• 05/09/2024 00:00

Consideraciones sobre la Caja de Seguro Social

Hay que estudiar los pro y los contra [...] no se puede seguir despilfarrando o robándose los recursos del Seguro Social, pues cada real que no se deposite o desaparezca falta para la compra de una aspirina para un doliente que lo necesita

El problema del Seguro Social tiene una serie de aristas que, a mi entender, los actuales funcionarios escogidos para dirigir el país, en este quinquenio, no han anunciado. Solo hemos escuchado de parte de algunos de ellos que la población total debe prepararse para hacer sacrificios en donde se contempla aumentos en la cotización y en la edad para jubilarse e incluso bajar el porcentaje que recibirán los futuros pensionados y jubilados, pero no han expresado qué medidas tomarán sobre algunos temas muy puntuales que orbitan alrededor de este intrincado asunto que afectará no solo a la población cotizante, sino a todo el país.

Empecemos por las deudas acumuladas que diversos sectores económicos mantienen en la Caja de Seguro Social, como el privado, con unos 150 millones de dólares, mientras que el sector público está moroso con unos 25 millones y el judicial con 135 millones. Parece una suma irrisoria frente a la necesidad de la Caja para atender aquellos programas que experimentan en la actualidad mucho déficit. Pero ¿qué se va a hacer para recuperar esa deuda?, ¿se harán nuevamente decretos que permitan el pago de estas en porcentajes mínimos? Considero que es hora de penalizar el no pago de las cotizaciones de los trabajadores, tanto del sector privado como público, por parte de los responsables.

La vida en Panamá está en alza, con salarios estáticos desde hace más de un decenio que no dan abasto a los constantes aumentos que experimenta la población en materia de alimentación, salud, alto costo de las medicinas, luz, entre otras necesidades vitales. Es importante considerar las experiencias de otras naciones con respecto a la indexación de los salarios. Lograr que, a medida que se va devaluando la moneda, se pueda contar con este recurso para equiparar y/o amortiguar el golpe a la escuálida situación económica de los panameños. Es fácil decir que “todos” debemos hacer sacrificios, pero los voceros de estas medidas son funcionarios con salarios exorbitantes y que probablemente no les afecte en lo mínimo.

Se dice que hay plata en Panamá. Esto es cierto si no hubiesen tantos proyectos, por ejemplo, que se licitan, pero a la postre se dejan abandonados dejando pérdidas económicas al erario, a la par que desaparecen millones de dólares sin que se den explicaciones al respecto. Verbigracia, los $500 millones que depositó la minera en el Banco Nacional o las famosas ayudas económicas del Ifarhu, o los $800 millones pagados por un arroz que nunca existió, entre muchos otros casos que debían ser considerados como peculado. ¿Hay alguien preso por ello? ¿Se está investigando este asalto a las finanzas públicas? No.

También es oportuno evaluar el sistema de salud en Panamá. Prácticamente, tenemos tres sistemas: el privado, el de la Caja de Seguro Social y el del Minsa. No es posible generar recursos para los dos últimos sistemas. Las cuotas que pagan los trabajadores están siendo cada vez menos, comparadas con años anteriores, y el país está pasando por una etapa donde la economía no avanza a la velocidad que queremos. Al final, ambos sistemas de salud están brindando un servicio no óptimo, pues ni en la Caja ni en los centros de salud y hospitales se logra dar una atención al doliente de primera calidad. Por el contrario, marchan cojeando desde hace buen rato.

Es pertinente también atacar el problema de salud desde su raíz. Se han preguntado ¿por qué tantos dolientes colman las salas de hemodiálisis en Panamá?, ¿qué sucede al respecto?, o ¿por qué la incidencia de cáncer en la población? Hay provincias donde la prevalencia de estas enfermedades es mayor a otras regiones. Y las estadísticas lo demuestran. Entonces, se deben apoyar investigaciones que aporten luces sobre el porqué de esta incidencia, atacar el problema con medicina preventiva en esas regiones y a nivel nacional.

No se puede solucionar el problema tomando el camino fácil, pues este va mucho más allá de establecer aumentos y medidas que redundarían en serias objeciones de parte de la clase trabajadora, ya que verían afectadas sus escuálidas entradas económicas. Hay que estudiar los pro y los contra de ellas, y no se puede seguir despilfarrando o robándose los recursos del Seguro Social, pues cada real que no se deposite o desaparezca falta para la compra de una aspirina para un doliente que lo necesita. Se deben subsanar estos y otros temas que orbitan alrededor de este grave asunto, con el fin de lograr que la población doliente, principal motivo de la existencia del Seguro Social, sea atendida eficientemente, brindándoles un servicio de calidad por la que pagan religiosamente cada quincena. La fórmula por tomar debe ser cónsona con la sostenibilidad en el tiempo de los servicios que brinda esta importante institución social.

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