Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...
- 14/04/2014 02:00
Tránsfugas, ¡a darles duro!
Me dan malas noticias. Dicen que aún, a pesar del desprecio ciudadano que ha generado tema de diputados tránsfugas, algunos terminarán colándose y, de seguro, como ya lo hicieron antes, volverán a cambiarse de partido. No son todos los que son etiquetados como tránsfugas, porque hay algunos que ya cometieron esa traición antes y ahora pasan agachados.
El transfuguismo es sinónimo de traición. Quien lo práctica no lo puede justificar porque lo hace por motivos ilegales e inconfesables, socialmente inaceptables, sobre todo cuando al poco tiempo de ‘ver la luz’, modifica su estatus de vida sustancialmente entrando en un círculo social que antes nadie le conocía. Ha sido vergonzoso ver lo que le dieron a ésos para ‘ver esa luz’, supuestamente para ‘proyectos comunitarios’, que han costado 50 veces más que su verdadero valor. Con el sencillito que les quedó compraron sus casitas nuevas. Nunca antes en la historia del país se había conocido esta figura con tanta intensidad. Antes a la gente le daba vergüenza que se dieran cuenta que se había vendido o que su voto era otorgado a cambio de alguna prebenda o favor. Ahora como que la desvergüenza se ha apoderado de algunos malos políticos. Y eso es muy grave para nuestra incipiente democracia y su cada vez más atacada institucionalidad.
El tránsfuga es un traidor; alguien sin lealtad alguna. En política, como en todas las actividades humanas, el que traiciona una vez, lo hace otra vez. El problema es que en esta ocasión todo pareciera que muchos de los que han sido tránsfugas en este periodo no serán reelectos, con lo cual no tendrán la oportunidad de meterle el puñal a quienes le dieron lo que motivó su traición. Los tránsfugas tienen un gran problema: todos los ven mal. Los antiguos compañeros los desprecian por lo que hicieron; los nuevos no confían en ellos; los miran de reojo. Ejemplo lo dan casos como el de alcaldes tránsfugas de Colón y San Miguelito que perdieron en las primarias del partido oficial.
Hay desprecio generalizado hacia los tránsfugas, pero falta voluntad política para cambiar el desagradable status quo. Bastaría con aplicar la Constitución que en su artículo 151, penúltimo párrafo dice textualmente: ‘Los partidos políticos también podrán, mediante proceso sumario, revocar el mandato de los Diputados Principales y Suplentes que hayan renunciado a su partido’.
Espero que la experiencia electoral del presente año nos dé como resultado que al final no es negocio cambiarse; como dirían popularmente: el que se cambia, lo fusilan. Que no paga ser tránsfuga, así como no paga cometer un crimen, en este caso electoral. Ojalá que los electores se encarguen de enseñar a quienes por cosas materiales (y corruptelas con lo que les dan) son capaces de vender su conciencia al mejor postor y traicionar al que sea.
ABOGADO