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- 31/12/2025 16:14
El legado de Jimmy Carter, expresidente de Estados Unidos, no solo está marcado por su política exterior o sus esfuerzos por la paz mundial, sino también por su profunda humanidad y su compromiso con la justicia social. “Era una mente brillante que captaba problemas de otros países con una rapidez absolutamente extraordinaria”, expresó el abogado Arturo Hoyos a La Estrella de Panamá.
A lo largo de su vida, Carter dejó una huella imborrable en aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, incluidos muchos panameños que vivieron de cerca su histórica relación con el país, especialmente durante la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977. Su compromiso, según el exvicepresidente Samuel Lewis Navarro, “era llegar a un feliz término” entre ambos territorios.
Para muchos, el presidente Carter fue más que una figura política; fue un hombre de integridad y visión que entendió la importancia de la reconciliación, el respeto y la cooperación internacional, incluso el cargo de presidente. “Él dedicó su vida a varias actividades sociales y de impulso a la democracia, creando el Centro Carter”, explicó Lewis a La Decana.
A través de sus encuentros con diversos líderes y ciudadanos panameños, Carter cultivó lazos que trascendieron la diplomacia. Muchos recordarán con cariño las conversaciones sobre el futuro de una nación que, bajo su liderazgo, acordó con Panamá una transición histórica con la entrega del Canal. Otros lo recuerdan por su sencillez, humildad y entrega que no solo lo caracterizaron durante sus años de presidencia, sino hasta sus últimos días, generando anécdotas y acontecimientos que perdurarán en el tiempo.
El exministro de Asuntos del Canal, Jorge Eduardo Ritter, conoció a Carter alrededor del año 2002 en sus oficinas en Atlanta, Georgia. “Mi propósito era establecer algunas precisiones sobre asuntos que se han hablado de su relación con el general [Omar] Torrijos”, contó.
El político recuerda haberle preguntado al mandatario “si él había hecho una exigencia a condición de firmar los tratados que Panamá volviera a un régimen democrático”, explicó.
“Él me lo negó de una manera contundente, agregando que quienes habían convencido a Torrijos de tomar dicha decisión fueron el mandatario venezolano de aquel entonces, Carlos Andrés Pérez, y su homólogo colombiano Alfonso López Michelsen”.
En cuanto a su personalidad, Ritter señaló a Carter como “amable, abierto, humano y cercano a los problemas del pueblo”.
“Se expresaba con gran cordialidad, simpatía y nostalgia sobre el general Torrijos”, afirmó. “En aquel encuentro me comentó que el oficial de ejército jamás le había dicho una mentira y que nunca le prometía algo que no podía cumplir. Me comentó que durante su presidencia, las dos personas con las que sostuvo mejor comunicación fue con Omar Torrijos y Anwar el-Sadat, presidente de Egipto”, culminó.
Lewis Navarro, quien también fungió como canciller de la República (2004 – 2009), conoció al mandatario estadounidense cuando acompañó a su padre, el diplomático Gabriel Lewis Galindo, a presentar credenciales en Washington en 1977 como embajador de Panamá en Estados Unidos.
“Yo estudiaba en la universidad y acompañé a mi padre a una reunión en la que el presidente Carter se comprometió a abordar la negociación de los tratados con el propósito de terminar en los siguientes meses”, recordó Lewis.
El 7 de septiembre de 1977 se firmaron los tratados Torrijos-Carter ya que, según Lewis Navarro, “el compromiso del mandatario estadounidense era llegar a un feliz término”.
Esa no fue la única vez en que el exvicepresidente de Panamá se reunió con el jefe de Estado estadounidense. “Fui invitado a la Casa Blanca para la primera visita del papa Pablo VI en Washington y durante la presidencia de Carter, tanto mi familia como yo estrechamos una fuerte relación familiar y personal con el mandatario y su familia”, contó a La Decana.
“Al abandonar la presidencia, vino en varias ocasiones a Panamá invitado por mi familia a pasar Año Nuevo en la isla de Contadora”, agregó. “Él dedicó su vida a varias actividades sociales y de impulso a la democracia, creando el Centro Carter”.
Lewis Navarro explicó que al crear dicha organización, el expresidente inició un programa de observación de elecciones democráticas y su primera emisión la realizó en Panamá en 1989 cuando el general Manuel Noriega anuló el conteo de votos antes de que se completaran.
“Carter denunció dicho proceso como no democrático y fraudulento”, expresó Lewis. “Ese fue el inicio de la caída del régimen de Noriega”.
El panameño definió a su amigo estadounidense como “justo, que demostró su compromiso con sus valores democráticos y sociales, no solo como un discurso, sino que lo vivió intensamente y siempre con una gran humildad”.
Lewis recordó cómo en una ocasión Carter lo llevó a su ciudad natal, Plains, Georgia, donde le dio un recorrido por las calles de su infancia, su adolescencia y los inicios de su carrera política. “Fue una oportunidad única que he valorado siempre”, expresó.
