‘ganar-ganar'.
La Sociedad Panameña de Ingenieros se funda el 15 de septiembre de 1919. En 1945 se propone el cambio de nombre que incluía en el gremio a los profesionales de la Arquitectura, pero no es sino hasta el 28 de junio de 1950 cuando se reconoce legalmente el cambio de nombre a Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA). La SPIA está próxima a celebrar el centenario de su fundación. Con casi 100 años es, por lejos, el gremio profesional más antiguo de Panamá, y ha sabido perdurar precisamente por agrupar en sus filas a los profesionales que, preocupados por el desarrollo nacional, deciden aportar su tiempo y sus conocimientos al saber colectivo del gremio con miras a ofrecer un mejor servicio en el ejercicio de su profesión. Un profesional agremiado tiene tras de sí el respaldo y la experiencia de casi 100 años construyendo Panamá.
100 años… Ese tiempo debería ser una garantía para la población a la hora de desarrollar nuevos proyectos que engrandezcan al país. También debería ser garantía de que, bajo los ojos vigilantes de los profesionales idóneos, las obras existentes se mantendrían con tratamientos preventivos, asegurando la durabilidad de las mismas, y haciendo menos oneroso el renglón de inversión en el presupuesto nacional. Nuevamente, ‘ganar-ganar'.
Sin temerle a la competencia en iguales condiciones, hablemos con propiedad: en la medida en que los Gobiernos han mantenido una buena relación con la SPIA, apoyándose en su innegable experiencia, Panamá se ha visto beneficiado con grandes obras, de calidad. Por el contrario, a medida que los Gobiernos se han alejado de la SPIA y han puesto su confianza, o sus intereses, en profesionales foráneos hemos visto el desgreño del erario, traducido en obras incompletas o inservibles, con el agravante de no tener a nadie a quien pedirle redición de cuentas, pues al no ser nacionales, simplemente desaparecen sin dejar huellas, dejando al país pagando cuentas y acusando la carencia de las obras presupuestadas.
Panamá cuenta con mucho talento. No tenemos que hacer muchas leyes más para que el rumbo del país se enderece. Basta con hacer cumplir las leyes que tenemos, y que los panameños, los gobernantes incluidos, valoremos lo que tenemos aquí mismo. Por las mismas razones que los gremios médicos no discuten un procedimiento quirúrgico con otros que no sean sus iguales, no podemos permitir que inexpertos opinen sobre temas que solo se deben exponer por profesionales en la materia de construcción.
Señores del Gobierno: La SPIA va a cumplir 100 años siendo responsable de velar por el crecimiento constructivo de Panamá, tendiendo ese puente invisible que, como en su logo, une la ciencia con el arte.
Cuando decimos que construimos Panamá, hablamos con propiedad. No vendemos aire, como hacen muchos de los encantadores que vienen de afuera. Estamos aquí, somos serios, y tenemos 100 años de hechos respaldando nuestro discurso. Si el día de mañana el Gobierno o la sociedad deciden seguir apostando por lo de afuera sobre lo local, no digan que no se los hemos advertido.
Dios nos guíe.
INGENIERO CIVIL, MIEMBRO DE SPIA-COICI, SECCIONAL DE AZUERO, INSPECTOR DE LA JTIA.