• 11/04/2023 00:00

¿Hacia la misma economía, o a una diferente?

“[...] para hacer una economía menos desigual, hay que invertir en tecnología, en recursos humanos. En educación”

Gastados, por lo abundante, están los comentarios sobre la desigualdad de la economía panameña en términos de participación de los trabajadores en el ingreso. Aún más: muchos trabajadores no están formalmente ocupados en términos de relaciones laborales estables.

Al mismo tiempo los críticos como yo, pero en distinta vía, señalan que la recuperación económica no ha reactivado los niveles de empleo previos a la pandemia.

Y aquí me vienen a la mente las odiosas preguntas que a veces, por no decir casi siempre, me valieron en mi ya lejana juventud, el mote que un amigo me regaló: “l´enfant terrible”.

¿Queremos una reactivación económica que conserve los rasgos de desigualdad que han estigmatizado, con razón, la insolidaridad de la sociedad panameña?

¿O queremos un nuevo contrato económico nacional que, a la vez que sea menos desigual, genere suficientes excedentes para que todos vivamos mejor?

Ojo que no es lo mismo. Se puede ser menos desigual… y todos más pobres. O también menos desigual siendo todos menos ricos. O menos desigual, pero siempre unos más ricos que otros. Nos podemos ir “ad infinitum” verificando las distintas opciones de menor desigualdad. Desde las más favorables a las menos costosas de alcanzar. O más rápidas. En fin. Yo no tengo la respuesta. Salvo las que la economía ortodoxa me enseñó. Así como la vida.

Las características de la ocupación y desocupación en Panamá. ¿Sabían que los trabajadores formales que más inestabilidad laboral presentan son los obreros de la construcción y los empleados del sector comercio? ¿Que esa inestabilidad les hace trabajar hasta una mayor edad para cubrir las 240 cuotas que exige la actual reglamentación del IVM de Panamá? ¿Que otro segmento sobre el cual hay deficiencias estadísticas son los trabajadores del sector agropecuario, en el cual existen los salarios más bajos? ¿Repito: queremos una reactivación económica que replique esas peculiaridades?

Veamos: Es de esperar que los trabajadores de la construcción que trabajan por obra y no de manera indefinida, enfrenten períodos más o menos amplios para reactivarse. Si esos períodos se extienden mucho, corren riesgos de quedarse inclusive sin cobertura médica ellos y sus dependientes. Un paliativo de corto plazo podría ser que ellos paguen voluntariamente la cuota obrera y de sus aportes al Sindicato Único al que pertenecen, salgan las cuotas patronales. Y así se cubrirían dos aspectos fundamentales: 1. La cobertura médica y 2. La acumulación de cuotas para sus pensiones en menor tiempo. Y de paso, una mayor participación en los beneficios de sus pagos de cuota sindical.

Ya el caso de los trabajadores del comercio es algo más complicado. Generalmente son trabajadores de menor especialización y por ello de reemplazo menos complicado. Y no tienen una sindical sólida que les respalde. Sospecho que la inestabilidad de este sector laboral podría estar ligada a las disposiciones de permanencia laboral que establece el Código de Trabajo para todo trabajador con dos años continuos de servicios en una empresa.

Por otra parte, la estructura económica panameña hace que las grandes generadoras de empleo, de bajos salarios, sean las micro y pequeñas empresas que sufrieron una mortandad pandémica y todavía no han resucitado en gran medida.

Ahora sí a lo nuestro. Coincido que hay que reactivar el empleo. Pero a la vez, considero que esa premisa es necesaria, pero no es suficiente para generar los cambios que se requieren para hacer menos desigual la sociedad panameña.

Luces largas y cortas, parafraseando, se requieren para atender esta problemática. Para una rápida recuperación del empleo, se requiere, obvio, una reactivación de las micro y pequeñas empresas. Cómo hacerlo: entiendo que se haya querido hacer a través de Ampyme. Pero el fantasma de la sospecha que rodea las iniciativas públicas en que se maneja dinero, así como la limitada capacidad de ofrecer ventanillas numerosas y ágiles de atención al público, demandan una ampliación de esa oferta. A su vez, los bancos rebosan en liquidez que exceden los requerimientos de ley. He ahí una ventana de oportunidad y de colaboración pública privada. A buscar los mecanismos.

La construcción me genera sentimientos encontrados. Si bien es un gran generador de empleo, creo que las políticas de estímulo a la oferta de este sector han influido enormemente en el desigual desarrollo urbanístico del país. Ha sido una ventana de salida de muchos panameños del sector primario de bajos salarios, sin que necesariamente ello haya sido medido adecuadamente en la conformación y salud del tejido social panameño. Por lo menos, declaro mi ignorancia sobre tales estudios. Por otro lado, la capacidad de negociación del Sindicato Único lo ha convertido en una fuerza política beligerante ante la cual el Estado se cuida mucho de provocar.

Finalmente, para hacer una economía menos desigual, hay que invertir en tecnología, en recursos humanos. En educación. Y todo esto lleva tiempo alcanzar sus objetivos. Cómo hacer la transición de una economía de baja productividad y en consecuencia de bajos salarios, a la vez que se genera el empleo, y la transición hacia una nueva economía, es el reto. Hacer lo primero, luces cortas, sin hacer lo segundo, luces largas, es mantener un “statu quo” que todo mundo en Panamá, al menos en público, dice que hay que resolver. ¿O se pateará al futuro, como acostumbran a hacer nuestros ínclitos políticos?

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