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- 22/01/2018 01:01
Los derechos asertivos
La asertividad es atreverte a decir lo que piensas en forma directa, práctica y sin ofender. A veces en las empresas las quejas corren por los pasillos y al reunirlos para que hablen, nadie dice nada por falta de asertividad. Hay que perder el miedo a expresarse, a no agradar, a ser criticado, a hacer el ridículo (algunos temen que se tomen represalias).
Los derechos asertivos me fascinan, porque rescatan el valor de la comunicación correcta, son los siguientes:
Tengo derecho a: pedir información, cambiar de opinión, ser escuchado y tomado en serio, equivocarme, fracasar y aceptar mis errores, ser tratado con dignidad y respeto, decidir qué hacer con mi tiempo, cuerpo y propiedad, ser independiente, estar solo/a, no ser lógico/a, decidir sin presiones, experimentar y expresar opiniones, sentimientos y creencias, tener éxito y fracasar, decir ‘no lo sé', estar contento/a. Los derechos asertivos son valores esenciales que es necesario defender.
Las distorsiones más frecuentes a la asertividad son: 1.- etiquetar (fulanito es corrupto, menganita es mal portada); 2.- generalizar (todos los políticos son mentirosos; 3.- polarización (solo vemos los extremos o muy malo o muy bueno); 4.- magnificar (exagerar un hecho menor) – minimizar (restar importancia a hechos graves); 5.- comparaciones descalificadoras (tal persona es excelente, tal otra es mediocre) y 6.- personalización (todo gira alrededor de mi persona, la traen contra mí).
En nuestros hogares y escuelas, nos limitan la capacidad de expresarnos, creando a veces seres que son incapaces de expresar sus sentimientos; ya sea que se los tragan, los sufren en silencio o los comentan solo con personas de confianza. En un curso, pusieron un sonido horrible, estridente y nadie decía nada, todos sorprendidos, hasta que la instructora dijo: ‘¿Por qué se aguantan estos sonidos tan ofensivos? ¿Cómo es que nadie se atrevió a preguntar, profesora, por qué nos pone esta música?'. ‘¡Eso es falta de asertividad', nos recalcó, ‘se los puse a propósito; no se aguanten algo que les disgusta!'. ¡Oh qué gran lección!
En los acontecimientos sociopolíticos y manifestaciones masivas de estos días, hemos visto ejemplos de todas las variables de hacer valer los derechos asertivos y de distorsiones en la asertividad. Las expresiones y lemas gritados han sido en momentos críticas en extremo, rebasando los límites de la libertad de expresión.
¿Es este comportamiento masivo, una señal del cambio urgente que necesitan hacer las autoridades respecto al manejo honesto de sus decisiones y bienes del Estado?
Por lo menos, nos queda la evidencia de que nuestros ciudadanos y ciudadanas han perdido el miedo a expresar sus ideas públicamente. Floreció la asertividad.
PSICÓLOGO, ESCRITOR Y DOCENTE.