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- 27/10/2023 00:00
El desafío de la disciplina partidista en tiempos inciertos
En un contexto donde la situación mundial y nacional se torna confusa, inestable e impredecible, con los vientos de guerra azotando con fuerza y una economía llena de incertidumbre, el refrendo de un contrato ley a nivel nacional podría ser la chispa que desate un incendio social cuyas consecuencias podrían reflejarse en las próximas elecciones de 2024.
En este panorama incierto, la disciplina partidista emerge como un elemento crucial que podría definir la continuidad del actual gobierno en el poder o sentenciarlo a una prolongada ausencia de la escena política y social.
La disciplina partidista, en esencia, se refiere a la lealtad y el compromiso de los miembros de un partido político para seguir las directrices, políticas y estrategias establecidas por su partido. En el ámbito político, los partidos son vehículos que representan diversas ideologías y buscan promover sus agendas políticas mediante la elección de candidatos y la toma de decisiones en el gobierno. La disciplina partidista es fundamental para el funcionamiento eficaz de un partido y para avanzar en sus objetivos.
Algunos aspectos esenciales de la disciplina partidista comprenden elementos como la votación colectiva, donde los miembros del partido suelen votar en línea con la posición oficial del partido en cuestiones legislativas o políticas, fortaleciendo la influencia del partido y manteniendo una postura coherente. Además, el apoyo a candidatos del partido a pesar de las diferencias individuales, implica que los miembros del partido respaldan y participan activamente en campañas electorales de los candidatos del partido. La solidaridad interna, aunque puedan existir desacuerdos internos en un partido, la disciplina partidista implica mantener cohesión y unidad en público para evitar divisiones que debiliten al partido. Por último, el cumplimiento de la línea del partido permite que los representantes electos estén sujetos a la disciplina partidista, lo que significa que deben seguir la posición oficial del partido en votaciones y debates, incluso si sus creencias personales difieren.
La disciplina partidista presenta ventajas y desventajas. Por un lado, contribuye a la estabilidad y coherencia en la política, permitiendo que los partidos avancen en sus agendas. Por otro lado, a veces se critica por limitar la independencia de los diputados o por obstaculizar el compromiso y la cooperación bipartidista en temas importantes. La importancia y rigidez de la disciplina partidista pueden variar según el sistema y la cultura política de un país.
Si los argumentos presentados fueran adoptados por algunos colectivos políticos, independientemente del número de miembros en sus filas, la continuidad en el poder del actual partido gobernante se convertiría en una realidad. Sin embargo, es casi inevitable que los miembros de los partidos políticos panameños desconozcan y no respeten la disciplina partidista. Esto parece más un juego macabro de conveniencia política en el que la cantidad de adherentes, los lineamientos y los estatutos partidarios pasan a un segundo plano, y poco se respeta.
Las próximas elecciones ofrecerán la oportunidad de evaluar una vez más la madurez política en este país y lo que nos falta para lograr una democracia plena.