En cuanto a qué le apasionaba al mandatario cuando no se encontraba en su puesto de trabajo, Lewis mencionó que “le fascinaban las aves”.
“Le encantaba observarlas y su felicidad era inmensa al conocer las aves que tenemos acá en Panamá”, explicó. “También recuerdo que me pidió ir a bucear con tiburones en la isla de las Perlas en una ocasión”, agregó el político.
“Fue una persona que me enseñó mucho sobre humildad”, dijo. “Llegó a la cúspide del poder mundial y aun así trataba de mantener una vida normal”.
El empresario contó que al acompañar al exmandatario panameño Martín Torrijos como su vicepresidente, Carter le manifestó “el orgullo de ver a los hijos de dos de sus grandes amigos en el legado de ambos y que juntos estuviéramos intentando y trabajando por el bien de Panamá”.
“Era un hombre de mucha fe y valores profundos. Fue alguien que escogió servirle a su pueblo, su país y al mundo”.
Entre los logros que la historia le da, Lewis Navarro mencionó el acuerdo de paz entre Oriente Medio, acontecimiento en el que Carter actuó como mediador entre el presidente egipcio de aquel entonces, Anwar el- Sadat, y el exprimer ministro israelí Menachem Begin, quienes acordaron el fin de décadas de conflictos y firmaron los acuerdos de Camp David en 1978.
“Las convicciones de Carter no solamente estaban en sus discursos, sino en su forma de vivir a diario. Después de que culminara su periodo de presidencia se dedicó a construir casas para los más necesitados, promovió la democracia en todos los países del mundo y ayudó a combatir enfermedades en África. Su vida fue una llena de logros y de demostrar en lo que creía ciegamente”, concluyó Lewis Navarro.
El expresidente panameño Martín Torrijos le contó a La Estrella de Panamá que la relación con su homólogo estadounidense se inició desde que era un niño. “Lo vi en la firma de los tratados, en la Organización de los Estados Americanos (OEA) y luego en la ratificación”, recordó.
Torrijos explicó que durante las elecciones nacionales de 1999 en las que participó, Carter conversó con él y posterior a eso, en las de 2004 cuando el panameño se convirtió en el presidente del país. “Siempre se preocupó por Panamá y su futuro”, dijo.
“Estaba contento de que estuviese participando en las elecciones y siempre hablaba del esfuerzo y sacrificio de mi padre. Me decía que debíamos honrar la reversión del Canal a manos panameñas y cuidar la vía marítima para que Panamá pudiese tener un futuro digno”, agregó.
El exmandatario explicó que para él, “Carter era una figura paternal. Daba mucho consejos y se preocupó no solo por su país sino por la región latinoamericana”.
“Me siento afortunado de haber trabajado con él en distintas esferas”, continuó.
En cuanto a la relación que el exmandatario estadounidense sostuvo con su padre, Torrijos explicó que no tenía muchos recuerdos, pero que sí fue testigo “del respeto y hermandad que se profesaban”.
Arturo Hoyos, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, conoció a Jimmy Carter a inicios de diciembre de 1994. “Fue en el tercer encuentro de Bambito en Chiriquí en el cual se reunieron representantes del Estado, diversos grupos de partidos políticos y civiles”, relató.
“En aquellas discusiones, el entonces ministro de Trabajo y la Fundación del Trabajo presentaron una propuesta de crear una sala laboral en la Corte Suprema de Justicia. Yo intervine y me opuse a dicha idea sobre la base de que había cerca de 70 u 80 casos laborales por año que llegaban a la Corte y se atendían en la Sala Tercera donde yo laboraba, y que por tal motivo el volumen de asuntos no justificaba la creación de dicha sala”, explicó. “Prevaleció mi criterio y se desestimó la idea”.
Hoyos explicó que Carter se encontraba presente en dicho mitin y mostró interés en conversar con él privadamente.
“La reunión duró menos de una hora, pero fue muy extensa. Su interés fundamental era ver cómo él podía ayudar a Panamá, y específicamente a la Corte Suprema, a reconstruir un Estado de derecho y hacer más eficaces los servicios judiciales que se prestaban en el territorio. Lo que sin duda le interesaba era ayudar al país sin ningún motivo de por medio”, aseguró Hoyos.
“Era una mente brillante que captaba problemas de otros países con una rapidez absolutamente extraordinaria”, expresó Hoyos con voz entrecortada. “Su expresión facial, sonrisa y mirada eran las de un hombre genuinamente bueno que no había sido contaminado por el poder de la primera gran potencia”, continuó.
“El día posterior a nuestra conversación, lo vi en el salón de reuniones y me acerqué para despedirme y le dije: ‘qué honor haber trabajado con una persona con tanto poder de convencimiento’. Él rio y me contestó: ‘doctor Hoyos, usted tiene más de persuasión que yo’. Esa respuesta se queda conmigo todavía y revela una humildad extraordinaria. La de un alma sencilla, buena y no contaminada”, aseguró.