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- 03/09/2024 00:00
El fenómeno de la descolonización y el aniversario de la firma de los Tratados Torrijos-Carter
Cuando se fundó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, existían más de 80 territorios no autónomos bajo régimen colonial, con 750 millones de personas, un tercio de la humanidad. Desde entonces, un verdadero huracán de descolonización recorrió especialmente África, Asia, el Caribe y Oceanía, para liberar a la mayoría de esos territorios, especialmente en las décadas de 1960 y 1970. En plena Guerra Fría se creó en 1961 el Movimiento de Países No Alineados, sobre todo para apoyar y mantener la descolonización. La realidad geopolítica del planeta cambió radicalmente en pocas décadas.
En Panamá, sostuvimos que vivíamos desde 1904 una situación colonial en la Zona del Canal, cuya solución concitó el apoyo de la gran mayoría de los Estados de la ONU y del Movimiento de Países No Alineados. Después de la Reunión del Consejo de Seguridad en 1972, en África, en Addis Abeba, Etiopía, se celebró la siguiente reunión en Panamá en marzo de 1973 para examinar esa situación, en la cual Estados Unidos sufrió un duro revés con intensa publicidad mundial. Aprovechó el gobierno panameño ese evento para atraer la atención del gobierno del presidente Nixon, para finalmente concertar el acuerdo Tack-Kissinger de 1974 que abrió la etapa final, decisiva, de las negociaciones con Estados Unidos que concluyeron el 7 de septiembre de 1977 con la firma de los Tratados Torrijos-Carter que resolvieron el problema existencial de Panamá. Fue un golpe geopolítico magistral con sus protagonistas locales: el embajador Aquilino Boyd, que representaba a nuestro país en el Consejo de Seguridad; el canciller Juan Antonio Tack y su equipo asesor, en el que tuve el privilegio de participar; y el mismo jefe de Gobierno, el general Omar Torrijos Herrera, que lideró la negociación de los tratados que llevan también su nombre, su mayor contribución histórica a nuestro país.
El Comité Especial de Descolonización de la ONU, creado en 1961, incluyó a la Zona del Canal dentro de los 108 territorios de esa clasificación formal. Esos territorios en su mayoría se independizaron y forman hoy importantes Estados soberanos en todos los continentes. Otros, se incorporaron como parte del territorio de la potencia presuntamente ocupante, como, entre los más importantes, Alaska, Hawái y Puerto Rico, a Estados Unidos; Guadalupe, Martinica y Reunión, a Francia; Groenlandia a Dinamarca. La Zona del Canal simplemente se extinguió en 1979. Aunque no lo mencione el Comité Especial, no olvidemos las 15 repúblicas de Europa báltica y de Asia que eran tratadas por Moscú como colonias y que se independizaron al colapsar la Unión Soviética en 1991, además de los 6 Estados satélites de Europa Oriental (Alemania del Este, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria).
Para el Comité Especial de Descolonización, en 2024, existen aún 17 territorios no autónomos para ser descolonizados: Anguila, Bermudas, Gibraltar, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Montserrat, Santa Elena, Islas Malvinas, Pitcairn (Reino Unido); Guam, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Samoa Americana (Estados Unidos de América); Nueva Caledonia, Polinesia Francesa (República Francesa); Sáhara Occidental (España-Reino de Marruecos) y Tokelau (Australia).
Esa clasificación, hasta cierta forma engañosa, se refiere a una situación formal elegida por la Asamblea General de la ONU, aunque oculta una realidad mucho más compleja. En la mayoría de los casos la población de esos territorios ha votado que prefiere seguir vinculada estrechamente a la potencia colonial como sucede con los del Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Australia. En nuestro continente, un apartado especial merece el caso de las Islas Malvinas, territorio con un poco más de 3,600 habitantes, ocupado desde el siglo XIX y retenido por la fuerza por el Reino Unidos y que en verdad, según todos los títulos históricos, pertenece a Argentina.
Hoy se habla de neocolonialismo, fenómeno con otras modalidades. Por ejemplo, hay territorios como parte de Ucrania, que fueron anexados a Rusia por la fuerza (Crimea y otros territorios), y partes de Palestina, para sólo mencionar los afectados hoy por cruentas guerras. Cerca de nosotros podríamos añadir a Venezuela, ahora bajo una feroz dictadura corrupta, que ha sido “colonizada” con el beneplácito de sus gobernantes, por la Cuba castrista. Están “colonizados”, en ciertos aspectos, algunos Estados del Asia, del Medio Oriente y del África, también sometidos económica y políticamente a potencias emergentes, sobre todo a Rusia y a China Popular, que actúan como los viejos países coloniales y que ocupan el área de influencia sustraída a las antiguas. Siguen las principales potencias occidentales controlando otros países, política, económica y culturalmente, como si fueran sus colonias.
Después de largas negociaciones bilaterales en tres etapas bien definidas, que comenzaron en 1964 y terminaron en 1977, Panamá y Estados Unidos lograron un acuerdo formal que eliminó la quinta frontera de la Zona del Canal, verdadera colonia extranjera en el corazón del país. La historia diplomática de dichas negociaciones y sus resultados está en dos libros de mi autoría, muy documentados: el primero, de 2002, titulado Las Negociaciones sobre el Canal de Panamá 1964-1970, con sus antecedentes desde 1903, y luego otro, que apareció en dos tomos en 2005, titulado Las Negociaciones de los Tratados Torrijos-Carter 1970-1979. Ofrecí ambos libros a la Biblioteca Nacional de Panamá para consulta universal y gratuita, desde cualquier computadora, en su catálogo digital.
Deseo aprovechar la celebración, el próximo 7 de septiembre, del 47 aniversario de la firma de los Tratados Torrijos-Carter para recordar el final de un sistema colonial que ha retrocedido mucho en todo el mundo, que tiene ahora nuevas caras más disimuladas, y que, por fortuna, terminó realmente en Panamá desde el 1 de octubre de 1979 al entrar en vigencia dichos pactos liberadores.
*El autor es geógrafo, historiador, diplomático y negociador de los Tratados Torrijos-Carter