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- 17/01/2021 00:00
Un diálogo difícil y comprometedor para el futuro del país
Se ha convocado un diálogo para buscar fórmulas que alivien los problemas que enfrenta nuestra primera institución de seguridad social, que carga bajo su responsabilidad la salud de más del 80 % de la población del país, comunidad que debe estar pendiente de estas deliberaciones, porque le compete al futuro de su salud y bienestar.
En cierta ocasión señalamos que el talón de Aquiles del Gobierno del presidente Cortizo sería la Caja de Seguro Social. Y en razón a ello sabemos cómo va a empezar el diálogo, pero no sabemos cómo terminará. Existen tantos intereses y desaciertos alrededor de este complejo tema, para el cual, tanto el Estado como los patronos y los trabajadores deben establecer una ruta de múltiples sacrificios.
El panorama sobre esta convocatoria se vislumbra incierto.
Comenzando por el notable atraso del Estado en el pago de las cuotas de los empleados públicos y otras deudas, desconociendo su responsabilidad constitucional cargándole a la CSS el costo financiero de la salud del país, mientras que acuerda con empresas transnacionales una serie de exoneraciones y prebendas sin justificación, que al final de cuentas constituyen fuertes costos para esta institución.
La división del programa de pensiones, creando dos clases de asegurados, y a la vez dos sistemas financieros separados, con enormes déficits actuariales al sistema solidario, es uno de los problemas que debe ser encarado con fuerza e inteligencia en el diálogo, si es verdad que se esperan soluciones al futuro de la institución en juego.
Sin realizar las previsiones financieras y subestimando el carácter autónomo de la institución, el Estado ha otorgado prestaciones para favorecer a ciertos sectores, siguiendo consignas meramente políticas y de seguridad propia. Estaremos pendiente sobre si se encaran los efectos de este problema. Privilegiados con jubilaciones especiales afectan notablemente las finanzas de la CSS.
El público en general, y en especial los trabajadores del país, conocen las millonarias deudas de patronos que descuentan la cuota obrera y no la reportan a la CSS. Y que, además, algunos utilizan la artimaña de no inscribir a los trabajadores. Le suscriben repetidamente contrataciones con tiempo definido, y otros métodos para eludir la cotización.
Lo hemos señalado también anteriormente. El Estado debe exigir al Banco Nacional pagar a los depósitos de la CSS tasas de interés similares a los que consigna a sus otros depositantes. Evidentemente ningún Gobierno ha tenido los pantalones para lograr que se elimine esta discriminación, que afecta directamente a todos los asegurados.
No se puede eludir el criterio unánime de que la Caja de Seguro Social ha sido perversamente administrada durante muchos años. Programas como la dotación de medicinas y otros, han sido calificados bajo el estigma de la corrupción que campea en nuestra administración pública.
El diálogo deberá fortalecer la autonomía que tiene por ley la Caja de Seguro Social, y, en ese punto, debemos apostar a la posición de los trabajadores que se darán cita en este ejercicio, o de lo contrario, a corto plazo, tendrán que pelear en la calle para que no continúen privatizándose sus servicios, que es la tendencia de sectores que siempre están visualizando a la CSS como un becerro de oro.