• 13/06/2022 00:00

¿Quién debe gobernar? A 120 años del nacimiento de K.R. Popper

La cuestión concerniente al problema de la mejor forma de gobierno es de larga data en la historia del pensamiento político y social, la misma lleva implícita una reflexión más básica referida a la interrogante: quién debe gobernar.

La cuestión concerniente al problema de la mejor forma de gobierno es de larga data en la historia del pensamiento político y social, la misma lleva implícita una reflexión más básica referida a la interrogante: quién debe gobernar.

Es en este contexto en el que cobran especial relevancia las reflexiones del filósofo vienés K. R. Popper, autor de la obra Lógica de la investigación de la investigación científica, obra que marca un antes y un después en el marco del clásico debate en torno a la naturaleza del criterio de demarcación entre ciencia y no-ciencia.

Karl R. Popper, de quien se conmemora este año el 120 aniversario de su nacimiento, constituye, sin duda alguna, el más grande e influyente epistemólogo del siglo 20; no obstante, sus reflexiones trascienden el estrecho ámbito de la Filosofía de la ciencia, constituyéndose en uno de los más claros referentes en esa permanente lucha por la construcción de una sociedad mejor.

En efecto, Popper no puede ser considerado, en sentido estricto, un filósofo de la política, es decir, un politólogo; no obstante, sus ideas, reflexiones y aportes en este ámbito, expuestas y publicadas fundamentalmente en tres obras a saber, La sociedad abierta y sus enemigos (1945); La miseria del historicismo; y en busca de un mundo mejor, sumadas a un amplio y variado número de artículos, reseñas, entrevistas, y coloquios sobre Historia, política y sociedad, muchos de los cuales recogidos en la segunda parte de su libro La responsabilidad de vivir, (1994) bajo el título: Reflexiones sobre historia y política, constituyen, sin duda alguna, referentes a la hora de pensar el mundo contemporáneo.

Sin embargo, al margen de lo prolífico de su obra en este ámbito, lo cierto es que la que mayor impacto ha generado sin duda alguna lo es La sociedad abierta y sus enemigos; una de las obras, a juicio de muchos, más importantes de la Filosofía social contemporánea, la cual debiera ser de lectura obligada para todo aquel que pretenda abordar conceptualmente los problemas concernientes al ámbito de la convivencia político/social referidos al mundo contemporáneo.

Resulta importante resaltar las circunstancias culturales que envuelven el período en el que se dedica a la redacción de esta obra, circunstancias marcadas profundamente por la amenaza de las ideas totalitarias en el contexto del avance de las fuerzas hitlerianas, de cara al domino de la casi totalidad de Europa.

Lo que se propone Popper, en consecuencia, es, en primera instancia, comprender y explicar el atractivo de las ideas totalitarias, y, a partir de este marco teórico, evidenciar el peligro de esta amenaza, hacer todo lo posible para minarlo, y promulgar el valor y la importancia de la libertad en el sentido más amplio.

El problema (o pseudoproblema) concerniente a quien debe gobernar.

En el marco de la Filosofía Política, tanto clásica como moderna, ha constituido un lugar común la reflexión en torno a la pregunta quién debe gobernar; frente a la misma se han erigido una diversidad de planteamientos, cada uno de los cuales pretende encontrar su justificación en una variedad de respuestas.

En una entrevista, que le realiza el periodista austriaco Franz Kreuzer y publicada bajo el titulo Sociedad abierta, Universo abierto, este le plantea a Popper la cuestión concerniente a quién debe gobernar, responde que, ¨si bien, esta interrogante, sigue vigente en la actualidad, constituyéndose en la cuestión fundamental de la filosofía Política desde Platón, y frente a la cual se han planteado diversas respuestas a saber: el sabio, el filósofo, los aristócratas; la mayoría, los mejores, el pueblo, etc., todas estas respuesta están equivocadas, dado que es, precisamente, la pregunta la que está equivocada¨ (Popper, K. Sociedad abierta, universo abierto, Tecno, 1984, pp.20-21)

A juicio de Popper, todas las Filosofías Política que conceden legitimidad a esta pregunta se enfrentan con una serie de problemas y objeciones irresolubles, tanto en el ámbito teórico/metodológico, como en el terreno de los hechos, los cuales desaparecen al momento de considerar incorrecta la pregunta y reemplazarla por la cuestión vital a saber: Cómo podemos reducir al mínimo los efectos del mal gobierno.

Más que una Filosofía política, Popper se centra, pues, en la propuesta de una Filosofía de la Democracia.

Sostiene que la democracia debiera ser entendida, no como respuesta a la pregunta quien debería gobernar, sino como una solución al problema de cómo descartar el mal gobierno sin derramamiento de sangre. (Cfr. Popper, K.R. 1995 p. 190)

Sociedad abierta y sociedad cerrada

En El porvenir está abierto (simposium sobre el pensamiento de K. Popper, celebrado en Viena en 1983 ) Popper se refiere a la expresión sociedad abierta, y es claro cuando señala que dicha expresión no ha de entenderse como un determinado tipo de Estado, ni tampoco una forma específica de gobierno, sino como una forma de convivencia humana, una cultura de convivencia enmarcada en la garantía de la libertad de los individuos, la no violencia, la protección y defensa de los derechos de las minorías y de los sectores vulnerables.

La sociedad, así concebida, (SA) encuentra su condición de posibilidad en el contexto de una cultura democrática de gobierno, garantía de libertad de asociación, y el respeto, tolerancia, y promoción de la libre expresión de opiniones, enfoques y creencias diferentes.

En contraste con la sociedad abierta, existe la sociedad cerrada, esta se caracteriza por promover la creencia en los tabúes mágicos, y la anulación de toda forma de pensamiento y actitud crítica con respecto a dichos tabúes.

El problema concerniente al criterio de demarcación entre sociedad abierta y sociedad cerrada.

Dado que la convivencia democrática es consustancial a la sociedad abierta, el problema de la demarcación entre esta y la sociedad cerrada equivale a demarcar entre una democracia y una dictadura.

La ausencia de instituciones fuertes es el rasgo diferenciador de sociedades pseudodemocràticas; la presencia de instituciones fuertes marca las condiciones de posibilidad de la sociedad democrática

Así pues, la idea de democracia como actitud crítica de los gobernados con respecto a los gobernantes se contrapone a la tradicional idea de democracia como gobierno del pueblo.

Es fácil advertir, en este punto, el nexo entre falibilidad del conocimiento humano y sociedad abierta.

Así como no hay conocimiento acabado, ni verdad última e incuestionable; tampoco es concebible la sociedad perfecta, ultima. La sociedad perfecta es la antítesis de la sociedad abierta.

El problema concerniente a ¨¨quién debe gobernar¨ deviene así en un pseudo problema, carente de sentido.

No obstante, la futilidad de esta pregunta, Popper considera que la misma ha sido causa de confusión en el campo de la filosofía política a partir de Platón hasta nuestros días.

Profesor de Filosofía
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