Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
El progreso y la pobreza varían enormemente en todo el mundo. Noruega, el país más rico del mundo, es 500 veces más rico que Burundi, el país más pobre del mundo (los ingresos per cápita medios son de 84.890 y 170 dólares, respectivamente, según el Banco Mundial). ¿Por qué? Esa es una pregunta fundamental de la economía.
Existen diferentes opiniones sobre qué factores hacen que los países sean más ricos o más pobres. Y, los que más destacan son las llamadas “buenas instituciones”, que pueden definirse como leyes y prácticas que motivan a las personas a trabajar duro, volverse económicamente productivas y, por lo tanto, enriquecerse a sí mismas y a sus países. Entre las buenas instituciones económicas que motivan a las personas a ser productivas están la protección de la propiedad privada, la ejecución predecible de sus contratos, las oportunidades de invertir y conservar el control de su dinero, el control de la inflación y el libre intercambio de divisas.
No hay duda de que los factores institucionales son importantes para los países, pero igualmente son las duraciones y productividades de su agricultura. En promedio, las naciones en las que surgió la agricultura hace muchos milenios tienden a ser más ricas hoy que las naciones con una historia más corta de agricultura. Por ejemplo, Europa comenzó a adquirir una agricultura productiva hace 6 mil años, pero el África subecuatorial solo hace 2 mil años atrás. Esas diferencias históricas han demostrado tener enormes efectos en la distribución moderna de la riqueza.
En cuanto a la productividad agrícola, la fertilidad del suelo es en promedio mayor, las pérdidas de cultivos por plagas menores y la productividad agrícola mayor que en las zonas tropicales. Es por eso que Argentina, a pesar de su notoria falta de las buenas instituciones, es el principal exportador de alimentos de América Latina y uno de los principales del mundo.
También la latitud geográfica es un factor importante que afecta el poder, la prosperidad y la pobreza. En el Nuevo Mundo, los dos países templados del norte (Estados Unidos y Canadá, con ingresos promedio de 48 mil y 43 mil dólares, respectivamente) y los tres países templados del sur (Uruguay, Chile y Argentina, con 11 mil, 10 mil y 8 mil dólares, respectivamente) son todos más ricos (en promedio cinco veces más ricos) que casi todos los diecisiete países tropicales intermedios de América Central y del Sur continentales (ingresos en su mayoría entre 1.100 y 7 mil dólares).
Otro factor geográfico importante es si un país es accesible a los barcos oceánicos porque se encuentra en la costa o en un río navegable. Cuesta aproximadamente siete veces más transportar una tonelada de carga por tierra que por mar. Esto coloca a los países sin litoral en desventaja económica y ayuda a explicar por qué Bolivia y Paraguay, que no tienen litoral, son los países más pobres de América del Sur. También ayuda a explicar por qué África, sin ningún río navegable hasta el mar en cientos de kilómetros, excepto el Nilo, y con quince naciones sin litoral, es el continente más pobre. Once de esas quince naciones africanas sin litoral tienen ingresos promedio de 600 dólares o menos; sólo dos países fuera de África (Afganistán y Nepal, ambos también sin litoral) son tan pobres.
Un factor importante que subyace a la riqueza y la pobreza es el estado del medio ambiente natural. Todas las poblaciones humanas dependen en diversos grados de los recursos naturales renovables, especialmente de los bosques, el agua, los suelos y los mariscos. Es difícil gestionar esos recursos de manera sostenible. Los países que agotan excesivamente sus recursos, ya sea inadvertidamente o intencionalmente, tienden a empobrecerse, aunque la dificultad de estimar con precisión los costos de la destrucción de los recursos hace que los economistas la ignoren. Esto ayuda a explicar por qué los países notoriamente deforestados (como Haití, Ruanda, Burundi, Madagascar y Nepal) tienden a ser notoriamente pobres y políticamente inestables.
Todos sabemos, por nuestra experiencia personal, que son muchos los factores que explican por qué cada uno de nosotros se vuelve más rico o más pobre: herencia, educación, ambición, talento, salud, conexiones personales, oportunidades y suerte, por mencionar solo algunos. Sin embargo, no debería sorprender que las sociedades del mundo se vuelven más ricas o más pobres debido, en primer lugar, a los factores institucionales. Y para muestra, allí está Corea del Sur, donde la gente puede obtener una buena educación, poseer propiedades, iniciar un negocio, vender productos y servicios, acumular e invertir capital, gastar dinero en mercados abiertos, solicitar una hipoteca para comprar una casa y, por lo tanto, esperar que, si trabaja más, podrá disfrutar de una buena vida. En Corea del Norte, simplemente eso es imposible.